Cincuenta años, casi nada, la gran mayoría de los matrimonios duran menos que el tiempo que lleva Burning dando guerra en los escenarios de nuestro país, da respeto, mucho respeto, tener que hablar de semejante leyenda viva del rock de nuestro país, y como añadido, una vez mas en la ultima semana nos encontramos antes un show repleto de cámaras dando vueltas por el recinto y sobre el escenario, algo que por cierto se esta convirtiendo en una mala costumbre por que en muchos momentos molestaban en exceso, esta muy bien tener las mejores tomas pero creo que hay que respetar un poco mas al artista y a la audiencia, el cámara sobre el escenario tenía más protagonismo en ciertos momentos que algún miembro de la propia banda.
Pero a lo que vamos, el concierto, a ver como me las apaño para contaros de manera interesante un concierto de los de La Elipa, visualmente, el que haya ido a uno de sus conciertos puede hacer una cronica de cualquier otro show por que lo importante de un concierto de Burning no es lo que vas a ver es lo que vas a escuchar, a sus 68 primaveras Johnny sigue desprendiendo más arte y chulería del que podamos tener tu y yo en nuestra p*** vida. Vale que no le vas a ver corre y saltar, pero es que tampoco lo necesita, es más, se la suda bastante hasta que intentes cantar mas alto que el, aquí mandan sus huevos y cantas cuando el te da permiso, tenlo claro.
Burning
Es un locurón, ver sobre un escenario nuevamente un concierto vivido hace treinta y tres años, y es que eso fue el cincuenta cumpleaños de Burning en La Riviera, una revisión completa y exacta de su mítico álbum en directo editado en mil novecientos noventa y uno, casi nada, en ese punto sobra hasta comentaros el set list, claro está. Se que a mas de uno la fecha y la ocasión les pueda generar desazón, pero, no se puede hacer nada por los que no están mas que recordarles con su música con lo que el cumpleaños había que disfrutarlo y celebrarlo al máximo con el tio Johnny como único y principal maestro de ceremonias, los regalos, al contrario que en una celebración al uso, los hizo el a los que estábamos allí.
Burning
La noche tenia invitados como no podía ser de otra forma, el primero Jose de Benito (Monterrey) que saltaba a las tablas armado con su guitarra para ponerle su sello a “Ginebra seca”, por cierto, el nuevo álbum de su banda Monterrey que está a punto de publicarse, contara con la colaboración de Nico Alvarez y de Johnny en unos de sus temas.
El siguiente, no podía faltar en la fiesta de cumpleaños, Jorge Martinez (Ilegales) y su particular y personal voladura de coco, “Burning, cincuenta años ardiendo, que pasara con el resto de la eternidad”…ahí queda eso, y ahí queda el “Esto es un atraco” que se marcaron, para enmarcar, y es que la voz de Jorge le va como anillo al dedo al tema. La tercera y última aparición estelar fue la de Coque Malla y “Que hace una chica como tú”. A nivel personal me gustan esta serie de apariciones por que le dan al concierto un punto de exclusividad increíble, pero, los temas clásicos es mejor ofrecerlos lo más auténtico posible, hay muchas canciones para las colaboraciones, no deberían ser en esos momentos que todos están esperando con ansia. Ojo, es solo una opinión personal e intransferible.
Burning
En cualquier caso, no estamos para poner pega alguna, y mucho menos cuando al salir de la sala teníamos la sensación de que habíamos retrocedido 33 años y en pleno dos mil veinte cuatro, habíamos revivido una noche mítica con una intensidad insultante sobre el escenario como ostia en la boca para esa nueva generación incapaz de ofrecer un conciertos de mas de 80 minutos. Tenemos la suerte de que esta noche la hemos vivido en primera persona y que la vamos a poder recordar en el salón de nuestra casa cuantas veces queramos, al menos algo bueno tenia que tener ver sobre el escenario pasearse en exceso a un tipo cargado con su cámara. Noche mágica, noche en la que una vez más, Madrid salió ardiendo.