Como viene siendo habitual, desde hace ya unos cuantos años, las fiestas de San Juan, en Los Corrales de Buelna, nos traían, en su amplia programación, unos cuantos conciertos, unos más interesantes que otros, y aunque fueron menos que en otras ocasiones, debido, entre otras cosas, a que se proyectaron varios partidos de la selección española de futbol, al menos se escuchó música variada en esta localidad, no como en otros lugares.
Además, este año se incorporó una novedad en la plaza en la que se ubicaban las casetas, lugar en donde iban a tener lugar la mayor parte de los conciertos y actividades, en forma de carpa para estar a cubierto en los días de lluvia, algo que ya habíamos sufrido en pasadas ediciones; todo un acierto, aunque, por desgracia, la colocación de la mencionada carpa no tapó a todas las casetas por igual, con indudables perjuicios para varias de ellas.
Mi primera toma de contacto con los conciertos, que iban a desarrollarse en la Plaza de la Constitución, tuvo lugar el primer lunes de las fiestas, a donde acudí, como todos los años, ya que el fin de semana había coincidido con las fiestas de San Antonio, en Renedo de Piélagos, por lo que no habíamos podido hacer acto de presencia.
Este día íbamos a tener la actuación de Reimon y Garfunkel, una banda a la que todavía no había visto en directo y que se funda el pasado año, con Ramón Caballero al frente, un musico experimentado y reconocido de la escena cántabra, al haber formado parte de grupos tan conocidos como Los Perezosos, Las Orejas del Lobo o Los Foolanos, entre otros, y que aquí, además de tocar la guitarra, canta, con una propuesta muy innovadora, uniéndose, en esta aventura, Ricardo Mialdea, guitarra, Gustavo A. Gutiérrez, bajo, y Jorge Pandal, batería, todos ellos con bastante experiencia en la música.
Aunque llegué con el tiempo justo, todavía aquello se demoró un cuarto de hora, aprovechando para tomar algo y charlar con alguno de los presentes, viendo por allí muchas caras conocidas, algunas de las cuales hacia tipo que no veía, en una plaza que tenía una buena cantidad de gente, sin ser excesiva, pese a ser un lunes y no ser la banda, que iba a tocar, especialmente conocida.
Reimon y Garfunkel
Comenzaron su velada, tras una intro, con una de las pocas pieza que han subido a redes sociales, “Circulen”, una canción pegadiza y movida, con partes más guitarreras y que fue una buena carta de presentación de esta propuesta, para saludarnos y anunciarnos que el siguiente tema, llamado “Somos”, habla sobre los que tenemos que madrugar y pelear por sacar las cosas adelante, al margen de nuestra ideología o equipo de futbol, un corte con un sonido muy quedón y que fue cogiendo fuerza antes de llegar a ese pegadizo estribillo.
Quiso recordar su paso por Las Orejas del Lobo, aquel proyecto que surgió tras un pausa que se tomaron Los Perezosos, con el tema “Asfalto”, al que, lógicamente, le dieron una vuelta y le adaptaron a su actual sonido, quedando un corte muy movido y animado, dándole un lavado de cara importante, para regresar a las nuevas composiciones con “Gente”, que, como nos dijeron, hay de todo tipo y podíamos levantar la mano si nos sentíamos identificados, una pieza que comenzó muy guitarrera, siendo, además, muy pegadiza y animada.
Después de tomarse una brevísima pausa, continuaron con “Mala suerte”, un corte muy movido y animado, con ese estilo propio que tienen, en donde la parte electrónica cuenta con tanta importancia como las guitarras, quedando, todo ello, muy bien compactado, para proseguir con una pieza que, en su repertorio, aparecía como “Santana” y antes de la cual nos dijeron que en la vida todos somos bastante tontos y nos conformamos con lo que nos dan, una composición que empezó tranquila y relajada, pero que luego fue cogiendo fuerza en el estribillo, aunque siendo, en esencia, una canción tranquila.
Continuaron con más temas propios, siendo el turno de “La misma canción”, que habla de aquellas veces que nos inventamos excusas para no hacer determinadas cosas, un corte muy movido y cañero, que tuvo un sonido constante y un pegadizo estribillo, para seguir ahora con una versión, como nos dijo la banda, para hacer aquello más ameno, siendo ésta “Viejos capos”, de Quique González, una pieza que empezó guitarrera, dejándonos una canción muy movida y que contó con un buen sonido.
Reimon y Garfunkel
Llegaba el turno de “La espiral”, un tema que subirían a sus redes apenas unos días después, el cual empezó guitarrero y potente, dejándonos un corte muy contundente y quedón, además de sonar con mucha energía, para seguir con “Han dicho de mí”, una pieza que iniciaron con un ritmo movido y bailable, ofreciéndonos una canción muy pegadiza y quedona y que contó, como era de esperar, con un buen sonido de guitarra.
Turno ahora para uno de esos temas que todos conocemos, ya sea por habérsela escuchado a Thin Lizzy o a Metallica, pero que, en realidad, es un corte popular y que ellos han rebautizado como “Whisky en el bar”, animándonos a brindar y a levantar nuestros vasos, siendo una composición muy guitarrera y que fue muy cantada y celebrada, para avisarnos de que iban a ir acabando, interpretando otra canción que tienen en sus redes sociales, “La solución”, contando con un sonido de esos que te enganchan y dejándonos una pieza muy movida y quedona, a la vez que pegadiza.
Nos agradecieron a todos los asistentes nuestra presencia y al ayuntamiento el haber contado con ellos, despidiéndose, en un principio, con una versión de los Olé Olé de la época de Vicky Larraz y ese “Voy a mil”, ofreciéndonos una adaptación muy personal y rockera, y, aunque hicieron amago de irse, todavía hubo tiempo para una canción más, siendo ésta “El ojo del huracán”, una pieza muy movida y quedona, al mismo tiempo que animada y con la que, ahora sí, dieron por terminada su velada tras una hora y cuarto sobre las tablas.
Reimon y Garfunkel
Reimon y Garfunkel dieron un concierto muy ameno y entretenido, al mismo tiempo que animado, mostrándonos a una banda que puede dar mucho que hablar, ya que ofrecen una propuesta bastante novedosa, al menos en el ámbito musical cántabro, con un sonido que aúna fragmentos más actuales con otros más clásicos, pero haciendo que todo ello quedé muy bien compactado.
La verdad es que la voz de Ramón me ha sorprendido para bien, y es que, sobre sus cualidades con la guitarra, como de las de sus compañeros de aventura, pocas dudas había, y, aunque esta música, que nos proponen, haya menos ocasión para el lucimiento individual, se aprecia la calidad de los mismos, eso sí, siendo siempre la canción, y en especial el mensaje que nos trasmite, lo verdaderamente importante.
Os recomiendo que le peguéis una escucha a lo que hay en redes de la banda y que, sobre todo, vayáis a verlos en directo, ya que su propuesta es más que interesante y sobre todo original.
Y la noche siguió, entre copas y charlas con varios de los presentes y alguno de los músicos, con el buen recuerdo de lo que allí habíamos vivido y es que Reimon y Garfunkel nos ofrecieron una propuesta que nos hace levantarnos de nuestra zona de confort, para entrar en otros mundos, que son igual de interesantes y que, quizás por pereza, no habíamos investigado, haciendo que esta jornada de lunes fuese verdaderamente especial.