Con vienen siendo tradición desde hace ya un buen puñado de años, en los inicios del mes de diciembre el Varuko de Vioño celebra su aniversario, una verdadera fiesta, que llena dicho local y en donde suele haber muchos sorteos, regalos y picoteo, pero que, además, este año venía amenizado con música en directo, concretamente con la actuación de una banda de la que poco sabía y que se llaman Los Rakeros.
Por ello y aunque había muy buenas propuestas en otras salas, la comodidad de tener el local a 5 minutos andando de casa y el hecho de madrugar al día siguiente, inclinaron claramente la balanza hacia esta opción, volviendo a escuchar música en directo en dicho establecimiento, un par de meses después de la anterior vez, aunque, en esta ocasión, la cita sería en el interior del recinto.
Llegué con bastante antelación y es que la cita se fue demorando, ya que hubo diferentes sorteos y picoteo ante lo que era un día de celebración, al que acudió muchísima gente, mucha de la cual tuvo que quedarse fuera y ver la actuación desde el exterior, notándose también ese aire festivo prenavideño y sirviendo para reencontrarme con personas a las que hacía tiempo que no veía.
Muchos os preguntareis quienes son Los Rakeros, pues estamos ante un trío que está o mejor dicho estaba integrado por Alberto Salinas, voz y guitarra, Mikel Cea, guitarra y coros, y Alejandro Amparán, cajón flamenco y coros, y digo que estaba integrado, porque el último componente mencionado ya no formaba parte de la banda ese día y los otros dos miembros dieron esta noche su último concierto juntos.
Pero nada de esto sabíamos esta noche, donde nos iban a presentar todos los temas de su único disco, “Cuentos malcantados”, que habían publicado en ese 2023, junto a algunas versiones de algunos de sus artistas favoritos, iniciando su velada, después de saludarnos y de agradecer al Varuko que hubiera contado con ellos, con el corte que da comienzo a su trabajo, “Entre playa, valle y bosque”, muy animado, movido y pegadizo y que nos hizo entrar en calor.
Los Rakeros
Continuaron el repaso a su único plástico con “Títeres”, una pieza que quisieron dedicar a la gente que tiene que trabajar, aunque no les guste, muy movida y con un ritmo pegadizo, siendo seguida por su compañero de disco “¿A qué huelen las nubes?”, un tema que empezó relajado, pero con ritmo, cogiendo luego más velocidad e introduciendo diferentes cambios de velocidad en el mismo.
Nos agradecieron nuestra acogida, recordándonos que tenía su disco a la venta, pasando ahora a tocar una versión del “Contra todos”, de Robe, una canción que empezó relajada y que contó con un sonido machacón y constante, pero con partes más intensas, antes de volver a sus temas propios con “La razón del caos”, un corte muy intenso y con partes en las que se iba acelerando, dejándonos una rápida pieza.
Continuaban el recorrido con sus propias canciones con “La vereda de mi mente”, la cual recordaron que la habían compuesto en las escaleras de la playa de El Sardinero, una pieza con mucha fuerza y poderosa, además de pegadiza, y con ese aire bailable y un cambio de ritmo final, sufriendo Alberto la rotura de una cuerda de su guitarra, la cual no pudo cambiar al no haber traído recambios, pero se las apañó para continuar la velada de esta manera, siendo el turno de la versión de “El aire de la calle”, de sus admirados Los Delinqüentes, un tema que comenzó animado y que resultó ser un corte muy movido y en el que jugaron con diferentes cambios de ritmo.
Volvieron a agradecernos nuestro recibimiento, para regresar a los temas que contiene su único disco, siendo el turno de “Con los pies en el suelo”, un corte que interpretaron tras afinar, confesando su cantante que era su favorito, metiendo bien de caña y con esos cambios de ritmo, para coger luego más intensidad, continuando en el mismo trabajo con “Presos de ilusiones”, una pieza que se inició muy movida y que resultó una canción muy pegadiza, con ese aire contagioso y un ritmo muy animado.
Sin dejar ese trabajo que venían presentando, era el turno de “Guerra contra el olvido”, tras brindar con unos chupitos, que uno de los habituales del local les hizo llegar, un tema que empezó relajado, pero que luego fue cogiendo más fuerza y más ritmo, para pasar a tocar una versión de la conocida “Felicidad”, de La Cabra Mecánica, una canción que fue muy cantada y que supieron llevar a su estilo.
Siguieron con las versiones con otro de los grupos de los que han bebido para crear su estilo como son los Estopa, de la que caería “Fuente de energía”, una canción muy animada y celebrada por los presentes en cuanto fue reconocida, para volver a las composiciones propias con “Árbol de madera”, una pieza movida y dinámica y que resultó ser un tema muy animado y festivo.
