Pocos artistas hay en la escena rockera estatal como El Drogas, uno de los fundadores de los míticos Barricada y que ya se ha labrado una buena carrera en solitario desde su marcha de la banda navarra, logrando que las canciones de sus discos más recientes vayan calando poco a poco entre los seguidores de la extinta formación y los que puedan haberle conocido después.

Pero no nos engañemos, pese a que en sus conciertos interprete mayoritariamente temas de su aventura en solitario, casi todos con muy buenas entradas de público, es cuando suenan las canciones de los Barri cuando la gente enloquece, y, aprovechando el 40 aniversario de la fundación de la citada formación, se aventuró en una extensa gira en donde iba a recorrer su trayectoria en el citado grupo exclusivamente, lo que ha hecho que las entradas se hayan vendido como rosquillas, con sold out en la mayoría de las fechas.

Afortunadamente Cantabria tampoco se quedó fuera de esta histórica gira, vendiéndose las entradas con antelación de un concierto que iba a tener lugar en Santander, en el mismo Escenario Santander en donde actuaron solo un mes antes del confinamiento y a donde yo regresaba tan solo quince días después de mi anterior visita.

Lo cierto es que ni la pandemia impidió que el artista navarro visitase Cantabria, viéndole en uno de los primeros conciertos que se hicieron en Torrelavega tras el confinamiento, en julio del 2020, y, un año después, en la que sería última edición, al menos hasta la fecha, del Rebujas Rock.

Nada más llegar al citado local se podía apreciar ese ambiente de día grande, con muchas personas ya dentro del recinto y en las inmediaciones del mismo, en donde se podía ver muchos veteranos seguidores de la histórica banda, y es que esta vez bajábamos la media, esperando el comienzo de un evento, que arrancaría solamente unos minutos después de la hora fijada.

Y lo haría con una intro grabada en la que nos pedían que mirásemos para el escenario y no para otro lado, apareciendo sobe el mismo Txus Maraví a la guitarra y coros, Eugenio Aristu “Flako” al bajo y coros, Brigi Duque a la batería y, por supuesto, Enrique Villarreal “El Drogas” a la voz, lanzándose directamente a tocar “En la silla eléctrica”, la canción que abría su “Noche de Rock & Roll” de 1983, su ópera prima, y que puso a todo el mundo a botar de primeras, con la gente disfrutando y gozándolo, siendo seguida, como en dicho álbum, por “Esperando en un billar”, muy cantada, como lo serían casi todas, y es que es una pieza muy emblemática de esta primera etapa de la banda y no tantas veces interpretada en directo.

Personalmente siempre le he tenido mucho cariño al disco “Barrio conflictivo”, de 1985, y quizás en parte sea por el tema que le daba nombre, el cual sería el siguiente en sonar, un verdadero himno y que fue coreado por todos, con ese intenso final, para, sin apenas pausa, continuar con su compañera de plástico “Mañana será igual”, dándola un toque personal y con un gran solo guitarra como guinda.

Nos saludaron, diciendo que ya había ganas de volver a esta tierra y que venían a liarla, siendo el turno de “Contra la pared”, la que abría su tercer trabajo, “No hay tregua” de 1986, con ese conocido inicio que nos hizo a todos rejuvenecer un poco y con un Brigi inmenso, para continuar el recorrido por la discografía de este histórico grupo con “No sé qué hacer contigo” de 1987, que fue con el que supe de la existencia de la banda, aunque todavía no los escucharía hasta su siguiente trabajo, siendo precisamente el tema título el que caería en este momento, con El Drogas sobre los altavoces situados entre el escenario y el público, corte que fue muy coreado y bailado.

Precisamente en ese disco de hace 36 años iba a publicarse “Bahía de Pasaia”, un corte que fue censurado por la compañía discográfica por tratar una temática que podía molestar a los poderes fácticos, un verdadero temazo que habla alto y claro y que dice las cosas por su nombre, para pasar a otra pieza de ese mismo álbum, como es “A toda velocidad”, aquella canción que dedicaron al siempre añorado Natxo Cicatriz, y que fue muy cantada y que sonó muy intensa.

