Si he de ser sincero, no tenía pensado acudir al Groez a ver este concierto, de hecho, realmente solo sabia de su existencia por verlo de pasada, ya que ese día le teníamos reservado, desde hacía tiempo, para ver a Aurora Beltrán en Los Corrales de Buelna, pero esa misma mañana y habida cuenta que no paraba de llover y que las expectativas no eran mucho mejores para la hora del evento, éste se acabó por aplazar.
Nada más enterarme de esta cancelación, empecé a mirar por redes algo que pudiera ser de mi interés y cuando ya casi daban por hecho que ese sábado no íbamos a ir de concierto, recordé ese cartel con Sylex y Murdeity en la Sala Groez de Torrelavega y para allá que nos fuimos, para volver a ver a los primeros y sin ninguna referencia de los segundos, y es que, por no tener, no tienen ni redes sociales conocidas.
Llegamos con bastante antelación y se podía ver ya un buen número de asistentes en el exterior de una sala Groez a la que hacía casi 5 meses que no acudía, pero donde nos encontramos a mucha gente conocida, accediendo al interior local para tomar algo y hacer tiempo hasta que la velada diese inicio, siendo la entrada para la misma la voluntad.
Sylex
Los primeros en subirse al escenario, apenas un cuarto de hora después de la hora fijada, fueron Sylex, a los que había visto en ese mismo lugar hacía poco más de un año, estando la formación, creada en el 2019, compuesta por Álvaro Anónimo, a la guitarra, y Marcos Morte, a la batería, y con un primer trabajo a punto de salir a la calle.
Comenzaron su actuación con “Caverna”, que empezó de manera lenta, pero que luego fue cogiendo mucha fuerza y contundencia, mientras arengaban a los presentes, que casi llenábamos la sala torrelaveguense, para más adelante relajarse, y luego sonar a toda velocidad, siendo un gran corte, muy machacón, con mucha energía, aunque en su parte final se volvió a relajar.
Enlazada con la anterior llegaba “Terror diurno”, que empezó con mucha fuerza y con un gran sonido de guitarra, muy potente, para luego ir decelerándose, pero manteniendo la intensidad previa, con la batería sonando muy enérgica, y es que hay mucha contundencia en su propuesta musical, pese a ser solamente dos personas las que estaban sobre el escenario, continuando con “Haglaz”, que se inició de manera relajada, pero en la que luego metieron bien de tiza y jugaron con esos contrastes de intensidad, contando con un final más relajado.
Sylex
Turno ahora para “Sigel”, la cual empezaron con un sonido juguetón de guitarra, siendo una pieza muy machacona, con la batería dándolo todo y acelerándose por partes, tras la que nos dieron las gracias por haber venido y nos recordaron que tenían unas bonitas camisetas a la venta, además de avisarnos de que su primer disco está a la vuelta de la esquina, siguiendo con “Penumbra”, que empezó relajada, pero luego fue ganando fuerza de manera progresiva, con una batería muy cañera, jugando con diferentes cambios de ritmo, siendo una canción muy machacona, con contundencia y que les quedó muy bien.
La siguiente canción empezó de manera muy relajada, con solamente la guitarra sonado, siempre de manera muy tranquila, para luego pararse, y regresar, ya con el sonido de la batería, dejándonos un fragmento del “Creeping death”, de unos tal Metallica, en uno de los momentos más celebrados de la noche, antes de avisarnos de que con la siguiente se iban, siendo el turno de unir varias versiones, entre las que reconocí “La Grange”, de los ZZ Top, con la que arrancaron, y el “TNT”, de AC/DC, tocadas con mucha fuerza y con mucha calidad.
Sylex
Poco más de 35 minutos después de empezar su velada, acaba un muy buen concierto de Sylex, sonando con mucha fuerza y dejándonos embobados con lo bien que engancha su música, algo que ya habíamos podido comprobar los que los vimos en anteriores ocasiones, pero que, evidentemente, se notó esa mejoría y mayora compenetración, en una propuesta tan arriesgada como efectiva.
Ahora nos tocar esperar a la salida de ese disco y así poder seguir repasando y recordando las composiciones de este dúo de grandes músicos, que han sabido forjar un estilo sólido y propio, a base de temas que te atrapan, con mucha intensidad y calidad, y que, al menos en directo, te hacen disfrutar absolutamente.
