Como viene siendo habitual en los últimos años, el primer fin de semana de agosto tiene lugar el Santander Music en el recinto de la Campa de la Magdalena, un evento distinto a los que se suelen celebrar en diversas ciudades cántabras durante el resto del verano y en el que se unen bandas más conocidas con otras que no lo son tanto, con un amplio elenco de estilos y sonidos, aunque siempre dentro de que se denomina indie, aunque ese sea un cajón en donde entran muchos artistas que no se parecen realmente en nada.
La verdad, y siendo del todo sincero, el cartel de este año no me atraía especialmente, sobre todo porque a muchos de los grupos y artistas no los tenía muy seguidos, pero decidí ir a la jornada del sábado, primero por motivos laborales y luego porque el grupo que más me atraía actuaba ese día. De todas maneras, no íbamos a ver los 9 grupos que iban a actuar, pese a que algunos de los que más me gustaban iban a cerrar el cartel, pero hay que ser conscientes de las limitaciones de cada uno.
Para más inri, llevaba un par de días con algo de fiebre, pero esa jornada parecía ir todo bien y, además, hacía un día soleado, que hizo que algunos fuéramos, horas antes, a la playa, pero la cosa se iba a torcer y, aunque en el resto de la semana no había habido previsión de lluvia para esa jornada, ese día sí y, por desgracia, iban a acertar.
Ambiente
De todas maneras, por segundo año consecutivo por mi parte, me acerqué a dicho festival, mientras Don Jorge me iba informando de que estaba empezando a llover por Santander, lo que, por un lado, me iba a facilitar aparcar cerca de donde iba a tener lugar el evento, debido a la desbandada de la gente que se iba marchando de las playas próximas, pero, por otro, y como veremos más adelante, se iba a deslucir la fiesta o al menos parte de ella.
Una vez entramos en el recinto, con nuestros respectivos chubasqueros ya algo mojados, pudimos ver que era muy poca la gente todavía allí presente, aunque poco a poco aquello iba a ir cogiendo color, siendo la repartición de los artistas en dos escenarios, situados uno enfrente de otro, siendo en el denominado principal donde empezaría nuestra aventura esa noche.
Y la primera artista en salir a escena fue, de manera puntual, Queralt Lahoz, una artista catalana, pero con raíces andaluzas, algo que queda reflejado en su música, y de la que tuvimos noticias ya hace 5 años, habiendo publicado, hasta la fecha, el EP “1917”, del 2019, “Pureza”, del 2021, y su más reciente creación, el Ep “Alto cielo”, de este mismo año, además de algunos singles más.
Queralt Lahoz
Con una intro de fondo, fueron subiendo los músicos que la arroparían esta noche, una teclista, un batería y un Dj de los que no me dio tiempo a coger sus nombres, para, poco después, salir ella mientras iba cantando “Tan rico”, de su actual obra y con la que recibió una calurosa bienvenida de los allí presentes, pocos todavía, siendo un tema pegadizo muy movido y animado y con la gente bailando para empezar a calentar aquello, para, después del mismo, quejarse de la lluvia, antes de adentrarse en la “Línea 18”, de su disco de hace 4 años, una canción en la que fue combinando diferentes estilos e intensidades, siendo una pieza muy bailable y que gustó mucho.
Turno ahora para esa pieza que cerraba su trabajo de hace 2 años, “Ya no”, en donde tiene importante presencia tanto las músicas de sus raíces como el rap, en una combinación interesante y lograda, que comenzó de manera relajada, siendo luego más animada, bailable y pegadiza, sobre todo en la segunda mitad, con una parte final grabada y en la que aprovechó para dejar brevemente del escenario, para regresar, cambio de vestuario previo, comentándonos que, aunque tuviera poco tiempo, le gustaba recordar que suele contar historias de las mujeres de sus familia, reivindicando la memoria histórica, esa que algunos nos quieren quitar, siendo el turno de “María la molinera”, el primer single del que tuvimos noticias hace 5 años, más intensa al principio, con ese sonido propio de tierras andaluzas y con la que acabó por convencerme.
Queralt Lahoz
Sin casi parar y sin dejar esas raíces granadinas, llegaba “El tiroteo”, de su obra de hace 2 años, taconeando al comienzo, con ese fragmento del poema de Federico García Lorca, poniéndolo mucho sentimiento y con su batería teniendo una labor destacada, para regresar a su actual trabajo con el corte que le da inicio, “Con miedo a ti”, iniciado con una intro grabada, con la cantante saliendo brevemente del escenario, teniendo el tema un ritmo más bailable, muy movido y contando con un claro aire electrónico.
Volvieron a su anterior trabajo con el tema de la artista que más reproducciones tiene en Spotify, es decir, “De la cueva a los olivos”, que comenzó relajado inicialmente, pero que luego se volvió más animado y pegadizo, pasando a confesar que la letra de “No me salves”, de su último disco, habla de una relación toxica que padeció, dándola a elegir entre la música y él, acertando en la decisión y siguiendo con la música, empezando la pieza de manera relajada, pero que enseguida cogió un ritmo machacón y movido, muy coreada y animada y que nos hizo movernos en nuestros sitios.
