Resulta bastante habitual en conciertos ver personas entregadas y entusiastas… y ver personas con una expresión igualmente alegre, pero algo más sobria; quedando así de manifiesto la diferencia entre quien va por iniciativa propia y quien va de acompañante. Y esto es exactamente igual entre quienes cubrimos conciertos, ya sea de forma gráfica o por escrito: a veces vamos a ver a artistas a los que llevamos años siguiendo, a veces el medio nos manda a cubrir bandas que no conocemos del todo bien, y a veces acompañamos, por una cuestión de reciprocidad, a quien en otras ocasiones nos ha acompañado previamente.
Y así me planté el pasado sábado 13 de enero en el WiZink Center de Madrid dispuesto a narrar de la mejor manera posible el concierto que el gallego Iván Ferreiro ofrecía dentro de la programación de la edición 2024 de Inverfest; de manera que quizá esta crónica no vaya tan dirigida a los y las incondicionales del ex cantante de Los Piratas, sino a quienes -como quien os escribe- están menos documentados acerca de su trayectoria.
Con absoluta puntualidad, el de Nigrán salió al escenario de un recinto al que poco le faltó para colgar el cartel de “completo” y que le recibió entre aplausos a él y a los músicos que lo acompañaban mientras se situaba a los mandos de su teclado para empezar la velada con “Canciones para no escapar”, perteneciente a su último álbum Trinchera Pop (2023).
Iván Ferreiro
Lo primero que llama la atención es una escenografía sencilla, pero elegante, casi más habitual de los teatros que de los grandes recintos; una iluminación que no distrae y que permite concentrar toda la atención en la música, y que crea un ambiente íntimo y acogedor; y un vestuario nada pretencioso que, de alguna manera, refleja la personalidad y la forma de componer de un artista que, manteniéndose discreto y auténtico, ha sabido hacerse su sitio en una industria gobernada por pavos reales.
“La humanidad y la tierra” y “Dejar Madrid” completaron un primer bloque durante el que normalmente los fotógrafos estamos autorizados a hacer uso de las cámaras dentro de la zona acotada para ello, y que abandonamos con evidentes ganas de más. En apenas diez minutos, el señor Ferreiro no sólo había encandilado a sus seguidores y seguidoras, sino que había incorporado a su lista de fans a todas aquellas personas que habían (habíamos) acudido sin saber muy bien qué íbamos a encontrarnos.
Iván Ferreiro
Para los nostálgicos de Los Piratas, vinieron a continuación “Inerte” y “M”, cantadas a coro por la práctica totalidad de un público que disfrutaba de cada nota, de cada palabra, de cada respiración… y que se deshizo en aplausos para recibir a Juancho Marqués, quien asumió el mando momentáneamente para interpretar “El faro”, canción extraída de su álbum Paraíso 39 y que fue grabada con la colaboración de Ferreiro.
“Gran columpio”, “Pinball” y “La gran belleza y la juventud” fueron los siguientes tres temas del nuevo álbum que fueron interpretados ante el público de Madrid y que resultaron funcionar a la perfección. Nos encontrábamos ya casi a la mitad del show y éste no había perdido una sola gota de intensidad por parte de los músicos ni de interés por parte de los asistentes. Allí nadie se movía para ir a la barra, ni al lavabo, ni a ninguna parte (costumbre tristemente frecuente cuando se tocan temas nuevos).
Iván Ferreiro
Tras un pequeño saltito atrás en el tiempo con Santadrenalina; del álbum Respuestas, de los Piratas; y otro saltito hacia adelante con “El dormilón” y “Una inquietud persigue mi alma”, el bloque central terminó con una interpretación de “Años 80” en la que Ferreiro cedió todo el protagonismo al público, que respondió creando una atmósfera de emoción incontenible.
Y aprovechando que el agua ya estaba hirviendo, Zahara y Juno subieron al escenario para colaborar en “El pensamiento circular”, que supuso el inicio de un bloque final en el que siguieron desgranándose canciones nuevas como “Miss Saigón”, y “En el alambre” así como recuperando piezas algo más antiguas, como “S.P.N.B” y “El equilibrio es imposible”, que contó con la imprescindible participación de Santi Balmes para delicia y regocijo de quienes contemplábamos semejante espectáculo.
“Extrema pobreza” y “El viaje de Chihiro” anunciaron el final cada vez más cercano de un concierto que terminó de la misma manera que lo hace el último trabajo de larga duración del artista gallego, con “En las trincheras de la cultura pop” (gracias al espectador que tenía detrás y que repitió varias decenas de veces el nombre del tema, por si acaso se me olvidaba…).
En resumen, podríamos decir que Iván Ferreiro revalidó su condición de icono del indie español y que no sólo no decepcionó, sino que ofreció un espectáculo que convenció de principio a fin y que, de seguro, le hizo ganar nuevos fans.