La jornada central del cartel, ocupando el viernes gijonense, la voy a abrir hablando de otra de las opiniones de las que hablaba ayer, y es que, una novedad en esta edición, era la aportación de una zona adicional al recinto de los Hermanos Castro, la que han dado en llamar Tsunami Garden. No deja de ser una parte del parque que siempre ha estado ahí, pero que ahora forma parte del festival, por la ampliación del vallado hacia este terreno. Lejos queda en cuanto a calidad y comodidad el recinto de la Laboral de Gijón, pero bueno, vaya por delante que este es un gran avance de cara a añadir una zona de descanso con sombra, que tanta falta nos hizo el año pasado y que sin duda, echamos de menos en las horas más intensas de calor.
Hoy además era el primer día con actividades gratuitas realizadas fuera del recinto, y el emplazamiento elegido para hoy era el skatepark de Cimavilla, donde estaban programados los Maverick y los Flashback (quienes, por motivos de salud de última hora, no pudieron realizar su actuación, comunicado que hicieron justo el día antes). Esta jornada no la cubrimos, ya que el desplazamiento y el calor nos supusieron un contratiempo, y directamente, pasamos nuestra crónica a la jornada del recinto, ya por la tarde.
Ambiente
Por temas de tiempo, nos saltamos a los The Guilty Brigade, un grupo que tratamos de ver siempre que podemos, y es una lástima, pero la organización de los horarios del cartel no nos benefició en ese sentido.
Así pues, decidimos que el primer grupo que cubriríamos de la tarde sería Wolfmother, cuyo hard rock y stoner parecían ser bien conocidos y considerados en el Tsunami, como daban cuenta del amplio respetable que habían sido capaces de congregar. Los australianos tuvieron que lidiar con un tremendo calor, y a cambio de la entrega del público, nos obsequiaron con una ejecución muy limpia y directa, con unas voces muy nítidas, y unos temazos que no faltaron en la breve hora de su directo, que culminaron con “The joker and the thief”, no sin antes darlo todo con “Woman”, el que quizás sea su tema más conocido.
Wolfmother
Casi a la carrera, en cuanto terminó este bolo en el escenario principal fuimos al lateral, pues se iba a montar una fiesta que yo ni por asomo me imaginaba. El nombre de los The Black Panthys Party me sonaba de guateques y jaranas, pero como nunca les había visto en directo, no sabía su rollo. En cuanto vi la bandera de Taburete sobre el escenario, ya me arrancaron la primera risa, y ahí fue todo empezar con el despiporre. Hubo ácido y sátira hasta para el apuntador, y menciones bromeando hasta para unos cuantos grupos del festival, como Desakato. Su punk corrosivo y rápido no dejó a nadie indiferente, y ya empezando fuerte con “Sexo marianal”, siguieron con su particular guillotina con “Noche con Marichalar”.
Las risas llegaron cuando llamaron a Abascal al escenario como invitado especial, y entre risas y abucheos, nos quedamos todos bien a gusto con la crítica afilada que se lanzó contra la censura, el fascismo, la monarquía y otros tantos temas durante todo su bolo. Hasta fuimos testigos del tema más breve jamás interpretado, que no es otro que “Colegio de educación especial Infanta Elena”, con lo que ellos mismos han acuñado como el pogo de la patata; risas y más risas, sin duda, en uno de los concis en el que mejor me lo he pasado de unos cuantos festivales. Los temazos tochos quedaron para el final, pues “El rey no es gay, se folló a Bárbara Rey”, “Quiero ser Paquirrín”, “Gora ET”, y “Vacaciones en Camboya” alargaron el set list hasta el final a las 19:50. Y si hubieran seguido media hora más, yo ya me descoyuntaba de las carcajadas.
The Black Panthys Party
Justo a continuación, sin apenas un descanso, la cita que llegaba en el escenario principal era You me at six (que no fuimos ni él ni yo, pues había bastante más gente, ni mucho menos las 6 de la tarde). Fuera como fuese, no hubo tanto público como se esperaba, quizás porque gran parte del Garden estaba abarrotada, acogiendo a todas esas personas refugiadas de la radiación solar.
Quizás también porque el estilo de estos británicos es demasiado adolescente y orientado levemente hacia el pop rock, y eso no terminó de entonar con un grueso de la audiencia del festival. Con una lona bastante sencilla y un VI llameantes, protagonizaron una hora de directo en el que, eso sí, consiguieron conectar en algunas ocasiones con los asistentes, pues en una de ellas lograron que todo el público se agachara a sus órdenes.
De todos modos, la sensación que me quedó fue de que rompieron un poco con el espíritu del festival, ya que este grupo está muy lejos de la energía punk o el caudal rock que más sinergia tiene con el concepto general del Tsunami.
You me at six
A Bob Vylan, del que he oído maravillas como artista emergente y que está despuntando muchísimo, nos le perdimos por ir a descansar, algo que con el tiempo quizás no me perdone. Pero, si hablamos de Frank Carter, entonces se me pasa ligeramente esa dolencia, y es que nuestro pelirrojo favorito era el siguiente en ocupar las tablas del escenario principal. Lo primero que hizo, y se lo agradecemos, fue disculparse por su ausencia en el cartel del año pasado, lo cual nos supuso una dolorosa punzada, siendo él uno de los reclamos de peso de aquella edición del 2022.
