Hay cosas que no hace falta que tengas una licenciatura, aprovechando que estamos en la complutense, para saber que van a suceder y que serán mágicas, tampoco hay que ser muy listo, sinceramente, y mas teniendo en cuenta que Loreena repetía aparición en el festival, y no solo me refiero a que el día anterior había colgado el cartel de no hay entradas, sino porque no era nueva su aparición en el cartel de Las Noches del Botanico. Aun asi, esta fecha pintaba, si cabe, aun mas mágica, disco clásico e incunable, “The Mask and the mirror”, aniversario e interpretación completa.

Pero eso seria mas adelante, por el momento, y sin nadie que caldeara el ambiente, la canadiense aparecía en el escenario con la templanza que da ser una estrella. Con la misma templanza que destila en su música, Loreena se sentaba en el Yamaha para comenzar a convertir la noche madrileña en una mágica velada bajo un cielo estrellado presidido por una preciosa luna creciente que aportaba su belleza a la elegante iluminación del Jardín Botanico de la Complutense. Puede parecer extraño, pero llamaba la atención la ausencia de móviles, algo que fue un expreso deseo de la artista y que su público respeto escrupulosamente, tímidos amagos de foto y poco más, ni siquiera una luz para ver que estaba sucediendo en la semifinal de la Eurocopa que estaba disputando la selección española de futbol, que maravilla.

Loreena nos propuso un concierto en dos actos, el primero con temas escogidos delicadamente de su carrera en los que pudimos disfrutar de los invitados de la noche. Por un lado, Ana Alcaide, la madrileña tomo posiciones en el centro del escenario con su nyckelharpa (instrumento de origen sueco), para llevarse la primera gran ovación de la noche, no solo por la interpretación si no, también, por que el tema elegido que es uno de los más destacado de la discografía de la artista canadiense, “Penelope´s song”, que además sonó de una manera inmejorable. Antes de abandonar el escenario, y aun con Loreena en el piano, nos regalaron la preciosa “Ages past, ages hence”.

Ana se llevó un gran aplauso, pero no se quedo a la zaga la aparición del guitarrista flamenco, Daniel Casares, y es que no necesito mas de un minuto para tomar asiento y empezar a acariciar las cuerdas de su guitarra española en forma de introducción para “spanish guitars and night plazas” en la que incluso parecía que la buena de Loreena no se atrevía a romper la magia entrando con su música, que barbaridad, que maestría la de Daniel, y que ovación se llevó por supuesto.

Tras aproximadamente una hora de show, Loreena abandonaba el escenario para un pequeño, bueno, no tan pequeño ya que se fue a mas de veinte minutos, receso, para volver con el plato fuerte de la noche, la interpretación completa del mágico y mítico “The mask and mirror”. Con solo unos acordes de “The mystic´s dream” se confirmó que el público que abarrotaba el Botanico estaba allí para disfrutar ese irrepetible momento, la primera vez que la audiencia estaba por encima en cuanto a volumen de lo que estaba sucediendo en el escenario. Fue un momento mágico, difícil de explicar con palabras, una parte del set en que el baile de sentimientos te llegaba a confundir, pasabas de la alegría a la emoción, pasando por la melancolía y la euforia todo sin un receso para que la cabeza pudiera asumir lo que estaba viviendo. Increíble.

Era imposible de superar la segunda parte del set aun asi, Loreena no quiso despedirse de una noche mágica y especial sin regalarnos algún tema más. Es de Perogrullo, la música es para escucharla, pero, la música sin un sentimiento no tiene sentido, la música sin emoción es irrelevante, la música tiene muy diferentes estilos e interpretaciones, pero, cuando a la música se le añade magia, ahí es cuando de verdad suceden noches como la que tuvimos la suerte de vivir en esta edición del Noches del Botanico, uno de esos conciertos que, aun sabiendo que ha sido espectacular, no eres capaz de asimilar por completo lo vivido hasta que no han pasado unos días y tu mente por fin, es consciente de lo que ha pasado…yo estoy aun asimilando.