Esta jornada de viernes, entre la variada oferta que teníamos en Cantabria, me decanté por visitar El Surtidor de Sarón, a donde no acudía desde hacía más de un mes, y es que esa noche iban a actuar Tajamata, una banda a la que apenas había escuchado y a los que, lógicamente, tampoco había visto en directo, así que era una buena ocasión para ponerlo remedio.
Este cuarteto, integrado por Jaime, voz, David, guitarra, Raúl, bajo, y Arnold, batería, se funda en el año 2019 por músicos ya experimentados dentro de la escena cántabra y publican, a principios del año siguiente, un Ep llamado “Cabárceno kills”, aunque la pandemia, como a muchos otros grupos, les frenó un poco los planes, produciéndose algún cambio en la formación, hasta llegar a la anteriormente citada.
Llegué con cierta antelación sobre la hora fijada a dicho local y ya estaba todo preparado para comenzar la actuación, pudiendo charlar con alguno de los integrantes de la formación, mientras aquello iba cogiendo color y la sala se iba llenando, con una muy buena afluencia de gente cuando el concierto, de manera puntual, comenzó.
Y lo harían haciendo sonar una intro, que dio paso a “Akelarre”, un tema que empezó de manera muy rápida, con David metiendo bien de caña, siendo un corte muy veloz e intenso, volviéndose una composición con muchos cambios de ritmo, para, después de saludarnos y presentarse, continuar con “Cabárceno kills”, la primera que sonaría de su Ep y que, además, la daba nombre, mostrándonos como sería la venganza de los animales de dicho parque, una canción muy intensa y con muchos cambios de intensidad, pero sin perder esa esencia y con el bajo tomando mucho protagonismo.
Tajamata
Sin dejar su única obra hasta la fecha, llegaba un tema que es una denuncia social, llamado “Cuelgamuros”, un corte que comenzaron a toda velocidad, pero que tuvo muchos matices y cambios de ritmo, sonando muy poderoso y cogiendo mucha fuerza y rapidez, para presentar la siguiente canción, “Virus”, en la que su vocalista confesó que solo le sale escribir sobre temáticas raras o antifascistas y que ésta era de las segundas, ya que prolifera los medios o seudo medios de comunicación fachas, sobre todo a partir de la pandemia, una pieza que empezó lenta y potente, pero que luego fue endureciéndose y volviéndose muy machacona, aunque, después, el sonido se relajó, contando con un bajo muy marcado y volviéndose a endurecer en su parte final.
Siguiendo esa alternancia, ahora tocaba un corte con una temática rara, y es que llegaba “Maeva”, recogido en su único disco, el cual hablaba de la una mujer maltratada que se transforma cuando entra en un bosque, un tema que empezó lento, pero con un sonido muy contundente y en el que Raúl se mezcló con el público, sonando de manera muy poderosa y con ese parón que tiene, aunque, después, recuperó esa intensidad, para, sin dejar este trabajo, ir con la canción que lo cierra, “La única manada”, una pieza que habla de feminismo y que empezó lenta, pero que enseguida cogió velocidad, sonando muy cañera y relajándose hacia la mitad, pero sin perder dicha intensidad, para acabar por acelerarse.
Vamos ahora con un tema que todavía no había escuchado, “Bloqueo” y que habla sobre el bloqueo que sufrimos con el trabajo y ese ocio de postureo, un corte que empezó con fuerza y de manera machacona, sonando muy potente y poderoso y haciéndonos mover la cabeza, siendo una muy buena composición, con un muy pegadizo estribillo y acelerándose, aunque luego recuperó ese ritmo machacón, para volver a otra de las canciones que aparecen en su trabajo, como es “Resistencia”, que habla sobre el sindicalismo y la falta de participación en las actividades de lucha de mucho trabajadores, una pieza que arrancó de manera lenta y pesada, para luego acelerarse, jugando con diversos contrastes de velocidad y contando con un estribillo muy coreable.
Tajamata
Llegaba el momento de otro tema más reciente como es “Basajaun”, que habla de los vende-humos, un corte que empezó, inicialmente, de manera lenta, pero que enseguida cogió velocidad, volviéndose muy rápido y cañero, para pasar a calmarse, brevemente, con un bello sonido de guitarra, recuperando progresivamente la fuerza y contando con un buen solo de guitarra, bajando la velocidad con ese punteo y luego sonando a mucha velocidad.
Solamente quedaba un tema por tocar de su único disco, “Monkey island”, avisándonos de que ya iban encarando la recta final de su velada, el cual habla sobre un vídeo juego, ofreciéndonos un corte que empezó con ese sonido juguetón, pero que luego cogió mucha velocidad y que sonó muy cañero, aunque con momentos más lentos y pesados, para pasar a despedirse de todos nosotros con “Boikot”, una pieza que, nos dijeron, habla sobre el capitalismo verde, que, lógicamente, no es el que queremos, la cual empezó lenta y pesada, además de muy fuerte, cogiendo más velocidad y fuerza, pero, después volviéndose a relajar y a endurecer de manera alterna, sirviendo esta canción para presentar a los integrantes de la banda.
Y no hubo tiempo para más, pese a que les pedimos que tocasen alguna más, y después de algo menos de una hora, concluía este gran concierto de Tajamata, que nos brindaron una actuación breve, pero muy intensa, con una propuesta muy interesante y original y con la que lograron que, los allí congregados, nos enganchásemos rápidamente a su oferta musical.
Tajamata
Se nota que esta gente sabe lo que se traen entre manos, ofreciéndonos unas composiciones muy trabajadas y con unas letras muy elaboradas, en donde la parte reivindicativa cuenta con una fuerte presencia, aunque sin dejar de lado momentos para otras temáticas, todo ello bajo una música muy contundente y compacta, muy bien interpretada, pero que cuenta, además, con momentos más tranquilos, eso sí, sin perder esa intensidad que la banda posee.
Lo cierto es que Tajamata es un grupo muy interesante, tanto en estudio, como, sobre todo, en directo, en donde logran engancharte y que acabes moviéndote con su música, aunque no los conozcas; una banda a seguir muy de cerca y a la que te aconsejo veas en vivo.
Tras saludar a los integrantes de la banda y con el CD de la misma debajo del brazo, me fui de El Surtidor de Sarón, después de haber disfrutado de una actuación muy intensa, aunque algo corta, de unos Tajamata, que nos hicieron vibrar con su particular propuesta y con un mensaje claro de lucha y resistencia, todo ello aderezado con una música realmente contundente; una gran noche de viernes, gracias a dicha formación y a la dirección de esta sala, que sigue apostando por los conciertos.