La verdad es que tiene delito que, siendo de Cantabria y habiendo disfrutado de conciertos de multitud de grupos locales, de mayor o menor nombre, todavía no hubiera visto a Crystal Moors en vivo, y eso que llevan la friolera de 28 años en activo, si contamos sus orígenes con otros nombres, o 24, si tenemos en cuenta la actual denominación, una banda que ha sabido hacerse un nombre dentro de nuestra tierruca y también fuera de ella, con ese Black Metal pagano que practican y que, en los últimos años, ha derivado hacia una sonido más celta y acústico.
Lógicamente, la banda ha contado con varios cambios en sus filas a lo largo de estos años, quedando su formación, en la actualidad, integrada por Lavín “Uruksoth”, voz, Enrique Gándara “Abathor”, guitarra y voces, Eduardo Martínez “Thorgen”, bajo y voces, David Pérez, bouzuki, flauta y voces, “Charlie” Pérez, batería y voces, e Irene Sánchez “Filandera”, violín y voces, que fueron los que se presentaron ante nosotros esa noche.
Su discografía es muy extensa, compuesta por las demos “Thy Gift of Ravens”, del 1999, “At the Moon Realm's Gate”, del 2000, y “Dominion of the Ancient Seal”, del 2001, los discos “Antiqvam Exqvirite Matrem”, del 2008, “Circle of the Five Serpents”, del 2011, “The Mountain Will Forgive Us”, del 2016 y ese “Tierra. Sangre. Raíces”, de este 2023 y que nos iban a presentar, además del Ep, “The Unconquered Land”, del 2003, los splits “Nabia Orebia / Oroimenaren Sustraiak”, del 2007, y “Árguma / Ophiusa”, del 2018, y los singles “Bisontes de Piedra” y “Yersinia Pestis”, ambos del 2021.
CrystalMoors
Llegué sobre la hora fijada en los carteles a la Sala Niágara de Santander, lugar en donde iba a tener lugar el evento, y a donde regresaba casi un mes después de mi anterior visita, siendo la segunda vez que esta web iba a hacer una crónica de un concierto del ahora sexteto, tras haberlo hecho Jorge hace casi 4 años en la añorada Black Bird.
Hubo que esperar más de una hora para que aquello se iniciase, sonado esa intro llamada “Magosto's Harvest”, de su actual disco, comenzando a sonar la batería, con todos los músicos, salvo Filandera y David, sentados, tomando posiciones, para unirse, como en dicha obra, con “1594”, con el violín dándole entrada, una canción muy movida, con Uruksoth cantando con energía, mostrándonos una muy buena combinación de coros y siendo una pieza muy potente y que acabó en seco.
Se presentaron y recordaron que venían a presentar este nuevo trabajo, agradeciéndonos nuestra asistencia, y es que éramos muchos los que allí nos habíamos congregado, siendo el turno de “Crown of Wolves”, que aparecía en su tercera demo, pero que la dieron una nueva visión, junto a otros cortes, en su disco del 2016, la cual empezó relajada, con su vocalista cantando como susurrando, junto a unos muy buenos coros, un verdadero himno, que se fue intensificando y contando con mucha potencia en la parte final, para anunciarnos que la siguiente era una de las del nuevo álbum y es que llegaba el momento de “Cantábrico. The Coffin of the Old Man”, que empezó tranquila, pero que luego cogió más intensidad y fuerza, para relajarse levemente, aunque acelerándose más adelante, con un bello sonido y con el bajo tomando mucho protagonismo.
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Nos recordaron la pandemia que hemos pasado estos últimos años y en donde, ellos, como otros grupo, hicieron algunas cosas para seguir en el candelero y en su caso fue ese tema llamado “Yersinia Pestis”, que no aparece en el disco, el cual empezó animado, con una voz muy cruda y potente, siendo una muy buena composición, con muchos matices, para pasar a recordar aquel especial concierto que dieron en el aniversario del Museo Altamira gracias a la gente de Noche de Rock, siendo el momento de “Bisontes de piedra”, también presente en este trabajo y que está unido con aquel acontecimiento, agradeciendo la labor de los medios allí presentes, un temazo, muy intenso y que en directo te pone la piel de gallina con esa sentida interpretación; una maravilla.
