Hubo unos años en que el nombre de Salcedo de Piélagos estaba unido a su festival, el Salcedo Rock, que tuvo su última edición en el año 2010, ante las trabas de los políticos de turno, aunque tuvo un par de ediciones en formato más local, en años posteriores, también formando parte de las fiestas de San Salvador, en dicha localidad.

Desde entonces, la música en directo ha aparecido en algunas ocasiones en dichas fiestas y esta noche nos iban a traer, en colaboración con la gente de Escena Esenciales, al gran Pancho Varona, conocido por ser un compositor de gran prestigio y mano derecha de Joaquín Sabina desde los primeros años 80 hasta hace apenas un par de años, habiéndose decidido, a raíz de esa ruptura, a repasar algunas de sus creaciones en formato acústico, que es como lo veríamos aquí esta noche.

Tampoco debemos olvidar que ha editado dos discos bajo su propio nombre, uno en solitario llamado “Pancho Varona”, de 1995, con temas propios, y otro llamado “Carabina 30-30”, del 2022, junto a Jaime Asúa, Antonio García de Diego y Jose Antonio Romero, sin dejar a un lado su participación en composiciones de otros artistas y alguna canción nueva que ha subido a redes sociales el pasado año.

Pues para allá que fui andando, ya que el lugar en donde iba a tener lugar el evento está a menos de un kilómetro de mi casa, una zona festiva, con carpa incluida por si llovía y en donde se habían dispuesto unas sillas, para ver el concierto de manera sentados, pudiéndose observar una buena cantidad de público a la hora en que iba a tener lugar el acto, que se acabaría retrasando unos veinte minutos sobre la hora prevista.

Y allí subió Pancho Varona, acompañado solo de su guitarra y su voz, alabando este lugar y agradeciéndonos nuestra presencia, en esta noche fresca y comenzando su actuación con “Peces de ciudad”, del disco de Joaquín Sabina “Dímelo en la calle”, del 2002, un buen tema, con una bella letra, y en el que agradeció nuestra asistencia, intensificándose en alguna parte y hablando sobre las playas y el valle del Pas, que baña el territorio en donde estábamos.

Nos comentó que a Joaquín le llamaría su ex, ya que su relación con él ha sido más prolongada que muchos matrimonios, pasando a tocar esa bella canción que es “Peor para el sol", de aquel “Física y química”, del año 1992, recordándonos que esta pieza iba a ser el dialogo entre un chico y una chica y que ésta iba a ser Cristina Rosenvinge, dejándonos con una de esas composiciones que nunca pasan de moda.

El siguiente tema, “Esta noche contigo”, es el tema que abría aquel disco de hace 30 años, llamado “Esa boca es mía”, y del que nos dijo que le empezó a escribir Benjamín Prado, un conocido escritor y que ha colaborado ocasionalmente con Joaquín Sabina, reconociendo las discusiones entre Joaquín y Pancho sobre el inicio de dicho corte, una bella y pegadiza canción, que fue muy bien acogida.

Reconoció que, pese a llevar un par de años sin tocar con el conocido cantante jienense, defiende, contra viento y marea, sus letras, pasando a comentarnos que el siguiente tema, “Ruido”, también de aquel disco de 1994, le empezaron a hacer Pedro Guerra y él mismo, pero Joaquín Sabina le dio su toque personal cambiando el Océano Atlántico por el  Mar Mediterráneo, para que se desarrollase en Mallorca, una canción que empezó relajada y que tiene una letra muy bella, en la que la gente se animó a dar palmas, lo que Pancho llamó rumba pasiega.

Pasó a dedicar a su manager, Esther, la canción “Calle melancolía”, que abría aquel segundo disco de Joaquín Sabina llamado “Malas compañías”, de 1980, vacilando sobre que la mencionada Esther era primero educadora canina y ahora le adiestraba a él, una gran pieza y en la que, como en buena parte de la velada, hubo mucha participación de un público que estaba recordando grandes clásicos de su vida.

