Ante la amplísima oferta musical de esta semana en Madrid, costaba decidir qué concierto cubrir, pero cuando una de las opciones son los madrileños NoProcede, que actuaban en la Sala Copérnico dentro de la programación de la primera edición del Bee Week Festa, la decisión se vuelve increíblemente fácil de tomar.
Dicen que se puede anticipar la calidad de un restaurante de carretera en función del número de camiones aparcados. De igual manera, podemos hacernos una idea bastante aproximada de lo que vamos en ver en un concierto a partir del número de músicos que se encuentren entre el público. Y cuando tienes al lado al trompetista de Balkan Bomba y detrás al guitarrista de Eruktogatos y al baterista de Adestono junto con el bajista de Nadye, sabes que has elegido el concierto adecuado.
Noprocede
La formación, que había estrenado recientemente y con gran aceptación los singles “Disfraz de hielo” y “Espuma de metralla” volvía a jugar como local tras el memorable concierto de junio en el que nos despedimos del Komodo; y aunque se trataba de un jueves y de un evento que había tenido, relativamente, poca promoción, la respuesta de los incondicionales de la banda llevó a llenar aproximadamente el ochenta por ciento de la sala.
Pasaban las 21:15 cuando los acordes de “Mentir por dentro” abrieron un show en el que los músicos salieron con todo desde el principio, recibiendo a cambio un nivel de entrega por parte del público que generó una atmósfera imposible de describir con palabras.
Durante los minutos siguientes el nivel de euforia fue aumentando exponencialmente y para cuando llegamos a “De mecha corta” la desinhibición y las ganas de divertirse imperaban en la sala recordando aquella máxima de William Butler que rezaba “there´s no strangers here, only Friends you haven´t yet met”. Resultaba imposible ver un solo cuerpo quieto ni una cara que no estuviera sonriendo o cantando, o ambas cosas a la vez.
Noprocede
Hacia la mitad del concierto fue presentado en sociedad ante el público madrileño el single “Disfraz de hielo”, que fue coreado por la práctica totalidad de una sala que traía los deberes hechos y quería demostrarlo. A continuación se hizo una sentida mención a todas aquellas personas que durante la pandemia trabajaron duro y arriesgaron vidas, así como a aquellas personas que la perdieron; a las que se les dedicó una desgarradora interpretación de “Ciudad olvido” que hubiera hecho emocionarse hasta a una piedra.
La segunda parte del show se compuso de los temas más representativos de la discografía de la banda, como “El karma de los gatos”, “Fracasar mejor” o el himno “Ser eternos”; intercalando su último lanzamiento “Espuma de metralla” durante el cual se repartieron varias decenas de estropajos metálicos (esperemos que de manera simbólica y sin segundas intenciones… )
“Modo experto”, “Miedo al miedo” y “Echarte de más” fueron los tres últimos asaltos de un encarnizado combate en el que músicos y público empataron a los puntos; razón por la cuál hubo que decidir vencedor añadiendo su muy particular versión de “Amores de barra” de Ella Baila Sola, que terminó con ambos contendientes en pie, pero exhaustos; y muy visiblemente satisfechos de haber disfrutado de una increíble noche de rock, aunque fuera jueves.
Habrá que ir buscando fecha para el combate de revancha.