Una de las pocas cosas que les quedaban por hacer a nuestros amigos de El Dromedario Records era organizar un festival. Y a alguien se le debió aparecer Jim Morrison en sueños (véase la segunda parte de El Mundo de Wayne) para decirle que lo hicieran. El lugar indicado, la localidad ribereña de Ribaforada, que cuenta con un magnífico pabellón en sus afueras. La fecha, el fin de semana del 20 y 21 de septiembre, en el que despedimos el verano y dimos la bienvenida al otoño; y en el que la agenda festiva de Iruña presentaba un serio competidor, San Fermín Txikito. Con todo y con eso, la venta de entradas había superado las mejores previsiones, quedando muy cerca del lleno.
A las 18:00 del viernes se abrieron las puertas del recinto, que se fue llenando lenta y progresivamente mientras podían verse caras de impaciencia y entusiasmo entre quienes iban ocupando las primeras filas y podía apreciarse cierto nerviosismo entre parte del staff, que se enfrentaba a su primera experiencia de este calibre.
Con un ligero retraso debido a cuestiones técnicas, en torno a las 18:30 los tres integrantes de El Hombre del Saco dieron por inaugurada la primera jornada del festival. Se trata de una formación reciente, pero compuesta por miembros de muy dilatada experiencia: Josu Montiel a la batería, Juan Gascón al bajo y Charly Zamora a la voz y la guitarra; que presentaban por primera vez su proyecto en directo.
El esquema que plantean es tan simple como efectivo: un rock contundente al más puro estilo años 90 construido sobre una batería precisa y certera y un bajo que articula perfectamente la base rítmica con las melodías de una guitarra que no da respiro y una voz rasgada y grave que canta unas letras siniestras e irreverentes, muy en línea con el nombre de la banda.
Los ribaforaderos, que cuentan con cuatro sencillos publicados ofrecieron un impecable concierto compuesto por diez cortes, contando en uno de ellos con la participación de Paul Huguet; incluyendo una potente versión de “Jesucristo García” y terminando con un homenaje a la más grande a través del clásico “Lo siento mi amor” para despedirse del medio millar de personas que se encontraban disfrutando del espectáculo.
El Hombre del Saco
A continuación los asturianos Baja California recogieron el testigo y fueron los encargados de seguir calentando el ambiente haciendo gala de un rock frenético que ya pudimos disfrutar en varias ciudades durante su gira de verano en la que han presentado su último trabajo Alta Tensión a lo largo y ancho de la península.
La formación abrió su espectáculo con “Caida libre”, que sirve perfectamente para hacerse una idea muy acertada de lo que tienen que ofrecer: una percusión rápida y violenta que acelera el pulso de quien está dentro de su alcance y que supone la base perfecta para unas guitarras incisas y una voz que ni siquiera necesitaría ser amplificada.
“A66”, “Dueños de la noche” y “Tiempo suicida” fueron desatando la euforia entre quienes se iban incorporando a la fiesta y se encontraban aún fríos; a la vez que atraían la atención de quienes aún no conocían a la banda.
Tras “Indomable” y “Polvos mágicos” intuimos el inevitable final del show, que sufrió un pequeño recorte, suponemos que para intentar compensar el retraso, sacrificando “Años atrás” y terminando con una vertiginosa interpretación de “Electricidad”.
Baja California
Unos minutos después, el violín del clásico de Gardel “Por una cabeza” anunciaba el inicio del concierto de Cobardes, banda que supone una de las puntas de lanza del sello y que se encuentra actualmente en imparable ascenso contando sus conciertos por llenos y sus seguidores por decenas de miles (prueba de ello era la gran diferencia de procedencias entre los asistentes, algunos de ellos residentes en puntos realmente lejanos).
“Un beso y hasta siempre” fue la canción elegida para iniciar el concierto y para, junto con “Rodeada de idiotas” y “Quinientas mil mañanas” poner de manifiesto el gusto por las historias de desamor, sueños rotos y resiliencia. Historias cantadas por una voz rasgada y visceral, acompañada a la perfección por unas melodías que desatan una extraña orgía de emociones ante la que es imposible permanecer impertérrito.
Los navarros, que llevan algo más de un año presentando su segundo álbum Que Empiece el Baile (El Dromedario Records, 2023) ofrecieron su mejor versión ante las cerca de dos mil personas que abarrotaban ya el pabellón, combinando los temas más representativos de los dos discos que componen su discografía y para los que contaban con la ayuda de la práctica totalidad de su público, que no dejó de cantar en ningún momento;. viviéndose picos de intensidad durante “Maldito abril”, “Caminos de algodón” o “Romeo y Julieta” para terminar con “Princesa en paro”.
