¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para perdonar a tus artistas favoritos? no te creas que es una pregunta con una respuesta simple. No me contestes ahora, hazlo al final de la cronica. Y es que The Cult comenzaba su gira 40 aniversario “8424” en Madrid, y de qué manera, con un Jardín Botanico hasta la bandera y perfectamente vestido para la ocasión, La tribu de los británicos es de las mas fieles, pocas, por no decir ninguna, camiseta veis publicitando otras bandas.

Después de disfrutar un rato la actuación de Black Maracas, ese guitarrista tan particular que mezcla la psicodelia con el rock en el escenario Alhambra nos encaminamos al escenario principal a degustar la propuesta de la catalana Lys Morke. Mentiríamos si dijéramos que se llevo a la audiencia de calle, pero también es cierto que su alejadísima propuesta de los artistas principales de la noche no impidió que, al menos, el publico apilado en las zonas mas cercanas al escenario que ya habían hecho de su sitio su fortín, estuvieran entretenidos un rato, cumplió.

Pañuelo en la cabeza, pelo recogido, gafas de sol y rigurosamente de negro, asi es como pisaba el oscuro escenario de las Noches del Botanico un Ian Astbury bastante tocado de la voz, afónico y como el mismo dijo mas tarde, que estaba “muy jodido por que hace un par de meses he sido padre y ahora estoy aquí comenzado una gira”, todo lo contrario que un Billy Duffy, también como es habitual, muy a lo suyo, que es la de dar una clase magistral a la guitara cada noche, metido en su mundo y en su zona, llevando el peso de la banda, musicalmente hablando, solo cogió el micro un instante y pare avisar que no tuviéramos miedo que “no iba a cantar”, genios y figuras…

El repaso que le dieron a su discografía fue (casi) soberbio, no hay (casi) peros, empezando muy fuerte con los dos temas que cayeron esa noche del “Beyond Good and evil”, “In the clouds” y “Rise”, después ya olvídate de ese álbum, pero es que claro, cuarenta años dan para mucho y te faltan horas del día para poder tocar todo lo que su publico espera de ellos, asi que, como hemos comentado, bien por ellos, que la noche es muy larga y tienes por delante una insuperable trilogía formada por “Electric” , “Love” y “Sonic Temple” a la que tienes que atender debidamente.

Según avanzaba la noche se veía a un Ian más metido en el concierto, calentado la voz, aunque es algo que para nada sorprende a sus seguidores de siempre ya que es lo habitual durante sus últimas giras, y disfrutando más, aunque estuviera jodido, cantando que viva España y “oeh oeh oeh, Madrid, Madrid”. Lo que no se es cuanto se gastara en panderetas “voladoras” que se estrellan sin ninguna protección contra el suelo durante toda la noche.

Lo que, si se es mas o menos lo que se gastara en zapatillas, Nike, unos 180 euros, para todo lo demás, MasterCard. Y es que no se si la desesperación, el cabreo, no se muy bien como se hizo daño en la mano, pero estuvo con gestos de dolor un buen rato, posiblemente fuera con esas panderetas voladoras, o quizás la sobre excitación, el caso es que en un momento determinado decidió que eso de llevar zapatillas estaba sobrevalorado asi que, nada mejor que quitárselas y lanzarlas al público, algo que posteriormente se pensó mejor a tenor de ese “Who´s the F*** have my shoes!!!” (“Quien c***** tiene mis zapatillas!!”) que profirió, dudo que las recuperara, seguiremos investigando.

Lo que si podemos asegurar es que el estado de absoluto nirvana en el que había introducido a toda una audiencia recordaba al mas famoso de los maestros de una secta. El publico estaba bajo los efluvios de una banda que les estaba abduciendo, quitándoles cualquier atisbo de voluntad propia, tremendo.

Estábamos como auténticas sardinas en lata, pero nadie podía quitar los ojos del escenario, nadie podía dejar de cantar esas estrofas que el líder de la secta, Ian, dejaba en el olvido por su estado vocal, la ceremonia estaba siendo todo un éxito, y estaba llevando al clímax a unos fieles dispuestos a obedecer sin rechistar. Cuando “Love removal machine” (“Electric”) daba por concluido el set , sabias, eras consciente, de que llegaba la traca final, “Love”  no se podía quedar con una testimonial aparición en los papeles como había tenido, y asi fue, había que cerrar la ceremonia, ¿”Ceremony”? ¡demonios! se han olvidado del álbum del 91, bueno, es igual, estábamos en los bises del “Love”, y asi fue, “Brother Wolf, sister moon” y la imprescindible “She sells sanctuary” marcaban el camino a cada uno a su cabaña a descansar completamente exhaustos.

Una vez mas The Cult ha vuelto a llenar de felicidad a todos su fieles seguidores, y es que, no recuerdo ni una sola vez que la banda británica haya pisado territorio hispano en la que ni uno solo de sus fanáticos salieran con una sola queja al respecto. Noche perfecta, sermón litúrgico,  banda de culto, temas que son himnos y una noche de verano con el calor justo y el éxtasis en el ambiente, nada mas que añadir, bueno si, ya lo has leído todo, ahora es el momento, es tu momento …¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para perdonar a tus artistas favoritos?