Echo & the Bunnymen han sido, sin darme cuenta, parte de la banda sonora de mi vida. Y escribo “sin darme cuenta” de manera completamente intencionada, ya que no sería hasta 2017 o 2018 cuando asocié, un buen puñado de canciones, a ellos. ¿Cómo ha pasado? Pues sinceramente, no lo sé. El caso es que un buen día “Killing moon” o “Bring on the dancing horses”, por nombrar algunas que había escuchado mil veces, pasaron a ser asociadas a alguien, un alguien que tenía que quitarme en directo, no había otra, y por eso, aquel martes 26 de septiembre, La Riviera y yo tuvimos una cita.
No me cuadraba la apertura de puertas, 19:30, con la hora de comienzo, 21:00, así que decidí acudir relativamente temprano, algo que no pensamos muchos. A las 20:00 salieron al escenario REYKO.
Buscando a posteriori, y ya indicando el nombre de REYKO, algo de información encontré, pero su actuación no era algo anunciado en las notas estándar, lo que se tradujo en el ambiente desolador de la sala. Desolador porque fácilmente comenzaron su actuación ante 50 personas, si llegaban. Para aquellos que no estén familiarizados con La Riviera, es una sala cuyo aforo se acerca a las 2000. Sólo entrando muy pronto a un concierto había visto este recinto más vacío.
Personalmente es un grupo que me llama bastante, pero su synth pop con tintes oscuros en formato dúo, en un escenario medianamente grande, ante una sala vacía, les hizo un flaco favor. El mismo concierto, segundo por segundo, en un lugar como la sala El Sol, hubiese ganado enteros.
Aunque fue llegando gente con cuenta gotas, el ambiente no les fue propicio. Ni con su versión de "Unbelievable" de EMF lograron más que arrancar aplausos al final. No puedo, ni se me ocurriría, calificar su show como algo que estuviera mal, pero el resto de factores no ayudaron, porque además, para más inri, justo tras anunciar que iban con la última canción tuvieron que contradecirse indicando que era la que acababan de tocar. |
Entre el final de REYKO y el comienzo de Echo & the Bunnymen La Riviera pareció llenarse, y escribo pareció porque desde mi posición me era imposible corroborarlo.
Pasadas las nueve una, interminable "Europe endless" dio paso a... a "Je t'aime... moi non plus" pero esta se cortó de repente comenzando a sonar "Sicut ovis" del Students' Chamber Choir Utrecht seguido de un "Hola Madrid" de Ian McCulloch y "Going up", dando por fin comienzo a la actuación de Echo & the Bunnymen.
Desde el primer momento pude notar que la voz de Ian, ronca y sin fuerza, dejaba bastante que desear. No puedo comparar con ningún otro momento, lo mismo en directo lleva así mucho tiempo o es algo puntual. No es que esperara escuchar el mismo timbre que tenía en los 80, eso sería estúpido, pero desde luego algo mejor sí creía que iba a escuchar.
Para mí fue el hecho que marcó todo su paso por Madrid, eclipsando al resto de la banda, que eso sí, tocó, sin apenas dar un paso para abandonar su posición, de maravilla.
Yo la verdad es que me llevaba las manos a la cabeza con momentos como el vivido en "The killing moon", con un fragmento casi a capella donde se ponía más de manifiesto que Ian no estaba para cantar.
Eso sí, aunque me parece tan obvio como que esta crónica es en castellano, quiero dejar cristalino que esta es mi opinión. Y lo recalco por algo que me parece que tiene mucha relevancia: el ambiente que se respiraba era de todo lo contrario: de una descarga épica, llena de clásicos, donde cada tema entraba mejor que el anterior.
También destacar que Ian cumplió con sus funciones, mal, pero cumplió, apenas usando el truco de dejar que cantara el público, y con algún momento de simpatía entre canción y canción, chapurreando algo de español, pero para mí no arreglaba nada, sólo no lo empeoraba.
Francamente, he vivido veladas mejores. Para mí fue un casi todo mal. REYKO se merecían algo mejor y Echo... no es que no, es que simplemente no me explico las reacciones del resto, o por lo menos no me las explico del todo. A veces creo |