He de confesar que ese día tenía pensado acudir a otro evento desde hacía tiempo, pero un cambio a horario matutino de dicho acontecimiento me hizo tener que replantearme a donde acudir y, entre la amplia y variada oferta que había en esa jornada, me decanté por volver al Groez, tres meses después de mi anterior visita, para ver en vivo a dos bandas bilbaínas, a las que nunca había disfrutado en directo como eran Toni Metralla y Los Antibalas, por un lado, y Turbofuckers, por otra.
La duda, como es habitual, era saber la acogida que este concierto iba a tener, ya que el cartel era muy atractivo, pero la saturación que hay de eventos para el poco público que suele acudir a los mismos hacía que me entrarán dudas acerca de la afluencia, pero, esta vez, la gente acudió y llenó la sala torrelaveguense, con también bastantes personas que habían venido de fuera de la tierruca.
Como en el Groez los conciertos tienen que acabar a una hora en concreto para evitar problemas, todo fue rodado y, apenas un cuarto de hora después de la hora fijada en el cartel, estaban sobre las tablas los Turbofuckers, integrados en la actualidad por Iñaki Sixx, voz y guitarra, Mike Hëll, guitarra y coros, Pepe Bombs, bajo y coros, Borja Bowman, teclado, y el último en llegar, Rubén, batería.
Hasta este momento la banda ha sacado los discos “Lady infierno", del 2016, “Rock 'n' Rollers”, del 2019, y “Death punk all stars”, de este mismo año, además de los Ep´s, “New generation kamikazes”, del 2015, y “Toxic glam”, del 2018, habiendo cubierto en esta web unos cuantos de sus conciertos y habiéndoles entrevistado varias veces en sus 8 años de trayectoria, la última en plena pandemia.
Turbofuckers
Y como hacen en su último trabajo, la banda inició su descarga con esa “Intro”, muy guitarrera y cañera, que se fusionó, como en la citada obra, con “Death punk all stars”, que comenzó con ese juguetón sonido de guitarra, siendo una pieza muy pegadiza e intensa, para, sin pausa alguna, continuar con “B stock babies”, compañera de disco de las anteriores, una canción muy quedona y potente, a la vez que animada y pegadiza.
No querían que aquello se enfriase y era el momento de “Rock and roller”, de su anterior obra, un tema muy rápido, pero al mismo tiempo pegadizo y que hizo que la sala fuera cogiendo más ambiente, con la gente animándose, para retroceder a su trabajo del 2018 con “The hell is for fuckers”, una pieza que tuvo un ritmo más machacón y que resultó muy pegadiza.
Casi sin parar, era el momento de regresar a su presente plástico con “Donde nada importa”, entrando con ese contundente sonido de guitarra, siendo una pieza muy movida y dinámica, con un estribillo pegadizo y un machacón final, para retroceder a su primer larga duración con “Chico de barrio”, un tema con un sonido constante y movido y que nos recordaba ese sonido más crudo de sus comienzos.
Turbofuckers
Enlazada con la anterior, como en ese mismo disco, era el turno de “Corre rocker”, una canción que sonó muy poderosa, rápida e intensa, haciéndonos mover la cabeza con su ritmo, para presentarse y comentarnos que era el primer concierto de su batería, antes de regresar a su actual obra con “Los ojos del diablo”, un tema muy elaborado y pegadizo, con muy buenas interpretaciones, en especial de los guitarras.
Unida a la precedente y continuando en su disco de este año, era el turno de “Chica destrucción”, una pieza muy potente, con esa batería tan machacona y que tiene esos parones antes de que sonase ese pegadizo estribillo, continuando con la que cierra esta obra, es decir, con “La última (en tu casa)”, que fue iniciada al grito de revienta esa batería, con el sonido de la misma dándole inicio, una canción muy directa y que tiene un ritmo contagioso y pegadizo.
Llegaba el momento de la única canción que restaba de su presente trabajo, “Sexmachine”, que fue unida a la anterior y que empezó con fuerza, con un muy pegadizo y quedón estribillo y que fue una pieza que sonó muy potente y contagiosa, con momentos de lucimiento de los teclados, para, enlazándola con ésta, continuar con “Tu novio, tú y yo”, de su obra de hace 7 años, un tema que fue tocado a toda velocidad, muy rápido y poderoso y que me gustó mucho.
Recordaron que habían sacado nuevo disco este año, pero que, por azares del destino, no le habían traído, para continuar con dos cortes de su anterior obra, comenzando con “Intro (K-OsMik Shot)”, muy relajado y con los teclados muy presentes, para, como en el mismo trabajo, ser unido con “Rock and roll is dead”, una pieza con fuerza y rapidez, pero también con cambios de ritmo, para luego coger más potencia, dejándonos una canción muy quedona.