Ya cerca del atardecer, saltó al escenario llamando la atención como sólo el sabe, y con una camiseta rosa bastante chillona, que permitía localizar y seguir todos sus movimientos, abrieron su telón con un par de temas de su último elepé, Sticky. Pero seamos sinceros, queríamos la caña, queríamos el punk, queríamos el rock elaborado y melódico, y con “Tyrant lizard King” se fue directo al que para mí es su mejor disco hasta la fecha, End of suffering. Y lo hizo siendo el showman que pretende ser, subido sobre el público, incluso haciendo un pino en perfecto equilibrio mientras era sostenido por decenas de manos amigas.
Frank Carter
Su voz no sonaba todo lo limpia que nos gustaría para alguien como él, que posee un tono variado y melódico, pero cuando fueron llegando “Kittysucker” (con un buen macrocirclepit), “Devil inside me”, “Acid veins”, o “Lullaby”, caímos en el hechizo de esos discos que nos fue obsequiando hace ya cuatro años en el caso de End of suffering.
Hubo unos cuantos momentos tranquilos, como un pogo enorme sólo con participación femenina, la interpretación de “Angel wings” con su crescendo emocional, y sí, fue aquí donde noté la ausencia más sonada, pues “Anxiety” se quedó fuera del set list escogido, quizás por ser un tema un tanto melancólico y reflexivo para un formato de festival.
Entre medias, pudimos ver que el unicornio hinchable de los Black Panthys todavía seguía vivo, y para terminar el espectáculo, quedaron otros grandes exponentes de los ingleses, empezando por “My town”, siguiendo con “Crowbar”, y culminando con la habitual y recurrente “I hate you”, que siempre ha sido considerada una bella balada de amor. Nos quedamos satisfechos, si bien no encantados, así que no tardes en volver Frank, antes de que te echemos demasiado de menos.
Frank Carter
Y hablando de reencuentros, uno bastante más reciente, pero que siempre es de mi agrado. Desde Valencia, y vistos hace apenas unas semanas en el Vintoro, calentaban motores los Sons Of Aguirre en el escenario Andrea Baladrón, y como el set list tenía que verse encorsetado en menos de una hora, empezaron fuerte con “La cigarra y la hormiga”, pero sin la intro con la voz de Javier Bardem. Sin mucho tiempo para hacer incisos, sí que aprovecharon cada segundo entre temazo y temazo para criticar el panorama de política actual, y también para acordarse de dos compañeros como son Pablo Hasel y a Valtonic, golpeados por la censura, y a quienes dedicaron el concierto del Tsunami.
“Fueron pocos” y “No me posiciono” fueron los dos exponentes de su disco del 2022, mientras que el resto de su set list se compuso de los nombres propios habituales, como “Bienvenido a España”, que fueron en una escala cada vez mayor, con “Privilegiados”, “Paco Pepe” con pogo como guarnición, “Cristales rotos” como balada tranquila para unir las manos del público, y cómo no, “Velociraptor vegano” ya cerca del cierre, con circle pit como celebración. “Valley of the fallen” suele ser la elegida como despedida, y sus coros nos unieron a todos los presentes, en una cálida sacudida hasta la próxima fecha junto a ellos.
Sons Of Aguirre
Y ya, casi sin darnos cuenta, habíamos alcanzado al cabeza de cartel del viernes, que nos recordaba, a modo de Día de la Marmota, a la edición del 2022, pues los Dropkick Murphys volvían a protagonizar el headliner por segundo año consecutivo, pero con la salvedad de que el Tsunami pasado, fueron ubicados en el jueves en lugar del viernes. Un cambio importante venía de la mano de su formación actual, pues Al Barr, quien fuera el vocalista principal de la banda desde hace 25 años, tuvo que dejar los Dropkick por una cuestión familiar que pasaría a consumirle el grueso de su tiempo profesional. Esperamos, eso sí, que cuando se recupere de este problema, pueda reincorporarse a la banda de Massachusetts.
Si bien esto se dejó notar en la percepción general del concierto, si tantos detalles punks, el set list se compuso en su mayoría de las grandes conocidas, con “The boys are back”, “Rose tattoo” con explosión y lluvia de confeti incluida, y para mi sorpresa, “I’m shipping up to Buston” no fue la despedida. Otra sorpresa inesperada fue el final abrupto, sin siquiera despedida ni presentación de los miembros, que se produjo a la una menos cuarto.
Dropkick Murphys
Dejando para el final a otra banda asturiana (lo sentimos mucho Lendakaris, por hoy servidor ya estaba en las últimas y al borde del derrumbe, la energía se acababa), era el turno de los Me Fritos and The Gimme Cheetos, con la doble casualidad de que, en ese mismo día, pero casi 12 horas antes, habían tocado también sus casi homónimos americanos, por lo que a muchos les parecía que había cierta repetición en el cartel. Pero no, nada más lejos de la realidad, mientras que los Me first and the Gimme Gimmes versionan temas del punk rock internacional, los Me Fritos toman la farándula, lo lolailo, y hasta lo choni, y lo llevan a su base de numerosos fans deseosos de covers con una carga instrumental mucho más bestia y machacona.
A nada que te acercases por el escenario Andrea Baladrón, era fácil escuchar los coros del público al ritmo de “Yo quiero bailar”, “Que te den” o “Cuando zarpa el amor”. Vamos, que todas esas canciones que normalmente todo buen punky o metalero esquivaría o pasaría de largo, aquí te quedabas y la vivías a fuego, y es que saben montar una buena fiesta incluso cuando se ponen serios con “Tengo un tractor amarillo” pues Tiby, su frontman, sabe llevarte a su terreno (y a su velero, cuando también la cantan). Mientras seguía montada su particular verbena, nos fuimos rumbo a casa, pues el sueño era necesario para ocuparnos de la última jornada de este maremoto.