Siguen pasando los años, las crisis, incluso las pandemias y las guerras, pero aquello donde se deposita más ganas, es lo que persiste y sobrevive. El Resu, para muchos, es un festival de metal, pero para otros, es un punto de encuentro de varios días con la aproximación más cercana a la felicidad. Desde aquel 2019 en el que el Resu cumplía su decimocuarto aniversario, los preparativos para el XV aniversario eran inmensos.
El resto de la historia ya la conocemos, y ahora, en pleno 2023, se ha celebrado decimoctava edición, con un formato más próximo a lo que fue antes de la pandemia. Antes de nada, dos cambios importantes: el día que antes se llamaba Warm Up y que era opcional y al margen del abono general, se ha suprimido para dar paso a un día de festival de manual, con bandas igual de importantes y grandes que el resto de días; y se ha decidido suprimir el domingo del cartel, pasando al formato de cuatro días completos, de miércoles a sábado, algo que bajo mi criterio, es una doble decisión muy acertada.
Mi compañero y colega David y yo nos presentamos en Viveiro temprano, para empezar los preparativos, y sobre todo, canjear los pases de prensa por la pulsera, algo que hicimos en las taquillas habituales dedicadas al personal acreditado, a la vuelta del recinto y junto al puerto. Nos atendieron muy rápido, y ya dentro del recinto del festival, vimos le primer cambio, y es que los horarios de Motionless in White y Ghost Inside habían sido intercambiados, uno por otro
Ambiente
Con Motionless a las 18:55 como nuestra primera toma de contacto con el escenario Main, salieron con todo, una energía desbordante para empezar, con unos graves muy contundentes, unas voces más que correctas a los micrófonos, y bastante gente congregada, dando cuenta de que es una banda muy seguida en España, pese a lo escaso de sus visitas (la segunda en nuestro país, y la primera en el Resurrection Fest, a lo cual se mostraron muy agradecidos por la invitación a formar parte del cartel). Mucho arreglo electrónico, como añadido a sus guitarras muy bien ejecutadas, dejaron casi una hora completa de un metal, con toques góticos y de metalcore, con un set list que hizo retumbar temas como “Disguise”, “Slaugtherhouse” y “Reincarnate”, para terminar despidiéndose con “Eternally Yours”.
Motionless in White
Dado que en los festivales de este tipo, los solapes y los horarios seguidos son habituales en la parrilla programada, llegué a Born of Osiris con el concierto ya comenzado, pues tocaban en el escenario Ritual, y aunque el Main y este se encuentran frente a frente, antes hubo que atravesar la marea del público. Con una buena congregación, motivada por los fieles que les llevan siguiendo durante todo este tiempo, este grupo americano celebraba su doble década musical, y vimos sobre todo la entrega de sus dos vocales principales, entremezclada con todo el sonido potente y afilado que salía del resto de la formación. Su deathcore se hizo notar en todo el perímetro del escenario Ritual, salpicado con las notas de metalcore y electrónico que añaden a su receta, y dado que fueron el único grupo en la franja de las 8 de la tarde, se dejaron oír incluso en todo el recinto del festival.
Born of Osiris
Propiciado por ese cambio de protagonismo en ambas bandas del que hablaba antes, The Ghost Inside estaban convocados a las 20:45 en el escenario principal, y ya con el atardecer cerniéndose sobre Viveiro, el campo de fútbol volvió a ser testigo de cómo la masa se congregaba delante de la torre de sonido. Este era posiblemente uno de los grupos que más ganas tenía de ver de este primer día de la jornada (que me disculpen los acólitos de Behemoth o de Ghost), y más aún después de que anunciaran su regreso a los ciclos rotativos de los festis internacionales, tras el parón de hace algunos años. Abriendo con “Engine 45” (todo un clásico), se fueron dejando las energías en el escenario, pero sin decaer en ningún momento las fuerzas, con “Move me”, “Pressure point” y “One choice” siguiendo el set list. A más de uno y más de dos les sorprendió que su batería, Andrew Tkaczyk, fuera capaz de tocar sin una pierna, como pudimos comprobar las numerosas veces que la cámara le enfocó a través de las pantallas.
