Uno de los alicientes de asistir a grandes festivales es la oportunidad de ver en directo a bandas que rara vez tienes ocasión de ver en tu ciudad, algunas incluso desconocidas (para uno mismo) hasta ese momento, ampliando de esta manera horizontes culturales y musicales. Por esta misma razón y bajo un influjo a medio camino entre la recomendación y la coacción, iniciamos la tercera y última jornada del Mad Cool con el concierto de los irlandeses Picture This.

La formación compuesta por Ryan Hennessy, Jimmy Rainsford, Owen Cardiff y Cliff Deane salió al escenario Ouigo minutos antes de las seis de la tarde y, aunque en un primer momento parecía que iba a tratarse de un concierto minoritario, la carpa no tardó en llenarse a pesar del calor y del pequeño caos producido por el cambio en el horario de apertura de puertas.

Resultaría complicado definir el estilo de la banda, pues la etiqueta de “rock alternativo” seguramente resulte ya algo gastada y muy poco específica. Pero podríamos atrevernos a afirmar que su música se caracteriza por una base rítmica de bajo y batería tan sumamente bien ejecutada que hace que parezca fácil, unas melodías sencillas pero muy cuidadas y muy dulces y unas letras intimistas cantadas por una voz suave cuyo registro delata más sobre sí misma de lo que es consciente. Una música que merece la pena escuchar con detenimiento y que parece diseñada para aliviar arañazos en el alma.

Durante aproximadamente una hora la banda repasó lo más representativo de su discografía, compuesta hasta la fecha por un EP y dos trabajos de larga duración; destacando especialmente “Song to myself”, “Addicted to you” y “Take my hand”, pero el alto nivel de entrega tanto por parte de los músicos como de su público dificultan sobremanera determinar un momento álgido concreto.

Aunque la mayor parte de los congregados era público extranjero, podemos aventurar sin miedo a equivocarnos que el número de seguidores locales de los de la isla esmeralda se incrementó significativamente y esperamos poder volver a verlos de nuevo en España lo antes posible.

Unas horas más tarde fueron los madrileños Morgan los que tomaron ese mismo escenario para deleitar a sus fans con una exquisita selección de aquellas canciones que han demostrado en reiteradas ocasiones funcionar de maravilla en directo; formato en el que tienen una muy dilatada experiencia, más aún después de haber compartido gira con Fito & Fitipaldis en 2022.

A quien ya los conozca, poco podemos aportar. Y a quien no los conozca podríamos decir aquella frase típica de los anuncios de pisos: “Mejor ver”… porque resulta francamente difícil expresar con palabras lo vivido o describir la sinergia formada a ambos lados del foso.

Resultaba casi mágica la forma en la que los músicos parecían abrazar (metafóricamente) a su público intercambiándose así un sinfín de emociones que estallaban en forma de canción.

El hechizo duró los algo más de sesenta minutos de actuación, dejando a las miles de personas que la presenciaron visiblemente encantadas con la experiencia a la par que ansiosas por un nuevo reencuentro con una formación que a fuerza de trabajo y de saber hacer, se ha consolidado firmemente dentro del panorama rock nacional.

Y fue a partir de aquí cuando todo empezó a torcerse. Y no por el hecho de que la organización no nos diese acceso a los fosos de Liam Gallagher, ni de MIA, ni de Red Hot Chili Peppers, ni de Prodigy (0/4, bonita estadística) sino por el hecho de que las cerca de 80.000 personas que había en ese momento en el recinto -algunas fuentes hablan de cifras incluso mayores- hacían literalmente imposible desplazarse con normalidad entre los escenarios.

Y de pedir comida en los food trucks o ir a los aseos mejor no hablar. Los tiempos de espera para hacer uso de los lavabos superaban los treinta minutos, teniendo como consecuencia que mucha gente optase por buscarse un plan B algo menos cívico y algo menos higiénico. Y las colas para pedir algo de cena se acercaban a la hora, a pesar del entusiasmo y el esfuerzo de los trabajadores, que no pararon un segundo en toda la noche. A esta última fecha le sobraban quince mil personas.

Ni el recinto, ni sus accesos, ni Madrid ni su Policía Municipal estaban preparados para recibir semejante aluvión de público. Vale que es el primer año que se hacía en Villaverde y que el objetivo final de este negocio es vender entradas, pero si el Mad Cool pretende consolidarse como un referente internacional de la música en directo, tiene varios errores que corregir. Y seguro que una vez corregidos, adquiere el prestigio suficiente para colocarse en los primeros puestos del ranking europeo de eventos musicales, pero para eso es necesario un importante trabajo de autocrítica por parte tanto de la organización como del Ayuntamiento de Madrid.