Hemos llegado ya a la última parada de este tren de metal, y para cambiar un poco el orden que estaba siguiendo en las anteriores, esta vez no voy a comenzar hablando de los cambios o las novedades en el festival. Eso será algo que dejaré para el final, a modo de cierre de esta serie de crónicas, pues ocurrió una novedad muy importante, que no había estado presente en ninguna otra edición del Resu, y que me parece el punto perfecto como despedida hasta el año que viene.
Nuestro periplo del sábado comenzaría bien temprano, con la digestión todavía en nuestros estómagos, pues nos acercamos a ver el primer grupo que coparía el escenario principal en la jornada. Los madrileños de Brothers Till We Die me llamaron mucho la atención cuando, unos cuantos años atrás, protagonizaron un pequeño concierto, a la vez muy grande, en el medinense bar El Purgatorio, coincidiendo con uno de sus primeros discos por aquel entonces.
Tras llevar 9 años como banda, nos volvemos a encontrar en Viveiro, y Felipe salió con una cantidad brutal de energía, dispuesto a mover a los no tan abundantes asistentes para esa hora de la tarde. Con un circle pit masivo, un wall of death bien lleno, y notas techno para acabar, nos dejaron 45 minutos bien repleto de energía joven, con el público bien satisfecho de ese hardcore rabioso que corre por sus venas.
Brothers Till We Die
En lo que hacíamos tiempo para ver a los parisinos de Rise of The Northstar, nos pasamos por el escenario Chaos, pues a las 18:00 estaban sonando Spiritworld, y la verdad es que el estilo que tocaban me llamó bastante la atención. Sin embargo, la afluencia de público estaba a media fuerza, pues no se veían unas inmediaciones del escenario muy llenas, y al poco de llegar ante este grupo de Nevada, me fui sin terminar de ver su espectáculo basado en el rock, punk y hasta el country (a su manera).
Spiritworld
Con un cielo nublado que nos iba soltando trallazos de sol que nos picaba en toda la piel, los franceses de los que hablaba en mi anterior párrafo inundaron el escenario Main a partir de las 18:30, precedidos por una suave melodía japonesa que evocaba a los jardines zen custodiados por pagodas. Abreviados como ROTNS y ataviados con monos blancos y máscaras negras (por un momento me recordaron a los Beastie Boys en uno de sus videoclips), empezaron como la bomba sonora que son, presentando su último elepé Showdown, lanzado en este mismo año.
Pese a que han visitado Viveiro en varias ocasiones, mi primera incursión en este festival no fue hasta el 2019, por lo que no he podido ver a estos franceses con estilo japonés y letras en inglés hasta este año que nos ocupa. Tras un interludio en el que hubo agradecimientos a la voz de domo arigato, no se quedaron fuera del set list los exponentes de su hardcore rap y su metal, como son “Demonstrating My Saiya Style”, “Samurai spirit” y “Again and again”, con la que cerraron su actuación a las 19:25, diez minutos antes de lo programado.
Rise of The Northstar
Tras un descanso de los escenarios, nos pusimos en camino hacia el Main para acudir al reencuentro con alguno de los temas que ya sonaron en la edición del año pasado, cuando nos visitó Sepultura en el Resu del 2022. Este verano lo iba a hacer de la voz de Max Cavalera (aunque ya haga unos cuantos años desde que dejase de pertenecer a Sepultura), pues Soulfly eran los próximos en la programación.
Arrancando con “Back to the primitive”, el grupo se mostró directo y entregado, sin apenas interacciones ni treguas con el público, y las pocas que hubo, fueron en un buen castellano por parte de Max. El viaje al pasado lo protagonizó “Refuse/Resist” como extracto de Sepultura, más todos los temas propios de Soulfly, como “Fire” y “Superstition”. Acabando cerca de la puesta de sol, dieron un concierto muy bien ejecutado, con un sonido correcto sin rozar lo excelente, en el que fue imposible no darse cuenta de que Max ya va rozando la vejez.
Soulfly
De nuevo sacrificando a los grupos de los escenarios Ritual y Chaos a favor de ganar unos minutos de descanso, cogimos fuerzas y sitio en el Main para poder acudir en buena posición a los próximos en mover al público. Esta sería mi primera vez en ver a los Architects en formato de festival, pues mi otra coincidencia con estos británicos fue en la Sala Santana 27 de Bilbao, hace ya más de cuatro años atrás.
Su metalcore quedó marcado por la predominancia de temas sacados de su último trabajo largo, perteneciente al año 2022, entre los que se contaron “Black Lunges”, “Dead Butterflies”, “Little Wonders” o “Animals”, la cual sirvió de cierre para su espectáculo. Entre las extraídas de sus anteriores sesiones de estudio, estuvieron “Nihilist” y, por encima de otras que no brillaron tanto, “Doomsday”, con la que lo dieron todo. Su puesta en escena no fue precisamente grandilocuente o fastuosa, pues fueron sobrios, con poco juego de luces y una simple lona con su nombre, pero suficiente para resaltar en los aspectos técnicos de lo sonoro.
