¿Sabéis esa sensación de absoluta superioridad de “puedo hacer lo que me de la gana por que voy a haceros pasar la noche de vuestra vida? Pues bienvenidos a una nueva demostración de este pequeño y enorme tipo nacido en Bilbao hace cincuenta y seis años llamado Adolfo Cabrales, alias “Fito”. Y es que le da igual patearte el culo en un Wizink repleto hasta la bandera que hacerlo a escala reducida en un acogedor Circo Price. Apenas un par de minutos pasadas las 8 de la tarde noche, las luces del circo cesaban su actividad para dar la bienvenida a una banda con mayúsculas, por que eso es lo que son estos Fitipaldis.
Era la primera de las cuatro noches en las que Fito ha colgado el cartel de “AGOTADO” en Madrid, como ha hecho en el resto de la gira, y como no podía ser de otra manera el recibimiento fue atronador. Aprovechando el formato y la cercanía Fito ofrece la posibilidad al espectador a sentir de una forma mas intima sus letras, su estilo, su pasión y, además, de regalo para el buen gusto, dejar que su banda y los muchachos de Fetén Fetén que le acompañan sobre el escenario, Diego y Jorge, puedan llevarse su momento de gloria…y con todo el merecimiento. Y es que a nadie va a sorprender ya lo de Carlos Raya, a no ser que vengas de otro planeta, ni aunque toque una especie de Laúd Árabe para hacer una introducción magistral en “A la luna se le ve el ombligo”, o que salga corriendo pasillo central adelante para saludar a las primeras filas de la grada.
Fito & Fitipaldis
Otra cosa es cuando Diego Galaz empieza a dar un recital de violín que te deja perplejo llevándose unas calurosas ovaciones, o cuando llega la parte mas tranquila del concierto en su ecuador, aproximadamente, momento en que su primer disco en solitario, “A puerta cerrada”, cobra protagonismo, un protagonismo que reclaman para si Fetén Fetén con su tema “Me quedo aquí”, descrita por Fito como “la canción más bonita que jamás he cantado o cuando Diego agarra una “Sierra” para dar unas notas. Nada que envidiar al Jorge Arribas Show, que armado de su acordeón y con el beneplácito del maestro, decide darse una vuelta vacilando al personal con pequeños guiños a temas míticos de sobra conocidos por todos y que no os voy a contar por que hay que vivirlo.
Normalmente Fito no es un tipo de charlas pero es que no recuerdo muchos más comentarios que un “Sois una puta bendición, siempre lo digo” en toda la noche, y tampoco pasa nada porque nos faltaba tiempo para escuchar todo lo que queríamos oír, aunque como no podía ser de otra forma fue la ultima media hora de show la que se llevo las mayores ovaciones y es que, aunque a algunos “nos moleste”, es cuando suenan los temas mainstream que son los únicos que van a ver algunos espectadores, hay que entenderlo y tiene que ser asi, que le vamos a hacer. Tampoco debemos alzar la voz por un “Soldadito marinero” porque al final el caso es quejarnos, tanto si nuestros artistas favoritos no tienen reconocimiento como si lo tienen por canciones asi, por lo tanto, benditas sean si nos permiten disfrutar de ellos sobre un escenario.
Fito & Fitipaldis
No me gusta contar set list, ni tan siquiera desgranaros con pelos y señales lo que sucede sobre el escenario, eso es como hacerte spoilers de tu serie favorita, por lo tanto, basándome en sentimientos que es de lo que al final estamos hechos todos, solo puedo decir… que viva la madre que te pario Adolfo Cabrales. Da igual las veces que le veas, da igual el formato, el estilo, el set list, da igual, yo me rindo a tus pies, me uno a tus compañeros de escenario en el momento de hacerte reverencias y venerarte al máximo antes de dejar vacío y en silencio las tablas de un lugar tan mítico y sagrado como nuestro Teatro Circo Price.