Turno para referirse a cómo se grababan los discos antes, con maquetas previas, y en algunas ocasiones, como en “Ganas de...”, de aquel disco de hace 3 décadas, se publicaban los temas como habían sido hechos en las citadas maquetas, un corte que fue arropado por las palmas de los presentes, dejándonos una canción muy pegadiza y que fue prolongada con la repetición del estribillo.

Para la siguiente canción tuvo a bien mencionar a Manolo Tena, con el que Joaquín tuvo una época en la que se distanciaron, pero al que dedicó la conocida “Conductores suicidas”, de su disco de 1992, haciendo referencia a le elegancia del ya desparecido artista y comentando de dónde venía el inicio de la misma, una canción con un ritmo bailable y en cuyo final interactuó con los presentes.

Tocaba hablar de su hermana Gloria, que dejó de ser funcionaria para pasar a escribir canciones, como la genial “No me importa nada”, que Luz Casal recogió en su aclamado “Luz V”, de 1989, pero que acabó volviendo a su trabajo original un poco desencantada con el negocio musical, una pieza clásica, por todos conocida y que, lógicamente, fue cantada por buena parte de la concurrencia.

Nos pidió nuestros aplausos para el técnico de sonido, el ayuntamiento, la comisión de fiestas y para Javi, de Escena Esenciales, por hacer posible que él estuviera hoy aquí, comenzando a despedirse y recordando que luego había más música en directo, preguntando sobre la profesión típica de la zona, refiriéndose alguien del público al oficio de cantero, que incorporaría a la letra de “La del pirata cojo”, del disco de 1992, recordando como había ganado un karaoke con su hija con este tema, que fue muy celebrado y coreado.

Nos avisó de que no iba a esperar a que pidiésemos otra, para evitar el bajarse y subirse del escenario, llevándonos a 1987, cuando se publicó aquel “Hotel, dulce hotel”, en el que aparecía recogido “Que se llama Soledad”, un tema lento y tranquilo, que fue unido con la bella “Contigo”, de su trabajo de 1996 “Yo, mí, me, contigo”, una bonita canción, que fue muy coreada y en la que cambió Venecia por Piélagos.

Y llegaba el momento de la despedida, como el propio Pancho nos confesó, siendo el último tema que tocó “Princesa”, que fue editado en aquel disco de 1985 llamado “Juez y parte”, vacilando sobre un compañero de profesión que había hecho una declaración de matrimonio y animando a quien quisiera hacer allí mismo una declaración de divorcio, dejándonos un corte que fue muy celebrado y cantado por una concurrencia sabedora que aquello se acababa.

De esta manera y tras estar sobre el escenario una hora y cuarto, aproximadamente, concluía un muy buen concierto de Pancho Varona, que nos ofreció una experiencia muy amena y entretenida, demostrando la clase y l buen hacer que posee este verdadero referente de la música en nuestro estado y es que poca gente puede presumir de haberse codeado con artistas de tanto nivel y eso será por algo.

Me llamó la atención la cercanía y el desparpajo que demostró sobre las tablas, dedicándose a tocar esos temas en los que él ha participado y, por otro lado, a relatarnos anécdotas relacionadas con ellos y con sus vivencias, logrando que todos estuviéramos atentos y con los ojos y oídos bien abiertos, sin olvidar su forma para interpretar esos cortes, conocidos por cantarlos y que él supo llevar a su terreno.

Desde luego, merece y mucho la pena acudir a estas actuaciones de Pancho Varona, para disfrutar con su música y aprender muchas cosas y vivencias de su larga trayectoria; muy recomendado.

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Y, aunque la música en directo, en aquella carpa de las fiestas de Salcedo, seguía con Version Acústica Band, yo tenía otros planes, a los que acudí con el buen sabor de boca de esta velada con Pancho Varona, que nos dio una clase magistral de vida y todo se lo debemos a la comisión de fiestas de Salcedo, al ayuntamiento de Piélagos y a la gente de Escena Esencial, que hicieron que esta noche de viernes, primera del mes de agosto, fuese tan especial; gracias a todos ellos por hacerlo posible.