En toda gran banda siempre hay una canción que, por la razón que sea, no acabó de triunfar como otras, pero que, sin embargo, a ti te gusta mucho, como es el caso de “Ninguna bandera”, publicada en aquel “Por instinto” de 1991, con el grupo ya en pleno fenómeno de ventas, y que fue tocada esta noche a toda pastilla, dándola un toque personal, para avanzar a la última etapa de la banda con aquel “Sofokao”, que abría el “Hombre mate hombre” del 2004, con El Drogas sin parar de gesticular y así ganarse a un público que acogió muy bien dicho corte.

Con sus habituales exclamaciones de “a gusto” entre canción y canción, llegaba el momento de otro emotivo tema recogido en su obra de hace 32 años, el siempre esperado “Deja que esto no acabe nunca”, que fue cantado a capela casi entera por el público y es que es un himno, que tuvo un prolongado final, siendo seguido por “No sé bien por qué” del “Balas blancas”, con ese comienzo tan relajado y que suavizó en parte la velada, aunque el público le acogió muy bien.

Un disco que fue muy controvertido cuando se publicó fue “La araña”, de 1994, donde el grupo buscó dar un giro en su sonido, lo cual no fue muy entendido en esa época, pero que contenía temazos como “Problemas”, con ese clásico sonido de guitarra y que fue muy cantado, al menos en la zona en la que yo estaba, para recordarnos que “El sol no calienta por igual en todas las cabezas, si no que pregunten al que está bajo nuestro pie”, como dice el inicio de “Víctima”, de aquel “Acción directa” del 2000, con el que recuperaron parte del favor del público cuando fue editado, siendo muy celebrado, como siempre que es interpretado en vivo.

Da igual quien canté “Rojo”, la canción que daba nombre a su disco de 1988, ya que siempre me acordaré de Boni cuando suena esta pieza, una de mis favoritas de siempre, con ese sonido de guitarra tan característico y que fue muy celebrada, para, sin pausa alguna, continuar con “Por salir corriendo”, de aquel “Pasión por el ruido” de 1989 y que tan bien ha funcionado siempre en directo.

El Drogas se mostró una vez más a gusto e ironizando sobre que había venido pensando que tenía 26 años, para recuperar ese “Sean bienvenidos”, de su obra del 2004, dedicada a esa pareja que se llama soledad, con un comienzo muy fuerte y cañero, para, sin pausa alguna, ser el turno de “Objetivo a rendir”, otra de las canciones fácilmente reconocibles de la banda, presente en su disco de 1989, muy celebrada y coreada por todos los presentes.

El cantante se hizo con esos bastones que suele mover en su más reciente etapa en solitario, mientras Brigi iniciaba “Tentando a la suerte”, el que cerraba su disco de 1987, agitando los mismos con mucha velocidad para deleite de un público que estaba gozándolo, antes de dedicar la siguiente pieza, “Campo amargo”, de su genial “No hay tregua”, a los trabajadores de Aspla en Torrelavega, que llevaban casi 50 días en huelga, la cual, por cierto, concluiría horas después, animando a seguir pelando contra los que se llenan los bolsillos, otra de las que forman parte de mi banda sonora desde finales de los 80.

Haciendo corear a la gente, llegaba el turno de “Cuidado con el perro”, de su disco de 1988, con ese inicio tan prolongado, muy cantada y con un gran solo de guitarra, mientras El Drogas hacía, al finalizar la misma, gestos con las manos de ladrar, llegando, a continuación, uno de los momentos más esperados de siempre en sus conciertos, sobre todo  para los seguidores de su primera etapa, y es cuando se oyen los primeros acordes de “Okupación”, de esa obra que cumple 37 años y que, lógicamente, fue muy bien recibida.

No había casi pausa entre tema y tema y ahora llegaba aquel “Tan fácil”, que daba inicio a su trabajo de 1989, con ese comienzo tan guitarrero y que siempre fue un corte que gustó mucho, pasando a cantar, solo arropado por el bajo, el clásico “Land of a thousand dances” de Ted Nugent y vacilando con ella, antes de enlazarla con “La hora del carnaval”, otra del genial disco “Rojo” y que fue cantada por toda la sala prácticamente en solitario.