Los Rakeros
Llegaba la ocasión de escuchar el tema que da nombre al disco que venían presentando, “Cuentos malcantados”, recordando que tenían algunas copias allí para quien le quisiera, un corte que empezó calmado, pero que luego fue cogiendo más velocidad y fuerza, aunque cambiando de ritmo y con la gente palmeando, mostrándose encantados por nuestra acogida, para adentrarse en otra versión, en este caso de “El viajero del cartón”, de Los Delinqüentes, que empezó calmada, pero que luego fue cogiendo más fuerza y que se volvió muy movida, con un grito final del cantante a favor de la banda homenajeada.
Continuaron con las versiones de dos grupos algo alejados de su propuesta, siendo la primera en sonar el “Trasegando”, de los Marea, muy movida y que fue tocada a su estilo, tras la que nos indicaron que iban encarando la recta final de su actuación, siguiendo con el “Cosas de la vida”, de los míticos Eskorbuto, una muy buena canción, muy movida y animada y que también supieron adaptar a su música.
Más versiones fue lo que la banda nos siguió ofreciendo, siendo el turno de la celebrada “A la luz de Lorenzo”, de Los Delinqüentes, haciendo que la fiesta, que allí se estaba viviendo, fuese todavía más grande, para continuar con las canciones ajenas con la no menos coreada “Rojitas las orejas”, de Fito & Fitipaldis, que fue muy cantada y que ellos, una vez más, supieron llevar a su estilo.
Turno ahora para una pieza propia, “Despierten de una vez”, la que cierra su único trabajo y que comenzó de manera relajada, pero que luego se volvió muy pegadiza y con ese estribillo tan quedón, siendo unida con ese clásico del rock estatal que es “Pepe Botika (¿Dónde están mis amigos?)”, de los Extremoduro, y que, como era de esperar, fue muy celebrado y cantado por la concurrencia.
Seguían recordando a sus queridos Los Delinqüentes con ese corte llamado “El bandolero”, un tema que resultó muy animado y movido y que hizo bailar a parte de los presentes, antes de pasar a avisarnos de que iban a tocar la última, siendo ésta “Nasio pa la alegría”, de lo Estopa, una pieza muy conocida de los de Cornellá y que sonó muy animada y bailable esa noche.
Los Rakeros
Pero, aunque nos dijeron que no se sabían más, todavía había tiempo para más canciones, como esa versión del “Paseo”, también de los Estopa, que empezó relajada y que fue muy movida y coreada, contando con mucha velocidad en su parte final, para dejarnos con el único tema que restaba de su trabajo, “Cabezazos contra la pared”, recordándonos que tenían discos a la venta, muy dinámico y pegadizo y que te hacía moverte casi sin querer.
De nuevo hicieron amago de irse, pero continuaron, no sin antes elogiar nuestra acogida, para aventurarse a tocar la versión del “Sucede”, de los Extremoduro, muy movida, animada y cantada por un público que se lo estaba pasando en grande, para seguir con el atemporal “Tu calorro”, de los Estopa, que, lógicamente, fue muy coreado y celebrado por la concurrencia.
La insistencia de la gente y sus propias ganas hicieron que todavía se animaran a tocar una pieza más, “El rey del regaliz”, de Los Delinqüentes, que empezó relajada y calmada, pero que luego se volvió más intensa y ganando fuerza en su parte final, con la que pusieron el punto y final a su velada tras casi dos horas tocando y entre los aplausos de los presentes.
Pese a que Alberto tocó con una cuerda menos durante casi todo el concierto, Los Rakeros supieron sacar su concierto adelante muy bien y haciéndolo muy entretenido, con la gente muy metida en el mismo, sobre todo a medida que éste avanzaba y el público se iba familiarizando con su propuesta, que llegó muy adentro de los allí congregados, convirtiendo aquello en una auténtica fiesta.
Es una pena que la banda no siga adelante, porque tienen un muy buen disco y un directo que te engancha, notándose que tienen cancha para estar actuando todo el tiempo que quisieran, pero las circunstancias son las que son y al menos nos quedará ese trabajo, que esta noche escuchamos en su totalidad, y la suerte de haber podido verlos en vivo y haber disfrutado con ello.
Ahora a ver lo que depara el futuro a sus integrantes, ya que, que se sepa, Alberto va a seguir con una propuesta en solitario llamada Bertillo, y quien sabe si en un futuro la banda se vuelve a juntar, pero si es que no, su legado ahí está.
Con el disco de la banda bajo el brazo y tras despedir a los músicos y parte de los presentes, me fui rápido para casa porque quedaban pocas horas para que sonase el despertador, pero lo hacía con la satisfacción de haber disfrutado de este concierto, que a la postre sería el último, de Los Rakeros, en un lugar tan especial como es el Varuko, donde seguro siguió la fiesta hasta altas horas y en donde la música volverá a sonar a mediados de enero; que no decaiga.