Tras unas escasas horas de muy necesario descanso volvemos de nuevo a Ribaforada. En esta ocasión nos dirigimos a la piscina municipal, en cuyas instalaciones está programado un concierto de Razkin a las 13:00, no sabemos si como recompensa a los más madrugadores o como castigo a los más crápulas.
Con el habitual retraso propio de los conciertos matutinos, Pedro y su guitarrista Joserra iniciaron su recital con “Ni amor ni mentira” y “Tequila en bacalar”, ambos pertenecientes al álbum Norte (2021) mientras los rezagados terminaban de ocupar su lugar en el bar de la instalación. Dadas las horas y el estado de destrucción neuronal, optamos por hacer una foto del setlist para tener un guion y evitar olvidar partes, pero no sirvió de mucho porque pronto empezaron a ignorarlo, alterando el orden de las canciones e incluso interpretando alguna que no estaba prevista.
Si algo caracteriza a los seguidores y las seguidoras de Razkin es una lealtad que ralla en lo extremo; de manera que, independientemente del lugar, resulta muy fácil ver caras conocidas; llevando un poco más allá el concepto de <<estar entre amigos>>. Y entre amigos estuvimos, hasta el punto de que, entre las canciones de su etapa en solitario (como por ejemplo, “Andrómeda”, “Si se quiere se está” o “Que nadie apague tu luz”) no fueron pocos los invitados a participar en versiones de diversos artistas como “Rojitas”, “El sitio de mi recreo”, “Me cuesta tanto olvidarte” o “Pídemelo otra vez”, que sirvió para homenajear al siempre presente Boni.
Recapitulando, así empezamos el sábado de la mejor manera posible, recorriendo lo mejorcito de la discografía de Razkin envueltos en un sentimiento a caballo entre la nostalgia y la alegría, y rodeados de personas con las que compartir el amor por la música.
Razkin
En torno a las 18:30 y ya dentro del pabellón, fueron Las Sexpeares las encargadas de arrancar la segunda jornada de festival. Aunque se trata de una formación de dilatada trayectoria, puesto que Belén (voz y guitarra) y María (batería) se embarcaron en este proyecto allá por 2009, nunca habíamos tenido la oportunidad de verlas en directo… y aquí vino la sorpresa, la revelación, o llámenlo ustedes como quieran. Y es que si las grabaciones de estudio ya suenan potentes, en directo se siente como si la batería percutiera una lanza que se te va clavando en el pecho para que finalmente la voz y la guitarra la giren y la arranquen desgarrándote el corazón. Y mirando alrededor pudimos ver mucha más gente que, por la expresión de sus rostros, debía de sentir lo mismo.
Después de cinco trabajos ya sabíamos que Las Sexpeares ofrecen un rock furioso y visceral, pero muchos aún no conocíamos la contundencia de su directo. Y pudimos conocerla a través de canciones como “No vuelvo a beber” y “Escuece”, de su álbum Me Fui de Casa (2016); “Fiebre” (versión de Bad Gyal grabada en 2020); “Soy torta” o “Pégales fuego”, del EP “Sexpeares” (2023) terminando a ritmo de “Combustión”.
En resumen, las de Barakaldo no dejaron títere con cabeza. Vinieron, vieron y, sobre todo, convencieron; dando mucho que hablar tanto en los pequeños corros de gente que se formaban entre concierto y concierto, como en las redes sociales durante los días siguientes.
Las Sexpeares
Casi sin dejarnos tiempo para recobrar el aliento, los berriozartarras Linaje tomaron el testigo con la firme intención de no dejar que aquello decayera. Y para ello se sirvieron de una gran puesta en escena y un gran derroche de actitud propios de quien disfruta enormemente de lo que está haciendo.
El rock de Linaje destaca, a nuestro parecer, por unas letras sinceras y sentidas que delatan una gran pasión por la poesía de quien las ha escrito y las canta, envueltas en unas melodías pegadizas y nada pretenciosas; todo ello sostenido por una base rítmica sólida y fiable.
