Con el recién incorporado verano y en un caluroso día en la ciudad hispalense, llegaba la cita con el Icónica y, en concreto, con Robe. Cita indispensable para tomar aliento, reencontrarse con uno mismo y ensanchar el alma.
Desde que nos aproximamos a las inmediaciones de la monumental Plaza de España de Sevilla, nos percatamos de la gran asistencia de público al concierto. Se formaban grandes colas que llegaban a las avenidas colindantes, obligando a la policía y a la seguridad del evento a colaborar de forma conjunta para evitar mayores aglomeraciones que pudieran dificultar el tráfico de la zona.
A pesar de ello, el acceso al recinto lo hicimos sin ningún tipo de dificultad y pudimos observar como el festival sevillano, en su cuarta edición, presentaba sus habituales ambigúes caracterizados por una gran diversidad gastronómica en la que los asistentes terminaban de ponerse a punto antes del inicio del espectáculo. El puesto de Merchand en esta ocasión estaba situado más próximo a la torre sur de la Plaza de España y para poder asomarnos a curiosearlo tuvimos que esperar cola, que no se hizo demasiado pesada.
Robe
Dejando atrás los puestos de comida en los paseos arbolados que separan la plaza y el Parque de María Luisa, desembocamos en el centro de la plaza y buscamos una ubicación relativamente próxima al escenario sintiendo el empedrado suelo de la misma. Pudimos aproximarnos bastante y disfrutar de una buena posición para el concierto. Dos pantallas de grandes dimensiones y de formato rectangular y vertical, como en ediciones anteriores, flanqueaban el escenario, que en los minutos previos al inicio del concierto proyectaba luces de diversos colores y que acompañaban a la música que se reproducía. Cabe destacar, que al haber eliminado las gradas el aforo se ha visto incrementado, siendo más sencillo el acceso a las barras, situadas todas ellas alrededor del círculo de la plaza.
Muy pronto sentimos el gran ambiente y las ganas de disfrutar de un artista “icono” del Rock en español, del gran Roberto Iniesta, fundador de la mítica y esencial banda Extremoduro y que desde 2015 comenzó a recorrer en solitario los escenarios españoles.
Cerca de las 11 de la noche dio inicio el concierto con el tema “Destrozares” que da nombre a su segundo álbum en solitario con un gran sonido que se mantendría a lo largo de todo el concierto, aunque modificásemos nuestra posición a lo largo del mismo. La entrega del público, que ya era evidente antes del inicio de este, fue notoria con la interpretación de “Adiós cielo azul, llegó la tormenta” de su disco “Se nos lleva el aire” de 2023. Ataviado con su característica ropa ancha, el extremeño dio muestras de porque su nombre ha de escribirse en mayúsculas en el panorama nacional del rock en español. La demora en el inicio de “Contra todos” de “Lo que aletea en nuestras cabezas” confirmo el ritmo pausado entre tema y tema marcado por el extremeño, lanzando un mensaje de pausa y tranquilidad en estos tiempos de prisas.
Robe
Les seguirían “Puntos suspensivos” y “A la orilla del río” de nuevo de su último álbum “Se nos lleva el aire” y, entre ambos temas, aparecería “La canción más triste del mundo” presente tanto en “Destrozares” como en “Bienvenidos al temporal”; las sonrisas de los asistentes y la maravillosa interpretación de Robe y el resto de componentes iría de la mano de principio a fin, justificando como Robe es capaz de juntar a diferentes generaciones en una abarrotada Plaza de España.
Rodeado de grandes músicos como Carlitos Pérez (violín), Álvaro Rodríguez Barroso (teclista), Alber Fuentes (batería), Woody Amores (guitarra), David Lerman (bajo y saxofón) y Lorenzo González (coros) irrumpirían en la primera parte de este largo concierto tres temazos de Extremoduro como son “Standby”, “Buscando una luna” y “Si te vas”. El hecho de escuchar en directo estos temas es un absoluto deleite que nos trasladó a nuestros años de juventud y, por momentos, la energía y la emoción nos recorrió el cuerpo y disfrutamos como el resto de asistentes de los temas, cantándolos y bailándolos como si no hubiera un mañana.
Tras este paso nostálgico por la banda extremeña, sonarían dos grandes temas de su último álbum “Se nos lleva el aire”, para cerrar la primera parte del concierto; el que abre el disco “El hombre pájaro”, simplemente perfecto, y “El poder del arte”.
Tras su interpretación, Robe anunciaba un descanso de “5, 10, 15, 20, 25, 30 minutos…” y, finalmente, fueron 40 minutos. En esta prolongada pausa, habíamos aprovechado para acercarnos más al escenario, consiguiendo una mejor posición gracias a los huecos provocados por el descanso tomado por los músicos.
Robe
Regresarían con “Haz que tiemble el suelo”, de nuevo una canción de su último disco, con la que olvidaríamos rápidamente la larga espera. Negar la grandeza de Robe Iniesta y de sus discos en solitario es imposible. Con “Poema sobrecogido” viajaríamos al año 2013 con la publicación del disco de Extremoduro “Para todos los públicos”, para posteriormente, perdernos entre el “Segundo movimiento”, el “Cuarto movimiento” y la “Coda feliz” de su álbum “Mayéutica”. Temas que solaparon a la perfección y que ofrecieron a un público absolutamente entregado. La mezcla generacional en nuestro cambio de posición nos rodeaba y nos facilitó observar el alcance de la música del extremeño: familias jóvenes, disfrutando de un concierto de Rock; grupos de amigos reunidos para rememorar su juventud; grupos de amigos de las nuevas generaciones, alejados de las tendencias musicales actuales... La “mierda de la filosofía” del Rock.
Volviendo a su último disco sonarían temas como “Viajando por el interior” y “Esto no está pasando”, que serían el preludio del final del concierto, que viviríamos pendientes de la hora. Reubicados de nuevo, en este caso, de forma centrada al escenario pero bastante alejados, disfrutamos de una de las míticas canciones de Extremoduro de su disco “Canciones prohibidas” de 1998, ni más ni menos que “Salir”: el suelo de la Plaza de España daba cuenta de las sacudidas del público y la emoción se percibía en los rostros de todos. Posteriormente, un tema, una vez más, del último álbum de Robe “Nada que perder”, para que hiciera los honores de cerrar el espectáculo “Ama, ama, ama y ensancha el alma” del disco de la banda extremeña “Deltoya”, rozando las 2 de la mañana.
Y con el alma ensanchada y soñando que la voz del Rock resuene en cada uno de los rincones del mundo y de la sociedad, nos marchamos a casa, con un gran sabor de boca, con el espíritu lleno de buenas energías mezcladas con altas dosis de nostalgia y con el deseo de volver a disfrutar de más noches de Rock y, a poder ser, en un escenario tan maravilloso.