La gente de Noche de Rock está más activa este año de lo que ya es habitual en ellos y andan metidos en muchas historias, y este anteúltimo sábado de junio nos traían la presentación de su nuevo merchán, con un concierto en el que iban a tocar los cántabros Medussa y los madrileños Aathma, ambas bandas muy cercanas a dicho programa de radio y a los que llevan siguiendo desde hace mucho tiempo.

La cita iba a tener en el Centro Social Ítaca de Torrelavega, que, tras estar unos meses sin programar actividades musicales, a principios de este año ha vuelto a llevarlas a cabo, y a donde regresaba casi 8 meses después de mi anterior visita, ya que no dudé ni por un instante en acudir a este evento, desde que me enteré de que iba a tener lugar.

Había dudas, desde la organización del evento, sobre la respuesta de la gente, teniendo en cuenta que ya teníamos el verano iniciado y muchas fiestas en diversos lugares, pero, al final, cuando llegué al citado espacio, pude ver una buena afluencia de público, lo cual siempre es de agradecer, tanto por las bandas, como por los que lo llevan a cabo, ya que a nadie le gusta ver una sala vacía.

Los primeros en subirse al escenario fueron los chicos de Medussa, a los que ya hacía año y medio que no veía en directo, por  lo que era una buena ocasión para ponerlo remedio y ante nosotros estaba este cuarteo cántabro, fundado hace 12 años y que está compuesta por Fernando Navarro, guitarra, Juan Gutiérrez, guitarra, Alfonso Borbolla, bajo, y Javi Arias, batería, teniendo publicados, hasta la fecha, los discos “Ocho”, del 2014, “100.000.000 de años”, del 2016, “La palabra ha muerto”, del 2018, y el genial “Xibalbá”, del 2022.

Al no tener setlist, puede que falle en el título de algún tema, empezando su velada con “Xibalbá”, el corte que daba título a su actual disco, el cual comenzó con ese sonido de batería, siendo una composición muy intensa y potente, a la vez que machacona, relajándose, para después volver a recobrar dicha potencia, antes de continuar, en ese mismo trabajo, con “Terror háza”, una pieza que cuenta con un inicio palmuteado, muy relajada y tranquila, cogiendo más velocidad y potencia con la sección rítmica y luego estallando, volviéndose a relajarse dicha canción, aunque recuperando esa fuerza, quedándoles muy bien y sonando poderosa.

Turno ahora para recordar su anterior trabajo con “Quirales”, un tema que comenzó de manera calmada, pero que fue cogiendo poco a poco fuerza, hasta estallar y sonar con contundencia, relajándose en su parte final, la cual fue escuchada con casi toda la sala en silencio, para volver a su más reciente criatura con “Ningen sengen”, una pieza que empezó con mucha fuerza e intensidad, sonando de manera muy contundente y que contó con un cambio de ritmo, antes de coger más velocidad y potencia, volviéndose una canción machacona y poderosa.

Seguíamos recorriendo su actual lanzamiento con el tema que lo cierra, “Morpho azul”, el cual se inició con un sonido intenso, pero lento, aunque luego fue endureciéndose y sonando contundente, alternando partes más potentes, con otras más ligeras, ofreciéndonos una gran solo de Fernando y contando con unas partes en que se relaja mucho, antes de volver a endurecerse, para concluir con un machacón, pero calmado y dulce final.

Llegaba el momento de ese corte que no aparece en la versión física de su último disco, pero sí en la digital, “Autodomesticación”, que empezó de manera muy intensa y contundente, para luego volverse un tema más potente, antes de acelerarse y relajarse de golpe, con esa parte en que el bajo se queda en solitario, pasando a intensificarse gradualmente, cogiendo mucha fuerza y concluyendo con una parte final más machacona.

La banda se despidió de todos nosotros, agradeciendo a la gente de Noche de Rock el que hubiera contado con ellos y a los presentes el haber acudido, dejándonos con la genial “Continentes”, de su anterior obra, que se inició con esa guitarra palmuteada, con una muy intensa sección rítmica, para luego coger mucha fuerza y contundencia, antes de relajarse con un ritmo más calmado, dando un giro con un sonido más acelerado y potente, con parones y relajándose, para volver a coger velocidad y endurecerse, poco a poco, con una parte final genial y que tuvo mucha fuerza.

De esta manera y después de poco menos de una hora, concluía el concierto de unos Medussa que nos ofrecieron una gran actuación, ya que la banda sonó muy contundente y poderosa, demostrando que son un grupo con un aplastante directo y que nos dejó una descarga con mucha energía, la cual logró enganchar a todos lo que allí estábamos disfrutando de su música.

Y es que Medussa te atrapan desde que hacen sonar las primeras notas y ya te meten en su universo sónico del que, ni quieres, ni puedes salir, quedándote embobado con esa combinación de sonidos dulces y cálidos, con otros realmente cañeros e intensos, todo ello tocado con mucho estilo y en donde se puede apreciar la gran calidad que sus intérpretes tienen, ya que estamos ante músicos con mucha experiencia y que saben muy bien lo que tienen entre las manos.

Sin duda, Medussa es una de esas bandas que siempre disfruto en directo y eso que no puedo verlos tantas veces como me gustaría, por lo que os animo a que vayáis a verlos en vivo, porque lo vais a gozar.

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Llegaba el momento del cambio entre formaciones, que fue bastante ágil, aprovechando Oskar, la persona al frente de Noche de Rock, para agradecer a los grupos su predisposición a tocar, recordando los futuros eventos en los que colaboran, que son muchos, y también que hoy ponían a la venta el nuevo merchán, con motivo del 28 aniversario del programa, invitándonos a pasar por los diversos puestos que había y colaborar, tanto con la asociación, como con las bandas.