Avisaron de que era el momento de ponerse tierno y es que llegaba “The Mountain Will Forgive Us”, la pieza que daba nombre a su obra de hace 7 años, sin Filandera en su inicio, cantando Thorgen y Abathor, con intensidad, pero al mismo tiempo tranquila, ganando velocidad en la segunda parte, ya con violín, una canción muy bonita y que gustó mucho a los allí presentes, que estábamos disfrutando como niños pequeños con lo que estábamos viviendo, para regresar a ese nuevo trabajo, que hoy estrenaban, con “The Sun of the Dead”, recordando que tenían un puesto de merchán allí para hacernos con material de la banda, empezando con fuerza, gracias al sonido de la batería, siendo un corte muy bailable y animado, con ese aire festivo y con la gente dando palmas y disfrutando de ese momento tan especial.
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Sin dejar ese gran disco que acaban de publicar, quizás de los mejores que se han publicado en Cantabria en lo que va de año, llegaba el turno de la que le da nombre, es decir, “Tierra. Sangre. Raíces”, muy pegadiza y coreada por todos los asistentes, siendo una canción muy contundente y potente y con esa energía que mostraban a la hora de recitar su estribillo, pasando a dedicar la siguiente pieza, “Over the Same Land”, de su obra de hace 7 años, a los ex miembros de la banda allí presentes, empezando relajada, pero dinámica, con unos muy buenos coros, con mucha fuerza y con un bello final, en otro de los momentos mágicos de la noche.
Nos avisaron de que iban a ir acabando, siendo el turno de otra mítica, como fue anunciada “Greyland Lábaro”, que abría su disco del 2011 y que luego fue revisada para el de hace 7 años, en la que nos pidieron palmas, empezando con una contundente batería y un ritmo machacón, ganando intensidad y fuerza y levantándose Lavín, en la parte final, para meternos más en situación, pasando a recordar su puesto de merchán y despedirse con “The Mountain”, de su trabajo del 2016, empezando relajada, con un buen sonido del bajo, como durante toda la noche, y esas voces susurrantes, ganando luego fuerza y que fue muy celebrada e intensa.
Y, aunque se despidieron, los presentes querían más, así que, ni cortos ni perezosos, se situaron entre el público, pidiéndonos que les hiciésemos un hueco, siendo el turno de volver a escuchar “Tierra. Sangre. Raíces”, la canción que da nombre a su actual disco, lográndose una versión todavía más íntima, cantando a capela, y con una comunión total entre los presentes y la banda.
CrystalMoors
De esta forma tan especial y después de algo más de una hora de actuación, concluía la vedada de unos Crystal Moors que dieron un grandísimo concierto, realmente espectacular, demostrándonos su enorme calidad y lo original de su propuesta, y es que lo que vivimos allí ese día es de esas experiencias que no quieres que acaben nunca por lo especial e irrepetible de la misma.
Me quedé fascinado con la puesta en escena de unos Crystal Moors que demostraron, no solo que son unos músicos excepcionales, algo que está más que contrastado, sino que saben trasmitirnos esa magia que sale de sus voces e instrumentos, para que seamos parte de este ritual, que es lo que es un concierto de ellos, con momentos más intensos y otros más relajados, pero todos ellos especiales.
Os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver en directo a Crystal Moors, una banda que, esa noche de sábado, dieron uno de los mejores conciertos que he visto en este año.
Después de terminar el concierto y con el ultimo cd, que había adquirido con la entrada debajo del brazo, me quedé todavía un rato asimilando lo que acababa de vivir, comentándolo con alguno de los presentes, y arrepintiéndome de no haberlos visto anteriormente en directo, pero alguna vez tiene que ser la primera y que primera; de verdad que fue una verdadera maravilla la actuación que dieron Crystal Moors, en una Sala Niágara que sigue apostando por la música en vivo en sus diferentes estilos. Por más noches así.