Hay varias formas fiables de saber si ha llegado ya el verano. Las calles se llenan de niños ociosos, las películas de la tele son cada vez peores, la población de mosquitos se multiplica exponencialmente, y los festivales de música se cuentan por cientos. Y en caso que nos ocupa, es precisamente este último.

Uno de los primeros que se apuntan en muchas de nuestras agendas es este, el Vintoro, que como cada año, congrega a cientos de adoradores del punk rock nacional (salvo alguna contada excepción en la que han venido de visita bandas internacionales, como Talco). He de decir, que para los castellanos, este es un punto de reunión importante e infalible, pues nos aglutinamos asistentes de todos los puntos cercanos, y a modo de anécdota personal, quienes conocieron/conocimos el bar Trastero sabrán a lo que me refiero, pues este festi es como salir una noche de fiesta pucelana y vernos muchas caras conocidas alrededor del mismo templo.

Antes de nada, comentar a título personal algunos aspectos en los que me fijé como usuario, ya no como prensa. Hubo una cola inicial brutal para canjear las entradas por las pulseras en las ventanillas de acceso, así como para quien todavía no tuviese su abono y lo quisiera comprar allí mismo. Además, contando con que ese fin de semana se superarían los 30 grados y un sol abrasador, no se permitía introducir ningún tipo de crema solar (vimos claramente cómo obligaban a tirarlas en un contenedor a la entrada), y tampoco había una opción de comprarlas dentro, para quien no hubiera llevado.

Y además, tampoco existía una fuente de agua potable o grifos en la que refrescarse mínimamente, ya no digo beber. Son aspectos a mejorar que he visto que se llevan repitiendo en unas cuantas ediciones, pues es un recinto que no cuenta con ningún tipo de sombra natural ni artificial. Ya de los precios populares y de los puntos, qué decir, pues que queda mucho por aprender todavía si la organización se fijase en otros festivales, con precios más asequibles y pulseras de tipo cashless que evitan engorros de canjes.

A lo que vamos, la música, que también hemos venido a esto, además de a beber y a ponernos morenos. Ya desde la cola de acceso vimos prepararse el escenario (no diré principal, pues sólo hay uno) y los primeros en tocar de la jornada, los que inaugurarían el cartel, eran Kaos Etíliko, con las 19 como hora programada, la cual siguieron a rajatabla. Estos cuatro navarros protagonizaban un esperado regreso a la escena musical, pues tras más de 20 años alejados de los instrumentos, Zigor volvió como el integrante original para volver a traer a la actualidad los temas de sus discos originales, más el disco recién salido del horno del año pasado.

Con la portada de su primer disco del 98 como bandera, fueron combatiendo la ola de calor con las olas acústicas, dieron un buen repaso sobre todo a su primer disco “No hay agua”, sin quedarse fuera “Hipocresía”, “Mi mejor colega”, “Mil historias”, “Cómeme la polla” (con un mensaje inclusivo de cómeme también el chumino), y tras un breve interludio de guitarra, dejaron para los minutos finales su material más cantado, con “En la barra del bar”, “Tripi” y “Hablar por hablar” como cierre, para redondear una hora en la que les dejaron ocupar las tablas del Vintoro.

Con una hora mucho más generosa con nuestros grados en el cuerpo, rozaban los rayos de sol el atardecer cuando empezaron a salir al escenario crestas teñidas y máscaras de sado. Ellos son Def Con Dos, y como buena costumbre otros años, vinieron a reventarlo cuando ya se había congregado bastante aforo en el recinto toresano. Los mitad vigueses y mitad madrileños, con los mismos años de formación que este servidor que escribe, salieron al escenario con más discos que dedos pueden caber en ambas manos, y dejaron un buen reguero de temazos pal pueblo. Hubo tanto clásicos como novedades, y “Condición de defensa” empezó abriendo fuerte la lista.

Siguieron “Magnicidio”, Acción mutante” y “Ciudadano terrorista”, para dejar bien claro a quienes no les conozcan todavía el claro contenido de sus letras. “Mártires del rock” y sobre todo “Ultranemia” fueron las cuerdas de su telón, que bajaron puntualmente a las 22, tras hora y cuarto de protagonismo.

Ya se notaba el oscurecimiento del cielo y la rebaja de los grados, así que en la media hora de descanso que más o menos nos quedaba, fuimos a rellenar hielos y vino de Toro (aciertazo preparar el kalimotxo con esa mezcla, vaya sabor bueno que dejaba). De momento estaba siendo el cartel de las bandas longevas y consagradas, y para no desmerecer esta clasificación, llegaban los Envidia Kotxina, que con casi 30 años de presencia en la escena, eran también uno de los grupos más esperados del viernes, pues las cabezas que se podían contar por el recinto superaban ya los varios cientos.

