Hay artistas que simplemente caen de pie, y ese es el caso del británico James Blunt con el publico español. El de Wiltshire se presentaba en la noches del Botanico para dar a conocer en directo su nuevo disco “Who we used to be”, algo que le sirvió esa noche para uno de sus divertidos comentarios a los que nos tiene acostumbrados durante sus conciertos, ya lo veis, es un británico raro hasta en eso, tiene un buen sentido del humor, “voy a hacer un set list con todos los temas de mi nuevo disco que seguro que no los habéis escuchado en la radio. ¿no? Bueno, vale, ¿mixto? Bueno, es igual, ya es tarde por que tengo vuestro maldito dinero” lo que provoco las primeras carcajadas de la noche.

Peo pasábamos de la alegría a la melancolía con muchas rapidez, sentado en el piano tocaba “Dark thought” y un precioso “Goodbye my lover” que tuvo la ayuda del respetable en el estribillo, sobre todo. Ya nos avisaba que incluso su madre le decía que dejara de hacer temas miserables, pero el prefería separar su concierto en parte depresiva y parte festiva, y lo cierto es que aun que la movida arrastraba mucho a la gente, la más melancólica sacaba a flote las emociones del mas duro del lugar. Y es que James Blunt es capaz de hacer un chiste de cualquier cosa, antes de hacer el primer tema de su primer disco “High” tuvo otro de esos momentos graciosos, “si queréis podéis intentar cantarla conmigo pero no vais a poder porque es demasiado alta (“High”) vosotros me veis y pensáis que soy un hombre pero en realidad soy un delfín, y canto como un delfín, parezco Mariah Carey, asi que mejor que nos dejéis cantar a mi y a las chicas, los tíos lo siento, lo que si podéis hacer es la ola mexicana, los de la grada, no la jodais” y siguiendo etas pequeñas instrucciones puso a todo el publico a cantar y a hacer la ola, Blunt en estado puro.

Puede pareceros que un cantautor pop británico puede llegar a ser aburrido y estricto, pues me gustaría que le vierais “surfeando” llevado en volandas por el público de platea mientras hace “Cuz I love you” como si de un vocalista punk se tratara, hasta ese punto llegan los conciertos del bueno de Blunt. “Sois un público maravilloso ¿podéis veniros conmigo toda la gira?” comento antes de tocar “su tema favorito”, el corte “Same mistake”, para el cual pidió que se apagaran todas las luces del escenario y solo tener delante suya las de los móviles al estilo estrellas aunque “sé que algunos queréis fotos para subirlas, o incluso ahorrar algo de batería para pedir luego un taxi”, pero como no podía ser de otra manera, su gente obedeció y le dio el gusto creando una maravillosa atmosfera para llenar el Botanico de “estrellas artificiales”.

“¡Madrid esta listo¡” ya llegaba el final de la noche y lo hacia con la “parte divertida”, esa en la que “Stay de night” precedía a “Ok”, corte que de nuevo se puso de manifiesto el James Blunt más charlatán y cercano, “quiero ver a todo el mundo aquí agachado, vamos, al suelo todos, tu también, esos de ahí ¿no habéis escuchado o qué? ¡eh tio! Que cojones estás haciendo, que te agaches de una puta vez, estas en otro puto concierto o que”, como para no ir al suelo, y mas teniendo en cuenta que después era el turno de saltar y bailar para despedir por todo lo alto la primera parte del set.

Y no hubo que esperar mucho para que James regresara, es un principio, en su versión más emotiva, “vamos a terminar esto como empezamos, con una canción miserable para mi padre”, la punzante “Monster” con fotos de ambos proyectada en las pantalla trasera pellizcaba el corazón de los presentes . Pero no era plan de irnos llorando de una noche maravillosa ¿verdad? Creo que era mejor cerrar con uno de esos temas icónicos del británico, “1973” era la encargada de echar el telón. Era curioso ver cómo la gente empezaba a desfilar tras “Bonfire heart” bajaban raudos nuevamente calle abajo dirección platea para disfrutar de este “1974”, hay que ver las como son las prisas. Una vez más James Blunt recibió el cariño del público español, pero también nos lo devolvió con creces, y es que hay que saber sembrar para recoger los frutos y este británico es un perfecto granjero.