“Recuerda que vas a morir”, no, no lo digo yo, es el nombre que han decidió ponerle a esta gira, y a su último álbum, los británicos Depeche Mode. ¿Significado? Pues, depende de cada uno y de su interpretación, en cualquier caso, lo único claro es, que es una excusa para que tengamos otra magnífica oportunidad de verlos en directo en nuestro país. Pero antes, tuvimos una breve pincelada de la australiana Suzie Stapleton. Una Suzie que no consiguió conectar con un publico poco o nada interesado en su actuación, y es que, dos no “bailan” si uno no quiere, y eso es lo que sucedió. Cuando se despidió del escenario prácticamente ninguno de los asistentes recordaba nada del rock oscuro e intimista que nos había ofrecido durante sus casi treinta minutos de descarga. Una lástima.

Incluso si eres tan grande como DM y tienes temas como hacer 10 horas increíbles, si vienes a presentar disco nuevo, vas a muerte con él, y con esas rompieron el hielo en el Wizink Center, “My cosmos is mine” y “Wagging tongue” se llevaron los gritos y sobre excitaciones de los, y sobre todo las, asistentes, más por su presencia que por los temas en sí. Y es que el magnetismo y la arrolladora presencia, escénica también, de David Gahan intimidan y seducen, casi, a partes iguales. Debo reconocer que la “advertencia” que me hicieron algunos amigos antes de entrar me asusto un poco “ya me contaras por que se han vuelto “demasiado” Techno” pero, me encontré todo lo contario, una banda de 4 integrantes absolutamente brillante. Lo de Christian Eigner a las baquetas fue algo impresionante, sin duda la gran sorpresa para mí, llevando el peso rítmico de la banda en todo momento, algo que a buen seguro no resulta nada sencillo.

Y si lo de Dave fue para que saliéramos todos de allí embarazados, Martin quiso, y lo consiguió, robarle el protagonismo en sus minutos de fama. “Strangelove” y “Somebody” fue esa guinda que corona un tremendo paste con una resplandeciente nada montada.

El publico estaba derretido y Gahan desde fuera del escenario igual por que le falto tiempo para tras poner de nuevo un pie sobre el escenario calificar de “voz angelical” la sobrada que pego el bueno de Martin Gore a las voces antes de que, una vez más, y ya había perdido la cuenta, los cimientos del Wizink Center temblaran de nuevo con “I feel you”. Temas clásicos impolutos aparte, el momento emotivo de la velada llego de la mano de “Behind the wheel”, posterior a la locura por la canción, cuando sobre las pantallas del escenario pudimos ver la imagen del tristemente desparecido en 2022, Andrew Fletcher, que en paz descanse.

Como su segunda fecha en la capital habrá pasado casi con total seguridad cuando leáis esto, y no creo que se la lleven de gira, os puedo contar la sorpresa que DM tenia preparada a la audiencia, y es que aprovechando su “noche de farra” del día anterior por la capital en la que pudieron degustar la gastronomía de nuestro país, hicieron contacto visual, y artístico, con la bailaora Belén Lopez en el céntrico y famoso Flamenco de Leones.

Tal es así, que la invitaron a expresar su arte en el Wizink Center, algo a lo que, evidentemente, no puedo resistirse, el tema es ¿es posible que el aceite y el agua mezclen? Pues no, y aquí tampoco, por eso lo mejor era lo que sucedido, que unieran sus fuerzas, cada uno en su maestría, para ofrecer un “Enjoy the silence” artísticamente impecable.

Y así, exhaustos, nosotros, no la banda, nos metimos en unos apoteósicos bises en los que pasamos de estar en la disco más de moda de la actualidad cuando te ponen por fin el temazo de tu juventud que has pedido al DJ, “Just can´t get enough” a despedirte por todo lo alto con un “Personal Jesus” que, para mi gusto, les quedo algo largo, y es que, ¿qué necesidad hay que darle una vuelta de tuerca a canciones que la gente es capaz de identificar con tan solo un acorde durante el total de la duración de la misma? En cualquier caso, después de dos horas y cuarto, que mierdas importa lo que piense ni yo ni nadie ya, si, además, habíamos saltado, gritado, cantado y bailado como auténticos poseídos, como para poner alguna mínima pega encima.