Dice la canción que “veinte años no es nada”, y esto es especialmente cierto para la formación The Streetwalkin Cheetahs, que el pasado día veintiuno volvió a pisar Madrid después de dos largas décadas desde aquella gira de presentación de Gainesville

La formación de punk procedente de Los Ángeles se presentó en Madrid como si por ellos no hubiera pasado el tiempo, como si tuvieran un retrato guardado en el desván envejeciendo lentamente mientras ellos conservaban intacta su energía y su actitud.

El lugar elegido para iniciar la gira por España fue la ya mítica sala Gruta 77 ubicada en el distrito madrileño de Carabanchel; donde ya un buen rato antes de la apertura de puertas, empezaban a congregarse algunos fans y amantes del punk clásico en general.

Los encargados de abrir la noche fueron los caraqueños afincados en Madrid Ataquen Ahora, quienes presentaron una propuesta basada en voz, guitarra y batería (o como ellos mismos dicen; distorsión, bombo y caja) que ofrecía una especie de rock psicodélico ante el cual, en un primer momento, el público se mantuvo un tanto frío, pero que no tardó en convencer a los presentes a que se animasen a moverse y a bailar unos ritmos sencillos a la par que pegadizos y potentes.

El dúo de reciente formación ofreció un espectáculo de en torno a cuarenta minutos compuesto por diez temas que componen su carta de presentación y que suponen toda una declaración de intenciones cara a un futuro que afrontan con ilusión y entusiasmo.

El combate de fondo, como ya hemos dicho, corrió a cargo de los californianos The Streetwalkin´ Cheetahs; cuyo nombre, cogido de un verso del “Search and destroy” de Iggy & The Stooges, ya da una idea bastante aproximada del espíritu de la banda: un punk americano ochentero que demuestra estar vigente y en plena forma hoy día.

Durante aproximadamente hora y media, los de Los Ángeles repasaron sus casi treinta años de trayectoria a un ritmo frenético que apenas dejaba tiempo para respirar entre canción y canción: No había tiempo que perder; los Cheetahs estaban de nuevo en Madrid y había que aprovechar cada segundo.

“Future lost”, del álbum Waiting for the dead of my generation, fue el tema escogido para abrir un show que no se conformó con cumplir las expectativas generadas, sino que las superó con creces. Cuando unas semanas antes entrevistábamos a Frank Meyer via whatsapp, no podíamos imaginar que cumpliría su “amenaza” de esta manera…

The Streetwalkin´Cheetahs suponen una verdadera explosión cuya onda expansiva arrasa todo lo que encuentra a su paso y que no deja indiferente a nadie a quien alcance. Su música parece desposeer de su voluntad a quien la escucha y sus atemporales letras enganchan e invitan a cantar, aunque no se comprendan del todo (particularmente interesante me pareció la explicación de por qué los perros deberían gobernar el mundo).

Y así fueron cayendo una a una las más de treinta piezas de las que se componía el setlist, poniendo especial atención en las pertenecientes al que fuera su último trabajo de larga duración “One more drink” -publicado en 2021, y que contiene joyas como “Fast, fucked & furious” o “The rejected”- sin descuidar grandes clásicos como “Built for speed” o “Fun house”  durante las cuales los músicos (a excepción del baterista) abandonaron el escenario para perderse entre un público enloquecido. Ver bailar a las decenas de personas que allí se habían dado cita como si nada más importase, dejándose llevar por cada nota y cada verso invitaba, desde luego, a vivir el momento de la forma más intensa posible.

A lo largo de aquella noche de jueves fuimos constatando que, efectivamente, el punk clásico norteamericano no ha vuelto porque nunca se marchó. Puede haber tenido momentos de mayor o menor visibilidad, pero siempre ha estado ahí, haciendo vibrar, saltar y cantar a varias generaciones y sobreviviendo a los envites de otros géneros musicales.

Parece que aún quedan Cheetahs para rato, pero esperemos que no tarden otros veinte años en volver a visitarnos.