Parece que se está convirtiendo en una tradición que mi primer concierto después de las vacaciones tenga lugar en el Varuko de Vioño, es decir, al lado de casa, y es que es algo normal, ya que mi periodo de relajación acaba justo cuando empiezan los actos con motivo de la Virgen de Valencia, patrona del municipio de Piélagos, y en dicho establecimiento siempre llevan a cabo una programación alternativa a la institucional.

También está volviéndose una buena costumbre que en dichos actos actúe la gente de Tudanca, y esa combinación Varuko y Tudanca, con chorizo para empapar la bebida, es lo que íbamos a disfrutar este primer viernes del mes de septiembre, acudiendo a dicho local para ver un concierto dos meses y medio después de la última vez, aunque es un lugar que frecuentamos mucho los fines de semana.

Para aquellos que no los conozcan, Tudanca son un grupo que se forma hace 5 años por músicos ya experimentados de la escena y que está compuesto por Paico González, guitarra y voz, Iván Gómez González, flautas, gaitas y coros, Txatxe Salceda, bajo, Pitu Corona, acordeón y coros, y Joansa Maravilla, batería, habiendo editado, este mismo año, un Ep titulado “Lo que nos une”, del 2024.

A esta banda la llevamos siguiendo, en esta web, desde casi sus inicios, habiéndolos entrevistado en plena pandemia y visto en directo cuatro veces, siendo la última el pasado año, así que ya sabía que era lo que me iba a encontrar cuando me acerqué a este local.

El horario se había retrasado una hora, algo que fue avisado en las redes sociales con antelación, para dar tiempo a que terminará el partido que el Racing jugaba en Tenerife, llegando en el descanso del mismo, aprovechando este intervalo algunos músicos para tocar música tradicional cántabra y, de esta manera, hacer más entretenida la espera de esa segunda parte, que terminó con victoria racinguista.

Y, nada más acabar el partido, empezaron ellos su actuación con el más que apropiado “Soy verdiblanco”, de aquellos Cambalúa de los que formaban parte Paico e Iván, un tema muy bailable y en el que nos arengaron y buscaron la interacción de la gente, que ya estaba animada, para, después de saludarnos, comenzar con las canciones propias con ese himno que es “Genti del norti”, en la que Paico comenzó a moverse entre el público, dejándonos una pieza muy movida y cantada y con los asistentes respondiendo a los coros.

Más lento fue el comienzo de “Va subiendo la marea”, un tema tranquilo en su inicio, pero que fue subiendo de intensidad y animándose, dejándonos un corte muy festivo y en el que mencionaron al local en el que estaba teniendo lugar este evento, continuando con “Niños de Peter Pan”, una pieza que empezó de manera calmada y con los instrumentos cogiendo poco a poco más fuerza, hasta desatarse esa tormenta en forma de música movida y bailable, demostrando, todos ellos, su contrastada calidad y concluyendo de manera más pausada.

Confesaron que, como muchos pensamos, con el asunto de los molinos eólicos están acabando con parajes únicos de nuestra tierra y de otras muchas, siendo el momento, como era de esperar, de “La de los molinos”, un tema que empezó lento, pero que fue ganando fuerza e intensidad progresivamente, terminando con un potente final y al grito de “fuera molinos de nuestra montaña”, pasando a tocar “Cuéntame”, una pieza que se inició de manera movida y animada, ofreciéndonos una canción muy bailable y que fue muy coreada.

Era el momento de empezar a tocar los temas que se recogen en ese Ep, siendo el primero el que, precisamente, lo da inicio, “Los pastores”, un muy buen corte, que comenzó Pitu y que fue muy coreado, contando con un ritmo movido, que metió todavía más a la gente en ambiente, para pasar a pedirnos que nos acercásemos y que colaborásemos con ellos en “Cumbia”, una pieza muy animada y participativa, haciéndonos cantar en dos grupos, uno en modo versión urbana y otro tipo reggaetón, y es que, en todo momento, buscan que los asistentes formemos parte de sus actuaciones, de una u otra manera.

Un tema, que no recuerdo haber escuchado hasta ese día, es “Molondro”, el cual fue el siguiente es sonar, no sin antes agradecernos nuestra acogida y confesar sentirse como en casa, dejándonos con este corte movido y animado, en el que introdujeron un fragmento del “A galopar”, de Rafael Alberti y musicado en su momento por Paco Ibáñez, para volver a su disco con “Acompáñame”, la canción que lo cierra, vacilándonos, previamente, al decirnos que se iban, ofreciéndonos una pieza muy quedona y pegadiza, además de bailable.