Sin dejar ese mismo disco, era el turno de “Cuando ya no quede nada”, la cual empezó relajada, con los teclados en primer plano, pero que poco a poco fue cogiendo fuerza, siendo una pieza muy movida, que se fue relajando en la parte final, para retroceder hasta su Ep de hace 5 años con “Amor tóxico”, que empezó potente y machacona, manteniendo ese ritmo en buena parte de la misma, pero con partes más intensas.
Turbofuckers
Recordaron el paso de algunos de sus músicos por B.C Bombs con la versión de la citada banda del “Demasiado cabrones”, que fue unida a la anterior y que tuvo un aire movido y contagioso, dejándonos una pieza muy pegadiza y que contó, como durante toda la velada, con unos muy buenos coros, para enlazarla con “Turbofuckers”, el corte que da nombre a la formación y que también abre su primer larga duración, un tema muy potente y cañero.
De esta manera y tras algo menos de una hora sobre las tablas, concluía la actuación de unos Turbofuckers que dieron un muy buen concierto, con un sonido muy potente y demostrando tener mucha calidad sobre tablas, con una propuesta basada en temas que te enganchan, incluso, aunque no los hayas escuchado mucho y es que, casi sin querer, estas tarareando sus canciones y moviendo la cabeza con su música.
Son ya veteranos en la escena y se nota que saben bien a lo que juegan, demostrado ese estilo que tienen cuando suben a tocar, además de la calidad que poseen, logrando que la gente celebre cada uno de sus cortes como verdaderos himnos, en donde los coros cobran un papel esencial y los teclados le dan ese toque tan peculiar a ese sonido tan directo y potente que poseen.
Sin duda, una banda que, pese a llevar poco tiempo como tal, ya se han hecho un hueco dentro de la escena norte y eso es gracias a conciertos como el de esta noche; no os los perdáis, si pasan cerca de vuestro lugar de residencia, y disfrutad con su música.
Afortunadamente, el cambio entre banda y banda fue muy rápido y enseguida estaban sobre las tablas Toni Metralla y Los Antibalas, es decir, Tonino, voz, Lino, guitarra y coros, Koldito, bajo y coros, y Yiyo, batería, todos ellos veteranos de la escena bilbaína y que se fundaron en el año 2012, habiendo publicado, hasta la fecha, los discos “Toni Metralla y los Antibalas”, del 2014, “Día despejado en Ciudad Rencor”, del 2016, y su más reciente “... y tu vida en blanco y negro”, del 2019.
Y se subieron al escenario, saludándonos y anunciando que después de los Turbofuckers era su turno, iniciando su velada con “Rock and roll por siempre”, el que cerraba su ópera prima y que es una versión del tema de The Carburetors, un corte muy cañero, rápido y pegadizo y que fue seguido por “Antiurbanita”, recogida en el mismo disco, y que es una adaptación del grupo Triturbo, rápida y cañera, con un estribillo pegadizo y con su cantante mostrando su gran carisma.
Enlazándola con la anterior, era el turno de “Siempre en mi mente”, de su segundo álbum y que es una versión de una canción de Elvis Presley, muy pegadiza y animada y que hizo que la gente se metiera más en ambiente, si no lo estábamos ya, para continuar con la primera pieza que sonaría de su más reciente obra, “Enamorado de la soledad”, muy intensa, pegadiza y potente.
Tras un cambio de guitarra, continuaron el recorrido por su último trabajo con la que le abre, la genial “La sana intención”, una canción muy buena y pegadiza, con un sonido muy machacón y constante y una letra muy lograda, para regresar a su primer disco con su adaptación de “El tren de la costa”, de Johnny Burnette, aunque han sido muchos los artistas que la han versionado, corta y directa, pero al mismo tiempo cañera, poderosa y rápida.
Toni Metralla y Los Antibalas
De vuelta a su actual lanzamiento, era el momento de escuchar “Aditivo de plomo”, que se inició de manera más calmada, pero que luego fue cogiendo más fuerza y resultó ser una pieza muy machacón y pegadiza, para, tras un nuevo cambio de guitarra, regresar a su primer disco con uno de los temas propios que incluyeron en él, como era el caso de “Cohete cósmico”, que empezó con un sonido contante y que resultó ser un corte muy pegadizo y celebrado por los allí congregados.
