El pasado 7 de febrero, la guitarrista y compositora Susan Santos, visitaba de nuevo Madrid para dar comienzo a la gira de presentación de su nuevo álbum “Sonora” que estará disponible a partir del próximo 5 de abril y que supone su tercer trabajo de larga duración.

El lugar elegido, la emblemática sala El Sol, donde una hora antes de la apertura de puertas ya se empezaba a formar una larga cola de gente deseosa de disfrutar del potente directo de la artista, resultando muy llamativo el amplio espectro de edades de las personas que aguardaban pacientemente para ocupar un recinto que si bien no llegó a colgar el cartel de “completo” por unas pocas entradas, sí se percibía lleno gracias a la actitud de los asistentes.

Minutos después de las 21:30, el power trío liderado por la anfitriona de la noche, iniciaba el show a ritmo de “Snakebite”, que sirvió para que sus fans entraran en situación y para que aquellas personas que aún no conocían el trabajo se hiciesen una idea de lo que estaban a puntito de presenciar. Un rock con fuertes tintes de blues que supondría el acompañamiento perfecto para recorrer las interminables carreteras del desierto.

Como el disco que estaba siendo presentado aún no estaba disponible, muchas de las canciones que conformaban el set list del concierto nunca antes habían sido escuchadas, por lo que la reacción del público a veces se asemejaba a la de un niño abriendo regalos el día de su cumpleaños, combinando emoción, sorpresa y una evidente satisfacción. Sensaciones que sin duda fueron percibidas por la artista, quien las correspondió aumentando aún más, si cabe, el nivel de entrega.

Si en general a cualquier persona se le nota rápido si le gusta o no su trabajo, esto es especialmente patente en los músicos. Y la formación que ocupaba el escenario del número 3 de la calle de Los Jardines lo estaba pasando en grande, contagiándolo además a todos los testigos de aquel momento.

Y así transcurrió la velada, intercalando las nuevas canciones con otras ya conocidas para mantener y elevar el inmejorable ambiente que se había creado. Ambiente que se disparó cuando el guitarrista y productor José Nortes subió a colaborar en “What I want” y que llegó a su punto álgido con la participación de Miguel Ríos en el clásico “Cosas que le debo a Madrid”.

Tras este instante se inició la segunda mitad del espectáculo, convertido ya en una verdadera fiesta donde reinaba la euforia y que puso de manifiesto que Billly Gibbons no exageraba al describir el magnetismo de Santos.

La última colaboración de la noche corrió a cargo de Paco Mayo, quien aportó su washboard (instrumento de percusión similar a una tabla de lavar -de ahí su nombre-) durante la interpretación de “Rattlesnake”.

Un último bloque arrancó con “Hot rod lady” y terminó con un “Skin and bones” en el que más de uno y más de una hubieran deseado quedarse a vivir; tras lo que la sala estalló en unos aplausos que parecían no terminar y que fueron la prueba palpable e irrefutable de que el show de Susan Santos convence, cautiva y atrapa; ofreciendo una música y una puesta en escena imposible de rechazar.