Pese a que, por este overbooking de discos que salen cada día, no había seguido mucho la trayectoria de Aathma, tampoco eran una banda nueva para mí, ya que los había visito en directo, en el desaparecido Black Bird, junto a Wayne, hace 9 años, por cierto, también de la mano de Noche de Rock, siendo una formación madrileña, que se crea en el 2007 y que está compuesta por Juan, voz y guitarra, Chamani, bajo y coros, y Álex, batería.

En este tiempo, la banda ha publicado los discos, “The call of Shivá”, del 2009, “Decline... towers of silence”, del 2011, “Avesta”, del 2017, y su más reciente disco “Dust from a dark sun”, del pasado año, además de la demo “Woods”, del 2008, y el Ep “Deadly lake”, del 2014.

Se subieron al escenario con una intro, durante la cual encendieron unas velas que había sobre el mismo, para iniciar su andadura con “A black star”, de su último disco, que repasarían en su totalidad, un corte que comenzó con un sonido poderoso de guitarra y con contundencia, pero, a la vez, siendo un tema lento y pesado, aunque con fuerza y que concluyó de manera calmada, para, sin pausa, continuar con “Hvare”, de su anterior obra, la cual empezó con mucha fuerza y potencia, teniendo ese momento en que se relaja, para luego endurecerse de nuevo, mostrándonos una canción con una muy potente batería, en la que aparecían esos cantos agónicos y que tuvo un parón antes de acabar definitivamente.

Se tomaron una breve pausa, pero seguía sonando música de fondo, para volver a su nuevo lanzamiento con “Blood hands”, que se inició con un sonido de bajo marcado, un corte movido y con la guitarra haciendo que cogiese más fuerza, siendo un tema con un sonido constante, muy machacón y ganando intensidad progresivamente, para continuar en esa misma obra con “Embrace the ocean”, que fue empezada por su vocalista cantando a capela, ofreciéndonos una canción que fue cogiendo fuerza e intensidad progresivamente, la cual sonó muy machacona y constante, con mucha energía, aunque fue calmándose en su parte final.

Se mostraron encantados y honrados por el hecho de estar allí, agradeciendo a la gente de Ítaca, a sus compañeros de cartel, a Noche de Rock y a los allí presentes el trato recibido, regresando a su anterior lanzamiento con “Atash”, un tema que comenzó con un sonido contundente de batería, con mucha energía y fuerza, para luego coger más intensidad y contundencia, dejándonos un corte con mucha pegada y que se calmó, para luego tener un muy intenso y machacón final.

Regresaron a su última obra con “Cosmos”, el tema que, precisamente, le abre, el cual comenzó con un sonido crudo de guitarra, sonando el corte lento y machacón, aunque ganando fuerza y contundencia a medida que éste iba avanzando, dejándonos con una composición muy potente, para continuar con su compañera de plástico “Impending fate”, con ese sonido inicial de un sintetizador, empezando de manera calmada, pero que luego fue cogiendo fuerza, siendo una canción machacona y constante, endureciéndose más y más paulatinamente y sonando con mucha intensidad.

Reiteraron sus agradecimientos y nos avisaron de que ya iban a ir acabando, siendo el momento de “Burned garden”, de su actual obra, un tema que comenzó con ese sonido de guitarra tan quedón, muy poderoso y machacón, dejándonos con un corte con un ritmo constante, pero con mucha energía, muy pegadizo y con un potente final, y, aunque hicieron amago de irse, todavía quedaba una canción por tocar, la que restaba y, a la vez, cierra su último disco, “The end of my world”, la cual contó con ese sonido distorsionado inicial desde la pedalera, empezando con un ritmo guitarrero y con la batería endureciéndola, volviéndose más relajada antes de estribillo, para luego sonar con mucha contundencia y ser muy pegadiza, calmándose en la parte final, con el bajo en primer plano, recuperando esa fuerza y dejándonos con un muy intenso final.

De esta manera y tras una hora sobre las tablas, concluía esta actuación de unos Aathma que nos ofrecieron una velada muy intensa y poderosa, con un sonido demoledor y regalándonos un concierto increíble, envolviéndonos en ese manto de ritmos lentos y pesados, pero, al mismo tiempo, machacones, que crean, logrando, en todo momento, que el interés de los presentes no solo no decayera, sino que fuese aumentando.

La verdad es que parece mentira que solamente sean 3 músicos, habida cuenta, no solo la contundencia de su sonido, sino todo lo que él mismo llena, lo cual es debido a la calidad tanto de sus intérpretes, como de los propios temas, logrando que sonasen compactos e intensos, cuando tenían que serlo, y más relajados cuando así lo exigían, siempre con las canciones como verdadero centro de su actuación.

Muy buen concierto, este de Aathma, que han ido creciendo mucho durante los últimos años y que esta noche demostraron porque son una banda que es tan reconocida dentro de la escena estatal; no te los pierdas, cuando puedas ir a verla.

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Y con diverso merchán de ambas bandas y, por supuesto, de Noche de Rock, me fui de este Centro Social Ítaca, que, ojalá, vuelva a programar conciertos en una ciudad tan necesitada de ellos como es Torrelavega, y donde, gracias a la gente de Noche de Rock, pudimos disfrutar de dos grandes actuaciones, como los que nos brindaron Medussa y Aathma, ante una buena cantidad de un público que disfrutó de lo lindo con lo que allí se vivió.