Cobardes
El combate de semi fondo corrió a cargo de Ciclonautas, power trío formado por “Mai” Medina a la voz y a la guitarra, “Txo” Pintor al bajo y Alén Ayerdi (fundador del sello) a la batería; que se encuentra celebrando su décimo aniversario y que propone un rock elegante y pausado a la vez que firme.
“Abrazado a un misil”, del álbum Camping del Hastío fue el primero de los trece temas que la banda ofreció al público del Ribaforada Arena; público que se había deshecho hace rato de sus inhibiciones y que estaba entregado a los músicos al cien por cien y, aunque quizá no todos cantasen, no quedaba nadie sin bailar, provocando una hipnótica imagen desde la barra trasera del pabellón.
Durante algo más de una hora fueron repasando su trayectoria escogiendo una selección de temas de entre sus tres discos que han demostrado de sobra funcionar maravillosamente en directo (todos ellos incluidos en “Ciclogénesis. Magnitud X”, disco grabado en la Sala Tótem de Atarrabia que está siendo presentado actualmente).
Si hubiera que elegir algún momento, personalmente destacaría la interpretación de “Bombo sicario”, “Eterno aprendiz” o la espectacular colaboración de Aarón Romero en “Qué tal” justo antes de terminar el concierto con “Bienvenidos los muertos”.
Ciclonautas
A continuación llegó el plato fuerte de la noche: El Drogas, Flako, Txus y Nahia salieron al escenario de un recinto que se vino abajo para recibirles y éstos respondieron a ritmo de “La silla eléctrica” haciendo toda una exhibición de la actitud y la energía que les caracteriza; pues una de las señas de identidad de la banda es precisamente la forma en la que se entregan a su público… y la forma en la que su público les devuelve el golpe.
Durante aproximadamente hora y media, El Drogas repasó las piezas más icónicas de la discografía de Barricada como puedan ser “Esperando en un billar”, “Mañana será igual” o “Deja que esto no acabe nunca”.
Habría quien podría pensar que después de todos estos meses con la gira de conmemoración del cuadragésimo aniversario de Barricada el cartucho estaría quemado ya. Pero lo cierto es que el espectáculo no ha perdido ni un solo gramo de frescura. Sigue cautivando, sigue llenando recintos y sigue consiguiendo que quien asiste se emocione tanto como la primera vez. Parece que la relación entre El Drogas y sus seguidores sea una suerte de quiz pro quo en el que ambas partes tengan pactadas dejar el alma en cada encuentro.
Y pudimos disfrutar una vez más de canciones que forman parte de nuestra historia colectiva, y volvimos a cantar “Todos mirando” y “Animal Caliente”; y volvimos a bailar viéndolo todo “En blanco y negro” con Ibai, de Motxila 21 como invitado de excepción; tema con el que se despidieron de una legión de espectadores que se resistía a verlos marchar.
El Drogas
Para finalizar la jornada, fuimos testigos de la actuación de La Gripe y Tú, banda integrada por dos ex-Platero y Tú (Juantxu Olano al bajo y Jesús García a la batería) Txema Olabarri a la voz y a la guitarra y Fran Malanoche a la guitarra y que presenta una propuesta en la que repasa las canciones más representativas de la extinta formación bilbaína, intercaladas con temas de composición más reciente, como “Barrancos rocosos”, pieza elegida para abrir el concierto y que podemos encontrar en su álbum debut Empapado en Sudor, junto a “Tu Cálido Aliento”.
“Cómo has perdido tú” fue el primer tema de Platero que pudimos escuchar, quedando de manifiesto que -dicho con todo el respeto y todo el cariño- Txema no tiene nada que envidiarle a Fito, pues la canción suena igual de bien en ambas voces y, por supuesto, transmiten la misma emoción.
Y así volvimos durante un rato a aquellos maravillosos años noventa en los que la vida quizá fuera más difícil, pero también más sencilla. Y en la que la música, fundamentalmente el rock, era la dueña de la noche de las ciudades. Y con “Tras la barra” o “No hierve tu sangre” volvimos a esa juventud que ya se fue, a las gaupasas, a los besos en los portales o a aquella ruptura que tanto nos dolió.
No tendría demasiado sentido reproducir una a una cada una de las canciones que componen el setlist (para eso mejor id a verlos…) pero sí resulta imprescindible subrayar que la web de El Dromedario no miente cuando dice que “Es el intento de reproducir más fielmente la energía que tenía la banda en sus directos. Posiblemente hoy por hoy lo más cerca de ver otra vez a Platero y Tú”.
Finalmente, y cerca de las tres de la mañana, despedimos la primera jornada de festival con el clásico atemporal “Si tú te vas”, visiblemente emocionados y del todo satisfechos con lo vivido.