Espero seguir coincidiendo más veces con este dúo en directo y aconsejo, a quien pueda verlos en vivo, que lo haga, que, seguro, va a pasárselo muy bien.
De Murdeity no sabía absolutamente nada, de hecho, no estaba seguro del nombre real ya que su logo no lo dejaba claro, pero, una vez allí, me encontré con muchos grandes músicos de la escena local, sobre todo de los últimos diez años, siendo la formación, la compuesta por Álvaro Lavín, voz, Ernesto Bueno, guitarra, Iván Trueba, guitarra y coros, Arturo García, bajo y voz, y Armando Herreros, a la batería.
Este era su primer concierto, según me informaron, pero con semejante plantel nada podía salir mal, comenzando su andadura con “The guardián, the mother, the storm”, que empezó con mucha fuerza y energía, combinando las dos voces, siendo una composición muy intensa y con mucha contundencia, para que una intro y unos teclados grabados
diesen inicio a “Murdeity”, que se inició de manera relajada, pero luego acelerándose y con la batería sonando muy rápida, con mucha fuerza, combinando una parte más épica con otra, digamos, más rocanrolera y lenta, dejándonos con una muy buena canción, que se fue relajando hacia el final, con un aire más oscuro, aunque volviendo a acelerarse, y que les quedó muy bien.
Murdeity
Turno ahora para una nueva intro que dio inicio a “Final journey”, tema que empezó relajado, para luego comenzar a meter mucha caña, con un buen sonido de guitarras y una potente batería, manteniendo un esquema machacón y pegadizo, con ambas voces alternándose, dejándonos un elaborado corte y que nos hizo mover la cabeza a su ritmo, tras el cual se presentaron y dieron paso, después de una nueva intro, a “Goldensun”, que se inició de golpe y con mucha fuerza, mostrándonos la banda toda su intensidad y con esos coros que tan bien quedaban, alternándose ambas voces y con varios cambios de ritmo, en lo que es un himno y un verdadero temazo.
Una locución fue el punto de partida de “Mankind’s last stand”, que empezó con mucha energía y mostrando mucha potencia, pero, al mismo tiempo, siendo un tema pegadizo, con una fuerte presencia del bajo hacía la mitad del mismo, para luego meterle mucha velocidad y con la batería sonando a fuego, para que fuera otra intro la que diese entrada a “Bastards of the moon”, que empezó a toda velocidad, pero con un ritmo quedón y un sonido machacón, acelerándose por partes y contando con un martilleante sonido de batería.
Murdeity
De esta manera y con el sonido de fondo del “Torero” de Chayanne a modo de outro, concluía, después de unos cincuenta minutos sobre las tablas, este muy buen primer concierto que daban Murdeity, dejando un gran nivel y mostrándonos una propuesta con mucho estilo y potencial y en donde dejan claro que saben muy bien por donde quieren enfocar su sonido y que van a ser una de las bandas de las que se va a oír hablar en muy poco tiempo.
Los mimbres que tiene la formación son más que válidos, sobresalientes, pero eso no vale de nada si luego no hay buenas composiciones y una buena compenetración sobre las tablas, y todo ello se dio allí, con uno temas muy elaborados, pero que, a la vez, mantienen el interés del público, y viéndoseles muy empastados y disfrutando de esa nueva aventura, que esta noche se estrenaba.
Murdeity
Insisto, ojo con estos Murdeity, que suenan muy bien y que tienen mucha proyección; ahora solo les falta tocar más en directo para darse a conocer dentro de la escena local. No os los perdáis.
Después de despedirnos de algunos de los asistentes, nos fuimos del Groez, uno de los pocos locales que se arriesgan a hacer conciertos en Torrelavega, después de demostrarse, una vez más, que todavía hay futuro y buenas bandas de reciente creación, como esa noche nos lo hicieron ver tanto Sylex como Murdeity, dos jóvenes grupos, pero que van a dar mucho que hablar y que a mí y a la mayoría de los presentes, nos gustaron mucho, ofreciendo un soplo de aire fresco a la escena cántabra, algo que siempre vienen bien.