Madrileños que llevan tiempo sin sacar material nuevo, tiraron de todo lo clásico y conocido, y tras una intro con arreglos, a las 22:30 ahí estaban sonando ya “Por lo visto”, “El país de Alicia” y “De korazón”, según iba llegando la luna, tarde, pero no se lo iba a perder tampoco ella. Fue un directazo en el que se notaba la entrega de su público, que se movía, saltaba y gritaba hasta la altura de la mesa de sonido, y no fue nada complicado ver pogos dispersos y concentrados aquí y allá. “Alimañas” empezó a marcar la recta final del bolo, y tras un inciso con baqueta voladora incluida, que el público corrió a recoger, sonaron como cierre “Daños colaterales” y “Ladi Di, Lady Ño”, para despedirse de nosotros sobre el nuevo día menos cuarto.

Era ya sábado cuando llegó el momento del que posiblemente fuera el cabeza de cartel del viernes, y hablo de Boikot (sinceramente, yo pensaba que serían los Def Con Dos, pero bueno, los repartieron así). De hecho, si por años en activo se refiere, sí que serían ellos los más tallados en la experiencia, pues su andadura comenzó en el 87, con discos que superan la docena. Los madrileños comenzaron con una intro acompañada de sus baterías iluminadas, y a continuación, no lo llamaré temas ni canciones, lo voy a llamar himnos, porque es sobre todo lo que hacen.

Ya haya sido en tu casa mientras recoger, un coche que pase por la calle, o en cualquier garito de fiesta, fijo, fijo, que has escuchado a los Boikot al menos una vez en tu vida, aunque seas extraterrestre o morador de las fosas abisales. Y hablando de cánticos obreros, sonaron bien fuerte “Inés”, “En el pozo María Luisa” y sobre todo, “Alma guerrera”, bien conocida por alzar bien alto las voces de todo el colectivo femenino.

En todo el amplio repaso que dieron, también hubo la ocasión para que dos amigas nuestras subieran al escenario a gritar a los micros. Eva y Uska fueron corriendo a las tablas mientras sonaba “Bajo el suelo” para elevar aún más el número de voces, y tras esta colabo, siguieron sonando coros de “Mentiras”, “Skalashnikov”, “Kualkier día” (para añadir todavía más escala al subidón), y el cierre le correspondió, como no podía ser de otra forma, a “Hablarán las calles”, obviamente sin las colabos originales del tema, porque si no, no hubiera habido escenario suficiente para todas las personas participantes. El espectáculo no se quedó nada pequeño, pues no faltaron explosiones de confeti en los temas de “Bubamara” y “Grito en alto”, y para que no se quedase fuera ningún nombre propio, “De espaldas al mundo”, “Lloraré” y “Sin tiempo para respirar” fueron también protagonistas en este set list.

Llegó el final de la noche, y al igual que sucedió el año pasado, dejaron a mis queridos Sons of Aguirre para el cierre, cambiando esta vez una hora de diferencia, pues en el Vintoro del 22 empezaron a las 3 de la mañana, y eso se notó mucho en las energías de quienes se quedaron. Este año, sin embargo, esa hora de ventaja se dejó notar en una mayor afluencia y más reservas que gastar en los pogos y las voces que se venían. Tuve la impresión de que la acústica fue un poco mala al principio, pero según fueron avanzando los minutos (y yo mismo a través de las filas) pude comprobar que fue mejorando. Una alegría que me llevé es que vino el propio Msías en persona para hacer sus partes y sus coros (alias Diego Varea), así que la formación estaba al completo, con las tres voces principales, y todos los integrantes de Scila.

Abriendo las ondas sonoras con “Fueron pocos”, uno de los temas más repetidos de su último disco, fueron soltando trallazo tras trallazo todos esos temas ácidos, mordaces, combativos y reshulones que todos conocemos. “Welcome to Spain”, “La cigarra y la hormiga” y “Macho cowboy” (este último también de su elepé más reciente) fueron acercando a las masas, y para el final dejaron los más coreados, con la base techno de “Privilegiados” y “Los chicos del FMI”. Y yo que soy buen conocedor de su discografía, sabía de sobra las bombas que nos iban a dejar caer encima, no pudiendo ser otras que “Paco Pepe”, “Velociraptor vegano”, y “Valley of the fallen”, dejando para el telón final la gloriosa intro de Dragon Ball, que los que ya peinamos canas nos afanamos en gritar a pleno pulmón.

Las 3 y media y fueron desalojando el recinto todos los punkys, metaleros y demás coetáneos que nos congregamos, guardando las pocas fuerzas que nos quedaban para llegar vivos al flamante sábado que se nos abría. Y lo de flamante va en serio, porque vaya calor, pero de eso ya hablamos dentro de unas líneas.