Architects
Tras Architects, y con bastante curiosidad por ver qué jaleo montaban en el escenario Chaos, nos acercamos a ver a unos asturianos que ya tenemos bien conocidos. Los asturianos de Desakato están totalmente inmersos y entregados en su gira de despedida, que les está llevando tanto por festivales con predominancia de bandas nacionales, como a otros con abundancia de grupos internacionales, como es este caso.
El Chaos estaba bastante lleno, y la parte de su set list que nos dio tiempo a presenciar, totalmente llena de nombres reconocibles para los que ya llevamos tantos años siguiendo a estos muchachos. “Tiempo de cobardes”, “Octubres rotos”, “Nuestro legado”, “Heridas abiertas” y “La ira de los hambrientos” precedieron a uno de sus mayores éxitos, “Cada vez”, pero decidimos abandonar este escenario a la mitad del concierto, para poder acercarnos lo máximo posible al Main, pues estaba por llegar el cabeza de cartel del sábado (y como luego contaré, para mí, fueron los que sin duda dieron el directo más perfecto de todos cuanto hubo en estos cuatro días de festival).
Desakato
Otra reminiscencia que me retrotraía a aquel Resurrection del 2019 es el grupo del que voy a hablar ahora. Si con Slipknot tuve sensaciones muy parecidas, con Parkway Drive también volvió cierta vibración a lo deja vu, como si se retrocedieran cuatro años en el tiempo. La diferencia principal es que, en esta ocasión, el grupo de los australianos había sido elegido para encabezar el sábado, pues en la versión del 2019, tuvieron que ceder parte de sus tablas a Slayer.
Con Winston, su gutural cantante, envuelto en una camisa de fuerza blanca, dio comienzo el espectáculo, arrancando los primeros minutos del reloj con “Glitch”, y lo que vino después sólo se puede considerar de definición de espectáculo llevado al máximo exponente. Poco a poco se fueron sucediendo los añadidos en el escenario, con una predominancia absoluta de llamas y fuego, que llegaron para caldear el ambiente y quedarse hasta el final. Explosiones, chispazos y hasta una ligera lluvia que se quedó un rato flotando sobre nosotros, acompañaron a un set list muy bien escogido, con “Prey”, “The void” o “Vice grip” en los compases iniciales, que hicieron que el concierto se nos fuera consumiendo con la brevedad de un suspiro.
Parkway Drive
“Dedicated” nos trajo todavía más combustible al fuego, con antorchas que no parecían querer apagarse, y un momentazo que nos arrancó las ovaciones y las energías fue cuando Winston se dirigió hasta la mitad del público mientras “Idols and Anchors” sonaba, y cuyo regreso al escenario estuvo acompasado de un solo de guitarra perfectamente ejecutado. Por si no fuera suficiente con toda aquella puesta en escena, añadieron todavía más carga instrumental sumando un trío de cuerda, que violines en mano, dieron lo mejor de sí mismos para que “Shadow Boxing” nos erizasen la piel.
El tiempo seguía corriendo, y la hora y media que tenían el honor de protagonizar se nos estaba pasando volando, así que para el final, fueron quedando “Sleepwalker”, “Shadow Boxing” (también acompañada del trío de cuerdas), “Darker Still” de su último trabajo largo, “Wild Eyes” como despedida y cierre, aunque el verdadero colofón fue para la penúltima, “Crushed”, echando todavía más leña al fuego si cabe, con antorchas y violines iluminados con luces rojas, que nos dejó totalmente obnubilados, pues la presencia del fuego fue total y consiguió iluminar y calentar todos los alrededores del escenario.
Con esto se cerró el que para mí fue el mejor concierto en términos generales del Resu 2023, tanto por la ejecución, como por la entrega, como por la puesta en escena, como por la capacidad de encandilar al público y darles lo que quieren. Pero esperen, esperen un poco más, que bastaron cinco minutos de margen para volver a sorprendernos y a dejarnos atrapados y atentos ante el escenario principal.
Parkway Drive
Si Parkway Drive terminaron a las 2:10, a las 2:15 se presentó en el Main lo que se dio en llamar “End Show”, que acaparó la totalidad del recinto, sin ningún otro escenario funcionando en esa franja. Era la primera vez que se realizaba este evento dentro del propio festival, y en lugar de consistir en un grupo o banda, todo giraba en torno a pirotecnia (muchísima) e imágenes y música reproducidas de forma grabada a través de todos las pantallas y altavoces, respectivamente.
Un astronauta iniciaba un viaje rutinario, a lo que acababa en un agujero negro, como Matthew McConaughey en Interestellar, lo cual servía de hilo conductor para repasar muchas de las grandes actuaciones y cabezas de cartel que ha tenido el Resurrection en estos años anteriores y pasados. Finalmente, dicho astronauta encontraba el camino de regreso a casa, a su hogar, que no es otro que el propio festival, y todo se coronó de fuegos artificiales, mientras sonaba, en este orden, The Offspring, Rammstein, Bring Me The Horizon y Judas Priest, a lo que cada cual sacó sus propias conclusiones. Mi apuesta personal es que son los próximos cabezas de cartel para la edición del 2024, pues son cuatro cabezas para cuatro días, el mismo formato que se ha seguido este mismo año.
Pero lo más importante, y lo que sí que quedó totalmente claro, es que las fechas del próximo Resu serán del 26 al 29 de junio. Posiblemente nos veamos por allí, quién sabe.