Ya cerca del atardecer, presenciamos momentos como el pogo más grande en lo que iba de día con “Out of control”, y volviendo a las modas, no faltó tampoco el pogo remero de turno, con parte del público moviéndose al ritmo de las olas imaginarias. También hubo un momento en el que todo se detuvo, pues alguien tuvo una mala caída en el crowd surfing y los miembros del grupo se preocuparon por si había resultado herido. Cerraron un tremendo bolazo con “Avalanche” y “Aftermath”, para convertirse en el grupo que hasta ese momento, más sonrisas y disfrute me había provocado en lo que iba de miércoles.
The Ghost Inside
Lo siguiente fue acercarse de vuelta al escenario Ritual para descubrir a los franceses de Alcest, pues venían bien recomendados, y lo primero que me di cuenta es de la tranquilidad y la quietud que desprendían, sin grandes saltos ni carreras por el escenario. Su sonido era más para ser escuchado como un junto al viento, y así fue como les degusté en la media hora que estuve por las inmediaciones de sus ondas sonoras, con un metal progresivo que en algunos momentos, se convertía en algo más oscuro, aderezado por la predominancia del idioma galo en sus letras.
Alcest
Antes de verles acabar, me fui corriendo hacia el escenario Chaos (la primera vez en lo que iba del día) y no, del escenario Main se ocupó mi compañero David durante un buen rato, dejándoos él el testimonio visual de Behemoth. El motivo, que jamás sacrifico poder ver en directo a mis amados y alabados The Baboon Show, pese a que ya les he visto en unas cuantas ocasiones anteriores.
La formación de estos cuatro suecos congregó a tanta gente que el público sobresalía por todos los costados y la parte trasera del escenario Chaos, y no es para menos si eres conocedor o conocedora de la fiesta que montan. Cecilia salió con su característica actitud entre el burlesque y lo macarra, con ganas de petarnos de energía, y nada más empezar, la acústica dio cuenta de que iba a ser muy buena. Arrancando con “Hangover”, siguieron con dos temazos incombustibles, “God bless you all” y “Me, myself and I”, para dar un salto hacia discos anteriores con “Queen of the dagger”.
Yo ya sabía lo que me iba a encontrar, pero para los neófitos, se dieron cuenta de que Cecilia es una pedazo de maestra de ceremonias como la que más, capaz de ganarse a todo el público. Y por si eso no fuera suficiente, hubo hasta un baile al ritmo de “Sangría Don Simón” con el guitarrista, y para que el espectáculo no decayera, hubo paseíllo de su apuesto batería Niclas. Cercanos al final del show de estos peculiares babuinos, quedaron bombazos como “Tonight”, “Same old story”, y sobre todo, las más queridas “You Got a Problem Without Knowing It” acompañada de un salto de su punky cantante desde la batería, y como no podía ser de otra forma, “Radio Rebelde” como broche de cierre, bajándose al público mientras empuñaba el micro sobre la marea de manos.
The Baboon Show
Hicimos una parada para reponer energías, entre líquidos y sólidos, y ya dábamos por hecho que podríamos cubrir uno o dos grupos más. Nos saltamos la franja de las 23:45 a las 00:45, y mientras mi compañero David se encargaba de hacer unas instantáneas en los tres primeros temas de Ghost, como viene siendo norma y seña en los festivales grandes, él se encargó del foso del Main mientras yo me dirigía al suelo del escenario Chaos, pues me apetecía sobremanera escuchar un poco de hardcore, después del punk y el rock de los suecos anteriores.
Ghost
Hatebreed poseen un estilo muy querido y solicitado por la filosofía del Resu con los géneros extremos, y Jasta, su frontman, es bien conocedor de ello, así que se ocupó como mejor sabe de ganarse al público y de conseguir que cada vez más participantes en esta marea se sumaran a las inmediaciones. Con “Metal heart” como introducción, fueron soltando sus descargas sonoras, con las más conocidas como “Live for this” y “Destroy everything”, con temas con más de un cuarto de siglo a sus espaldas, como “Before dishonor”, del 97. Incluso bromearon de que llevan 30 años en la música y no aparentan esa edad, para toda la caña que le meten al escenario.
Con una hora justa de protagonismo, terminaron a las 01:45, y nosotros, que estábamos un poco exhaustos, hicimos lo propio, recogiendo equipo y atravesando las puertas de salida, para poder seguir vivos un día más y relatar lo que fue el jueves para nosotros.