No querían perder el tiempo y ahora era el turno de “Dame doblones”, de su anterior disco, con un ritmo muy bailable y machacón, siendo, por tramos, una canción muy animada y pegadiza, pero sin dejar esa esencia que tiene la pieza, siendo unida con “Me gusta”, de su ópera prima, muy movida y en la que nos hicieron cantar el estribillo, siendo un tema en la que su cantante concluyó bailando con soltura.
Queralt Lahoz
De esta manera y mientras presentaba a los músicos y agradecía a los técnicos su labor, concluía el concierto de Queralt Lahoz y su banda, que nos dieron una actuación que se me hizo muy amena, pese a no estar para nada familiarizado con su música, pero, cuya propuesta, ciertamente variada e innovadora para mí, tuvo muy buena acogida entre los presentes, que ya nos habíamos congregado en un buen número.
La verdad es que los 45 minutos que estuvieron sobre el escenario se pasaron muy rápido, con un repertorio en el que mezcla esa música de sus raíces, con ritmos más actuales y con la electrónica que también tiene un importante papel, pero quedando, todos esas influencias y estilos que quieren introducir en su idea musical, perfectamente compactados y haciéndonos disfrutar con ello, pese a la lluvia.
Ya digo que no es la música que más suelo escuchar, pero merece la pena ver en directo a Queralt Lahoz, si buscas propuestas que se salgan de lo habitual, dentro de la escena estatal y, además, hecha con gusto y calidad.
Nada más acabar el concierto de Queralt Lahoz nos dirigimos al Escenario Playa, pero todo el equipo estaba tapado por unos plásticos, lo que hacía presagiar, como así fue, que no íbamos a poder ver en directo a Dani, algo que, según supimos después, se anunció en alguna red social del festival, pero allí, presencialmente, nadie nos comentó, por lo que nos quedamos sin la oportunidad de ver a la artista gallega.
Por tanto, nos pusimos a resguardo y fuimos comentando algo de la anterior actuación, mientras sopesábamos si quedarnos más allá de La Maravillosa Orquesta Del Alcohol, la próxima banda en actuar y la verdadera razón de acudir a este festival, ya que la mojadura que teníamos era ya importante y no parecía que aquello fuese a parar; coincidimos en esperar al final de dicho concierto para ver qué decisión tomábamos.
Tenía muchas ganas de volver a ver a en directo a este extenso grupo burgalés, con ya 12 años de existencia y a los que vi este mismo otoño en Santander, estando el grupo compuesto por David Ruiz, voz y guitarra, Nacho Mur, guitarra y mandolina, Alvar de Pablo, saxofón, clarinete y voces, Jacobo Naya, teclados, percusiones, banjo y guitarra, Jorge Juan Mariscal, bajo, Joselito Maravillas, acordeón y coros, y Caleb Melguizo, batería y percusiones.
Su carrera está siendo muy fructífera y exitosa, hasta este momento, habiendo editado los Ep´s “No easy road”, del 2011, “The shape of folk to come/No easy road, del 2012, “Ojalá”, del 2016, y “7:47 (Ni un minuto más)” del 2018, además de cinco discos de estudio “¿Quién nos va a salvar?”, del 2013, “La primavera del invierno”, del 2015, “Salvavida (de las balas perdidas)”, del 2017, “Ninguna ola”, del 2020, y su más reciente, “Nuevo cancionero burgalés”, del 2021, además de varios directos.
Tras diez minutos de espera sobre la hora fijada, empezó a sonar, a modo de intro, “Nubes negras”, que también abre su disco de hace 8 años, con la que los miembros de la banda fueron apareciendo en escena, para arrancar la velada, propiamente dicha, con “Catedrales”, de ese mismo álbum y en donde se fue el sonido nada más iniciarla. Ante este momento de confusión, el grupo nos dijo que iban a dejarnos diez minutos para que se solventará el problema, regresando la formación, más o menos en ese tiempo, y con todo ya solucionado, recuperando el corte, saludándonos y dejándonos un tema muy movido, estando el saxo muy presente.
La M.O.D.A.
Nos agradecieron nuestra acogida y se presentaron, por si alguno todavía no sabía quiénes eran, continuando con “Nómadas”, la que abría su primer larga duración, que este año cumple 10 años, muy bailable y con una importante presencia de la mandolina, siendo una pieza muy coreada, que fue seguida por “Una canción para no decir te quiero”, de su disco del 2017, que empezó relajada, pero que luego fue intensificándose, dejándonos una canción muy machacona y cantada por un público que, igual que la banda, lo estaba dando todo, pese a la lluvia.
Sin dejar ese mismo trabajo, llegaba el turno de la maravillosa “La inmensidad”, más relajada, pero con esa intensidad que iba aflorando por momentos, sobre todo en el estribillo, y con el público arropando con sus voces, para, continuando es su disco de hace 6 años, ser el momento de la canción que lo abría, “Mil demonios”, que fue unida, casi sin parar, con la anterior, muy movida y marchosa, con la gente dando palmas y bailando con este tema, que hace que tus pies se muevan solos, incluso los míos, que parecían pesarme una tonelada.