Para el siguiente tema, “La Vijanera”, pidieron que subiesen diferentes personas que tocasen la pandereta, con la presencia de varios voluntarios y recordándonos el genocidio que está teniendo lugar en Palestina, antes de ofrecernos este movido y animado corte, que fue muy celebrado, con Joansa uniéndose también a los invitados para tocar la pandereta, pasando a recordarnos su anterior concierto en las Guerras Cántabras, que tienen lugar en Los Corrales de Buelna, y haciéndonos cantar con ellos una pieza muy festiva, en la que hablaron del local y de la gente del pueblo, con Paico mezclándose, una vez más, con el público.

Tras presentar a los miembros de la banda, continuaron con “Algo tengo que cambiar”, incluido también en su disco y que fue iniciado por el sonido de la batería, un tema animado y que nos invita a reflexionar sobre aquellas cosas que podemos hacer en nuestro día a día para mejorar el mundo en que vivimos, muy pegadizo y con ese momento en que Paico se quitó la guitarra y la camisa y se unió a esa batucada que montó junto a Joansa y que fue un momento muy festivo, para luego recuperar la guitarra, antes de acabar el corte con la colaboración de los coros de los presentes.

Llegaba el momento de recordar aquellas noches míticas en el Portus, antiguo bar de Toñón y ubicado en Renedo de Piélagos, haciendo la versión de la conocida “Blanco y negro”, de los Barricada, que les quedó muy bien, para, después, tocar la única canción que restaba de su Ep, es decir, “Lo que nos une”, la cual empezó relajada, pero que fue ganando fuerza y velocidad, dejándonos con una pieza muy pegadiza y con mensaje.

Comenzaron a despedirse, aunque no les creíamos mucho, ya que sabíamos que iban a tocar más, siendo el turno de “Balkan”, un corte rapeado, pero que sonó muy movido y en donde se demuestra esas ganas de introducir otros estilos dentro de su música, para continuar con ese popurrí de temas por todos conocidos, que iniciaron, de manera calmada, con “Ama, ama y ensancha el alma”, de Extremoduro, aunque luego fue cogiendo más intensidad y rapidez, continuando con “Dolores se llamaba Lola”, de Los Suaves, para recuperar el anterior y unirlo con el “No woman, no cry”, de Bob Marley, todos ellos muy bien recibidos por los presentes.

Y aquello ya era una fiesta total, subiendo a nuestra amiga Marina, con silla de ruedas y todo, al escenario, lanzándose a tocar el popular tema “Bella ciao”, entre la algarabía de la concurrencia, mientras Paico se daba un paseo entre los presentes, continuando con ese clásico de Cambalúa que es “Mi tierra”, una canción muy movida y en la que nos hicieron agacharnos, mientras prolongaban, una y otra vez, dicha pieza, para el disfrute de los asistentes.

Pero, aunque hicieron amago de irse, todavía hubo tiempo para repetir ese himno que es “Genti del norti”, no sin antes recordar que tenían diferente material de merchán a la venta, dejándonos con un muy buen tema, muy movido y en el que nos hicieron cantar, poniendo, de esta manera, el punto y final a su velada, tras estar sobres las tablas casi dos horas.

Una vez más Tudanca montaron una verdadera fiesta, facilitada por la buena recepción que dicha banda tiene en este local, donde ya son un verdadero clásico de las fiestas que Toñón y la gente del Varuko organizan, logrando, en todo momento, la conexión con la gente, que sabe sus temas, tanto los propios, como las versiones, de atrás a adelante y que lo disfrutan como si no hubiese un mañana.

La banda se ha consolidado y asentado dentro de la escena local y es en directo donde ganan mucho, porque tienen buenos temas, muy elaborados y con mucha calidad, pero es, al escucharlos en sus conciertos, cuando te sumerges en esa parte festiva que tienen unos y esa onda más reivindicativa que tienen otros, ya que ambos mundos pueden y han de converger, sobre todo si están interpretado por esta formación, compuesta por verdaderos artistas y con mucho talento.

Sin duda, Tudanca son una de esas bandas que has de ver en directo y disfrutar con su propuesta, tan variada y con calidad; yo, en cuanto pueda, repito y tu deberías ir a verlos, si no lo has hecho ya.

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Todavía nos quedamos por allí un rato tomando algo, con una camiseta que había comprado de la banda debajo del brazo, mientras miembros del grupo y otros asistentes iban improvisando diversas tonadas, ya fuera del escenario, prolongando esta gran noche que nos ofrecieron Tudanca y la gente del Varuko, una pareja que parece combinar muy bien y que, esperemos, se siga dando en próximos años. Gracias a ambas partes por hacernos pasar ese buen rato y, además, en ambiente muy bueno y familiar.