La gran mayoría de los cantantes y bandas, lo admitan o no, persiguen a su público. Con el paso de los años mutan, se adaptan, configuran en mayor o menor medida su música, el estilo o las formas, a aquello que en ese momento les es demandado. Tiene una cierta lógica, el "éxito", así, entrecomillado, hace prisioneros y a todos les gusta disfrutar de su sabor.
Con Quique Gonzalez tengo la impresión de que ocurre lo contrario. Hace 27 años editó un sobresaliente debut, "Personal", injustamente denostado por el protagonista, con un rock urgente y espontáneo, de la mano del imprescindible Carlos Raya, al que siguió "Salitre 48", auténtico tótem de su discografía, y en él las composiciones que le dieron el espaldarazo comercial. "Pájaros Mojados" fue la resaca del éxito y la fiesta, y desde entonces inició ese camino inverso que mencionaba. Y sus discos empezaron a retorcerse sobre sí mismos, a volverse más personales, más densos, más suyos. Y a exigir que el oyente se acercara a ellos con la mente abierta y un espíritu predispuesto a investigar escucha a escucha.
Quique González
Y milagrosamente, por los antecedentes musicales de este país, la jugada le ha funcionado. Y le ha permitido en esta gira de 25 Aniversario en la que se embarcó hace meses, poder defender de manera íntegra cada uno de sus trabajos, (menos el "maldito Personal" antes citado), y crear una especie de eucaristía musical que embriague a sus seguidores.
En Valladolid nos tocó "Avería y Redención" como plato principal del menú. Confieso que yo habría escogido otro. Y también un Quique algo renqueante en salud. Pero todo funcionó de maravilla. En parte porque sus canciones se sostienen por sí solas. Cualquiera de ellas, como demuestra en este ejercicio de repaso discográfico. Y en parte también porque si juegas con un "dream team", impresionantes cada uno de los músicos de su formación, todo es más sencillo.
"Avería y Redención es un disco muy largo y las canciones también lo son, así que vamos a tocar unas cuantas y las vamos a acortar un poco", dijo el protagonista justo al empezar, y al menos yo respiré aliviado.
Quique González
En total fueron 13 de las 17 composiciones originales, las 9 primeras en riguroso orden de aparición en la grabación. Y tras la inicial "Pequeñas Monedas y Grandes Mentiras" el maravilloso Teatro Carrión, ¡que sonido!, ¡que luces! ¡que maravilla es ver un concierto de este tipo en un recinto así!, fue bajando revoluciones y permitiéndonos apreciar la maestría de cada uno de sus músicos. La vista iba de las guitarras de Toni Brunet al teclado de Raul Bernal y no sabías quién estaba brillando más. La voz de Quique se recuperaba, e incluso su humor parecía mejorar, para alguien que no es "la alegría de la huerta", y respondía de manera ingeniosa al sector de fans más acérrimos que no paraban de pedirle temas y temas.
La adaptación de "La Vida Te Lleva Por Caminos Raros", de Diego Vasallo, sonó a gloria, y después de "Los Desperfectos" nos ofreció una pausa de 10 minutos para que nos despojáramos del álbum protagonista y nos preparáramos para una fiesta.
Quique González
Y la fiesta fue por todo lo alto. "Nadie Podrá Con Nosotros", "Kamikazes Enamorados", "Día de Feria"...pero fue decir "creo que es momento de tocar unos cuantos temas de Salitre 48", y la gente perdió la compostura que el lugar y los asientos ofrecían y se desencadenó un gran karaoke al ritmo de "Todo lo Demás", "Crece la Hierba" o la propia "Salitre", y el camino se conviritió en una cuesta abajo a la que los presentes se enfrentaron sin frenos. "Miss Camiseta Mojada" amenazó con la retirada, pero quedaba el redoble final. Empezando con "Charo", esta vez con Toni Brunet dando la "réplica en femenino" y a continuación con la aparición de dos invitados. Cesar Pop, con quien cantó esa ranchera de extrarradio que es "Dalla-Memphis", para mi el momento más mágico de la velada, y "Relámpago". Y para el tema final, "Vidas Cruzadas" se unió a ellos Rubén Pozo.
Algo más de dos horas de éxtasis musical y de canciones redondas. Fue una maravilla de esas que te hace salir del teatro mirando las fechas de la gira que quedan por realizarse y empezar a fantasear con carreteras por las que suene la música de Quique, igual que "Cuando Éramos Reyes" . Como si fuera un trayecto de una vida, como si fuera un viaje de 25 aniversario. Que caigan más.