Los asistentes gritaban vivas a Burgos, la ciudad de procedencia del septeto, y éste respondía agradeciéndonos que estuviésemos ahí, a pesar de la lluvia, para lanzarnos el primer corte que iban a tocar de su último y gran trabajo, concretamente “Miraflores”, una muy buena canción y que fue muy celebrada por la concurrencia, una de mis preferidas, para regresar a su disco de diez años atrás, para escuchar “Vasos vacíos”, que empezó de manera relajada, con esas imágenes de labradoras de fondo, y que, después se volvió algo más movida, especialmente en el estribillo, pero acabando de manera tranquila.
La M.O.D.A.
Avanzamos dos años en el tiempo hasta su disco del 2015 con “Hay un fuego”, con su cantante dándose un baño de masas entre las primeras filas, cantando el inicio a capela y que fue tocada de manera relajada, pero muy emotiva y con un bello sonido del saxo, para regresar a su primer larga duración con “Gasoline”, con ese sonido western inicial, pero que luego se volvió más intensa y pegadiza, con un amago de final, pero recuperando la fuerza de la misma más adelante.
Pasamos ahora a su obra de hace 6 años con “Himno nacional”, que empezó de manera tranquila, pero que luego se volvió más intensa, con un estribillo muy pegadizo y cantado y un sonido machacón, solicitando que recuperásemos la libertad, contando con una importante presencia del saxo y un intenso final, siendo, precisamente, el saxo y la guitarra acústica los que dieron comienzo a “Los lobos”, de su trabajo del 2015, relajada en su inicio, pero que poco a poco fue cogiendo velocidad de manera progresiva y pegadiza, una muy movida pieza, muy buena y para la que pidieron palmas en su parte final.
No dejaron ese disco de hace 8 años, para, tras mostrarse a gusto y darnos las gracias a nosotros por estar ahí, a la organización, a la gente implicada, a sus compañeros de cartel y a su equipo, ser el turno de “PRMVR”, la cual empezó con fuerza, pero jugando con esos contrastes de intensidad tan habituales, contando con un estribillo muy pegadizo y siendo una gran pieza, que fue muy celebrada, antes de presentarnos la siguiente en sonar, “1932”, de su obra de hace una década, que empezó movida y bailable, con la gente dando palmas, pasando a una parte más relajada, para luego meter más caña y con todo el mudo saltando con su ritmo.
La M.O.D.A.
Y llegaba la recta final de esta actuación y lo iba a hacer con dos de los grandes himnos que tiene la banda, comenzando por el siempre esperado “Héroes del sábado”, de su disco de hace 6 años, muy cantado, empezando de manera relajada, pero poco a poco cogiendo fuerza y velocidad, siendo lógicamente muy coreado, uniéndose con ese temazo que es “Mañana voy a Burgos”, de su último trabajo, mostrando su cariño hacia nosotros, con todo el mundo cantándolo y celebrándolo.
De esta manera y tras, más o menos, una hora de actuación, concluía la velada de La M.O.D.A, con el “Tubthumping” de Chumbawamba, sonando por los altavoces, mientras la banda saludaba a los allí presentes y nosotros aplaudimos, para agradecer el gran concierto que habían dado, pese a todas las dificultades que habían tenido, pero el grupo, no solo no se acobardó, sino que nos brindó una gran noche, aunque, he de reconocer que, entre la mojadura y esa sensación de tener fiebre que tenía, no lo disfruté al máximo, pero no fue por culpa de la formación.
Musicalmente la banda es un verdadero trallazo, y es que suenan muy compenetrados y donde, tanto las partes más relajadas, como las más cañeras, vienen siempre a cuento y hacen que las canciones suenen dinámicas y con mucha personalidad, sin olvidar su carisma especial en directo, sobre todo el de su vocalista, que cuenta con una voz muy característica y que te atrapa, con esa mezcla de nostalgia, rabia y vida que nos muestra.
Nunca me cansaré de verlos en directo y volveré a hacerlo siempre que me sea posible porque son un verdadero grupazo.
No había mucho que pensar y, nada más acabar el concierto de La M.O.D.A, Jorge y yo consensuamos que lo mejor era irse para casa, porque no podíamos ni movernos de la caladura que teníamos y lo único que podíamos hacer era enfermar, por lo que dimos por terminada nuestra presencia en el Santander Music 2023, mucho primero de lo que hubiésemos querido, pero es que estábamos agotados. De hecho, al llegar a casa me miré la fiebre y tenía más de 38º de fiebre.
De todas maneras, nos quedamos con estas buenas actuaciones, las de estos burgaleses que nos tienen enganchados y que arrasan allá por donde van, y la de Queralt Lahoz y su banda, que nos sorprendieron más que gratamente.
Nos vemos en el Santander Music 2024 y a ser posible que no llueva, por favor; por cierto, gracias a la organización por este festival tan especial.
05/08/2023 
Txutxy Cano 
Campa de la Magdalena, Santander, Cantabria