Regresando a los orígenes de la banda, turno para ese segundo disco, en el que se incluía la genial “Lentejuelas”, un temazo que fue muy cantado, para subirse Txus y El Drogas encima de esos altavoces situados delante del escenario para cantar “Todos mirando”, el corte que abría su trabajo del año 1987, otro tema conocido por todo el mundo y en el que siguieron interactuando con una concurrencia que estaba disfrutando de aquello por todo lo alto.

Se tomaron un breve respiro, haciéndose de rogar antes de comenzar a sonar el conocido “Oveja negra”, de aquel disco de hace 31 años, muy celebrado y terminado al grito de “siempre oveja negra”, para animar a Txus a que metiese caña, que todavía les daba tiempo a cenar en casa, siendo el turno de ese himno, que en tantas juergas nos ha acompañado a todos, como es “En blanco y negro”, de su obra de 1991, el cual provocó la fiesta total, con la gente cantando a capela el estribillo y la banda presentando a los músicos y prolongado el final, mientras iban interactuando con la concurrencia.

Tras saludarnos, se fueron del escenario, haciéndose un poco de rogar, para regresar al grito de “a gusto”, siendo el turno de otro himno, como es “Esta es una noche de Rock & Roll”, de su primer trabajo, muy intenso y cañero, con El Drogas tocando la batería un poco durante ese genial solo de guitarra, dando paso a ese redoble de batería tan característico, que dio paso a “Animal caliente”, de su obra de hace ahora 35 años, cantada por el público y dándole un toque diferente a la original.

Pero si hay un himno de la banda para todos los que los descubrimos en los años 80 es “No hay tregua”, que daba nombre a su disco de 1986 y que fue dedicado al que siempre la cantaba, en referencia al fallecido y añorado Boni, cantada por todo el mundo y ralentizando el corte un poco al final, para llegar al final de la velada con Txus y El Drogas de nuevo situándose sobre los altavoces, para ese esperado y cantado “Esta noche”, que cerraba también su álbum “Rojo”, muy coreado y prolongado, con los músicos dejando poco a poco sus instrumentos, llevando El Drogas un bombo de Brigi a su espalda a modo procesión de semana santa, con Brigi golpeándolo.

De esta manera y tras algo más de dos horas y 33 canciones, concluía esta actuación de El Drogas y su banda, saludándonos desde el escenario, mientras sonaba por los altavoces el “Te estoy amando locamente” de Las Grecas, que fue bailado y cantado arriba y abajo del escenario, poniendo así el punto y final a este concierto, que podría calificar como impresionante, ya que nos ofrecieron lo que veníamos a buscar, pero con mucha entrega y calidad.  

Al margen del típico yo pondría o yo quitaría tal o cual canción, básicamente todos los clásicos esenciales de Barricada sonaron esa noche, obviando solamente los discos “Insolencia” de 1996 y el “Bésame” del 2002 de los 14 trabajos de estudio que El Drogas grabó con el mítico grupo, dándoles a muchos de los temas un ligero cambio, pero que no hizo sino dar un toque personal a estas históricas composiciones.  

El concierto se pasó muy rápido y fue muy intenso, dándonos la sensación de que, quizás, fuera la última vez que íbamos a escuchar muchos de estos temas cantados por El Drogas, lógicamente más centrado en su actual aventura en solitario y en los grandes discos que está publicando, que en recordar lo grabado hace décadas; quien sabe si para el 50 aniversario…

Sea cantando temas de su actual etapa, de Barricada o un poco de todo, El Drogas y su banda nunca fallan en directo y la gente disfruta con ellos y esta noche lo pudimos volver a comprobar.

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Tras adquirir algo de merchán del grupo, me fui con una sonrisa de oreja a oreja por lo allí vivido esta noche, donde muchos rejuvenecimos más de 30 años, otros quizás no tantos, pero todos recordamos aquellas primeras fiestas en las que la música de los Barricada era parte de ellas y todo ello gracias a una formación que supo llegar a varias generaciones y que, pese a estar ya extinta, esta noche volvió a sonar en directo gracia a El Drogas y su banda, que llenaron el Escenario Santander, el cual, por cierto, este sábado se quedó pequeño.