Asistir a un concierto de Bob Dylan hoy día, es como asistir a una cita romántica e íntima, teníamos un lugar y una hora, las 20:00H, el lugar, el gran auditorio de Fibes, teatro para las grandes ocasiones en la capital; Antes deberíamos pasar un control de seguridad en el cual pondríamos los teléfonos móviles en una funda opaca con cierre electrónico para evitar el uso de ello durante todo el concierto, hay que decir que había una zona habilitada fuera del recinto para aquel que lo necesitara; Después de ello tomaríamos asiento en unas butacas bastante cómodas, donde veríamos todo el espectáculo que el maestro nos tenía preparado. Como ya es sabido desde hace años, Dylan no es amigo de los documentos gráficos, y no solo imposibilita el uso de móviles en sus conciertos, tampoco quiere fotógrafos que puedan testimoniar el evento, por ello esta crónica carecerá de imágenes del concierto y sólo nos centraremos en contaros que tal fue la experiencia.

Como he comentado antes, para mi ir a un concierto de Bob Dylan, y más en un teatro como Fibes, es una cita romántica, la cual no quieres que se acabe nunca, a pesar de que la conexión entre los 2 no haya fluido en toda la noche, pero es demasiado el atractivo musical para no despegar ojo.

El maestro llega, rodeado de músicos que se llevan todo el concierto tocando en dirección a él, con una luz tenue rojiza al fondo con el telón bajado. Sentado a veces, otras de pie, toca el piano y canta son su voz tan conocida que uno lleva escuchándola toda una vida. Así empezó con “Watching The River Flow”, los sonidos más bluseros y su voz rasgada, más aún con el paso de los años, silenciaba a todo el teatro. No saludó, aunque no hacía falta que lo hiciera, pues ya mostraba su respeto manteniéndose de pie durante todas las canciones mientras tocaba el piano, para que no ocultarse tras el. “Most Likely You Go Your Way and I'll Go Mine” y “I Contain Multitudes” donde pudimos escuchar al Dylan más íntimo y de sus trabajos más recientes “Rough and Rowdy Ways” (2020), que sería el disco el cual ha dado vida a esta gira que aún está haciendo, por supuesto no sería el único corte, el siguiente “False Prophet” también sería extraído de dicho trabajo; Como se puede esperar de este tipo de conciertos, el sonido fue impecable, más aún con una genial acústica que disfrutamos en el teatro, y todo hay que decirlo, se agradece no tener móviles por delante todo el tiempo grabando y haciendo fotos...

Uno de los momentos más emotivos, pero corto, fue en “To Be Alone With You”, y no porque sea una de las canciones más reconocible del maestro, si no porque tuvo el detalle de sacar su armónica y deleitarnos unos segundos con ella, el público enloqueció con ella, como si de “Hurricane” se tratase, y es que no, por mucho que lo soñásemos, esa noche no sonó ninguno de sus “himnos” más reconocibles, tirando de nostalgia pudimos escuchar una nítida “Gotta Serve Somebody”, las siguientes “Mother of Muses”, “Key West” o “That Old Black Magic” ya fueron de sus trabajos más recientes.  El concierto se acababa, y no porque Dylan amagara con irse o dijera que ya quedaba poco... si no porque sabíamos la duración y el setlist matemático que venía tocando, sólo hay un tema que va variando depende de la ciudad, en Sevilla fue “That Old Black Magic”, que unos días antes en Madrid no sonó. “Goodbye Jimmy Reed” fue el último tema escogido, casi de despedida, del “Rough and Rowdy Ways”, y ahora si para acabar, algo más añejo “Every Grain of Sand” que ya sonaba a comienzos de los años 80.

Y con todo ello, la cita acabó, Bob se despidió tímidamente de un público en pie entregado al maestro, quizás se le pudo intuir un gracias en sus labios, o eso queremos pensar, que al menos nos miró a los ojos para decirnos un adiós, quizás por última vez para muchos, otros lo verían seguramente al día siguiente, haciendo doblete, de nuevo en Sevilla, pero está claro que Dylan, a sus 82 años, no le quedará mucho carrete en los escenarios y en cualquier momento anunciará que no dará más conciertos. No tocó sus clásicos más populares, pero eso ya se sabía, de hecho es algo que hace (o no hace) desde bastantes años atrás, así que poca sorpresa con ello, aunque no por ello, al que escribe, le de rabia de ello, no obstante, respetamos al maestro, icono mundial, poeta y leyenda viva de la música. Por muchos años más en los escenarios, gracias.