¡Volvemos al botánico! Creo que pocos festivales me gustan mas que este, por comodidad y calidad de su cartel. En esta ocasión la banda de Denver, The Lumineers ofrecían el primero de sus dos conciertos del cartel, su ultima visita a la capital fue un lleno del Wizink Center por lo que no ha sorprendido a nadie que hayan rozando el Sold Out para ambas citas. La espera se hizo algo larga ya que antes de la banda pisara el escenario del Real Jardín Botánico Alfonso XIII era el turno de Abraham Alexander.

Unas veces se gana y otras se pierde, es este caso no tuvimos mucha suerte. El concierto de Alexander no llego a conectar en ningún momento con el público, quizás si me tuviera que quedar con algún momento seria con la versión del “Wicked Games” de Chris Isaak, que por cierto es un nombre que esta en el festival de este año, como el instante en el que consiguió algo más de atención. Y es que el desconocimiento y el poco feeling con el que interpreto sus canciones dejo al respetable tremendamente frio.

Pero la fiesta empezaba a las 22:00 horas, con un escenario nunca visto en el Botánico, con pasarela que se adentraba entre el público, los de Texas aparecían para poner patas arriba aquello con su elegancia habitual al ritmo de “Brightside”, tema que da título también al que es hasta la fecha su ultimo lanzamiento. ¿Habéis escuchado esa frase de “La belleza de la simplicidad”? pues bienvenidos al universo The Lumineers. Pero ojo, que no se me malentienda con lo de “simplicidad”, es referido a que no se necesitan mil notas por segundo, virtuosismos, fuegos de artificio ni cabriolas, bueno de estas alguna si hace Ben Wahamaki, que espectáculo de tipo, ¡si pego yo el salto que metió desde lo alto de su teclado incluyendo la altura de los tres escalones que tenía el escenario aún está el SAMUR intentando sacarme del escenario…y descalzo!

La admiración que tienen los fans por Wesley  se transforma en respeto absoluto cuando mientras interpreta “Never Really Mine” al borde de la pasarela decide darse un paseo entre la abarrotada pista chocando la mano con el respetable como si nada, con total tranquilidad por ambos lados. Y es que el cariño es reciproco, tanto banda como publico se muestran agradecidos por lo vivido, unos en forma de música y los otros en aplausos. Creo que no hay mejor manera de explicaros lo que es The Lumineers que lo sucedido durante “Submarine”, y que no es el único momento en el que sucede, pero si quizás de los más evidentes, y es que para la interpretación del tema hay un intercambio generalizado de instrumentos, prácticamente nadie está en su sitio “original”, tremendo, que pedazo de músicos.  

The Lumineers llegaron y vencieron una vez, en esta primera fecha la gente salió, como no podía ser de otra forma, con la sensación de haber disfrutado de un espectáculo musical con mayúsculas, muchísima calidad, delicadeza, sensibilidad y sentimientos a flor de piel. Cuando la música toca la fibra suceden cosas así, las noches se vuelven mágicas y te llenan de energía para mucho tiempo.