Tras un breve respiro, y es que la intensidad del concierto que estaba dando la banda era alta, continuaron con un tema que no identifiqué, pero que en su setlist aparece como “Corazón borracho”, un corte muy rápido y constante, que fue seguido por “Laberinto”, una pieza que subieron a redes hace un par de años, muy rápida y potente y que fue muy celebrada, gracias a ese estribillo tan pegadizo que posee.
Después de hacer unos ajustes, continuaron con la celebrada “Bien jodida”, una versión de un tema de Supersuckers y que ellos recogieron en su disco debut, aunque la tuvieron que parar por un problema con el bajo, retomándola y contando con un muy buen solo de guitarra, siendo muy cantada, para avanzar hacia su segundo trabajo con “Güisqui, polvo y flema”, una canción muy rápida e intensa, de esas de cantar en los directos y de fiesta, dejándonos una pieza muy directa.
Toni Metralla y Los Antibalas
No dejaron su obra de hace 7 años con el tema que le daba nombre, es decir, con “Día despejado en ciudad rencor”, después de solucionar algunos problemas con el micro, un corte que empezó con un sonido constante e intensificándose progresivamente, con un estribillo muy pegadizo, para pasar a otra pieza que publicaron en su disco de hace 4 años, como fue “23-10-99”, su homenaje a los argentinos Cadena Perpetua, con un sonido muy constante y pegadizo.
Continuaron en su último disco con “Ratas hambrientas”, una canción muy cañera, pegadiza y sonando constante, en la que Fabi, de Penadas Por La Ley, cantó un fragmento, para volver a su anterior trabajo con ese corte que es una declaración de intenciones, “Antibalas”, un himno, muy coreado y celebrado por todos, gracias a ese estribillo tan quedón.
Nos fueron avisando de que iban encarando ya la recta final de su actuación, comenzada la misma con “La muerte es el relax”, una versión de una canción de The Bones, que ellos han recogido en su ópera prima y que comenzó con mucha fuerza, siendo una pieza muy pegadiza, para continuar con otro corte que no tenía identificado, pero que ellos en su setlist titularon como “Nancy”, un tema con mucha fuerza y potencia y un ritmo bailable.
Continuaron con ese “Grito rebelde”, tema que aparecía en su primer trabajo y que es una versión del clásico de Billy Idol, el cual fue comenzado por la guitarra, aunque luego fue relajándose, para, más tarde, coger mucha fuerza cuando llegaba ese pegadizo estribillo, siendo éste muy alargado y celebrado, mostrándose encantados de haber estado allí, antes de continuar con “El último adiós”, versión de Agent Orange y que aparece en su segundo disco, con mucha fuerza e intensidad, contando con un estribillo muy quedón y con ese momento en que la canción parece haber terminado, para luego recuperar el citado estribillo.
Nos recordaron que tenía un puesto de merchán, antes de ser el batería quien diese inicio a otro de esos cortes que no identifiqué, pero que en su setlist aparecía como “La línea roja”, con un sonido muy especial de la guitarra y que fue un tema con mucha fuerza, para despedirse con la inolvidable “A-68”, de los M.C.D, en donde habían tocado Tonino y Lino, con ese comienzo tan guitarrero y que fue muy celebrada y cantada por todos.
Toni Metralla y Los Antibalas
De esta manera y tras, más o menos, 70 minutos sobre las tablas, concluía un muy buen concierto de Toni Metralla y Los Antibalas, con la gente disfrutándolo a tope y la banda mostrando mucha actitud y experiencia sobre el escenario, con esa mezcla entre temas propios y adaptaciones de canciones de otros, pero llevadas a su terreno, hasta el punto de parecer prácticamente propias.
Lo cierto es que su actuación se me paso en un suspiro y eso que no había seguido mucho la trayectoria de la banda, pero cuando hay buenos músicos encima del escenario, un cantante como Tonino, que derrocha carisma, y un buen puñado de temas directos y pegadizos, sabes que vas a disfrutar de una buena velada, como la que tuvimos esa noche en la sala torrelaveguense.
Sin duda, una banda que hay que ver en directo, ya que, aunque sus discos puedan estar bien, que lo están, en los conciertos es donde está su verdadera esencia.
Después de adquirir algo de material de ambas bandas y tras despedirme de algunos de los presentes, me fui del Groez, tras haber disfrutado con las actuaciones de Turbofuckers y Toni Metralla y Los Antibalas, que dejaron claro el gran nivel que ambas formaciones poseen, en una noche en la que el público respondió en gran número, en donde pudimos disfrutar de una velada muy especial y con un muy buen ambiente.
Agradecer, una vez más, a la gente del Groez, con Jorge al frente, por hacer que esta música siga sonando en directo en Torrelavega; por más jornadas como ésta.