Aunque los navarros sólo cuentan actualmente con un sencillo publicado, que recibe el nombre de “A remojo”, han tocado tanto y se han hecho querer de tal manera que la práctica totalidad de su público se ha aprendido ya sus canciones y canta con ellos desde el principio hasta el final piezas como “Desataron a los perros”, “Morena mía” o “Askatu” (canción que utilizan para reivindicar la preservación y el uso del Euskera). Y no sólo eso, sino que el público de Linaje tira salvajemente para abajo la media de edad de los festivales en los que tocan, asegurando un relevo generacional y la supervivencia del género.
¿Y qué podemos hacer con quienes aún no se han aprendido las canciones? ¿Les ofrecemos una versión? ¿Qué tal una versión de una de sus bandas de referencia (y la de muchos)? Pues nada, habrá que cantar “Malas noticias” de Los Suaves, pero para ello hace falta ayuda ¿y qué mejor ayuda de Kutxi y Martín Romero? Hala, ahí queda eso…
Tras haber ofrecido un vertiginoso recorrido por sus canciones, Linaje se despidió entre aplausos del público de Ribaforada, que parecía negarse a dejarlos marchar.
Linaje
Seguidamente, el discurso que lanza Rocky Balboa a su hijo en la sexta entrega de la saga anunció el inicio del concierto de Bocanada, que se encuentran actualmente inmersos en la segunda parte de su gira “Hora de comer aire” tras el rotundo éxito cosechado en la primera.
Martín, Juanito, Rupi, Abel y Pepo salieron al escenario con la seguridad de quien se sabe ganador de antemano dispuestos a añadir un nombre más en su lista de plazas conquistadas. “Más animal” fue el tema elegido para abrir el baile y, a partir de ahí, todo fue hacia arriba (incluido el propio Martín, que entre carrera y carrera por el escenario, trepaba por el puente de luces)
Si “Tu nombre se escribe con sangre” y “De corazón para adentro” hicieron terminar de enloquecer a las casi dos mil personas que llenaban el pabellón, éste se vino (figuradamente) abajo para recibir a Kutxi Romero, que fue invitado a cantar “Río” junto con Martín y que nos regaló algunas escenas de complicidad con Juanito, devolviéndonos por un instante a aquella gira acústica de 2021.
Con “El voladero” llegamos al ecuador de un concierto en el que tanto músicos como público estaban completamente desatados y presos de la euforia, un concierto que se estaba disfrutando a partes iguales a ambos lados del foso y que estaba provocando una vorágine incontenible de emociones entre los presentes.
“Para siempre” supuso el inicio de la recta final, que continuó con “Mala Hierba” y “Que me arranquen el pellejo” para que finalmente, y subido a hombros de su hermano Kutxi, Martín recorriera el pabellón cantando “Campo a través”, canción con la que Bocanada acostumbra a cerrar sus conciertos y, si se me permite decirlo, mi favorita de entre todas las que componen su discografía.
Bocanada
Turno entonces para Koma, todo un clásico de los 90 que ha retomado recientemente la actividad y que se encuentra presentando el álbum Una Ligera Mejoría Antes de la Muerte, cosechando éxitos imparablemente y haciendo disfrutar de nuevo tanto a sus seguidores más veteranos como a los últimos en incorporarse al ejército de incondicionales de la formación.
“Dinamítalos”, primer corte del último disco, fue el tema elegido para abrir un concierto que desde el primer momento desató una incontenible marea entre artistas y público. Marea que fue ganando en intensidad según iban cayendo los veinte temas que componían el repertorio.
“El viaje” y “La máquina del tiempo” terminaron de introducirnos en el último trabajo de la formación, que llevaba la friolera de trece años sin editar nuevas canciones, y que ha demostrado conservar intacta su esencia.
Tras “Tío Sam” y “Vaya carrera que llevas chaval”, los fotógrafos teníamos indicaciones de abandonar el foso, pero se nos permitió seguir realizando fotografías desde otros puntos del recinto (siempre con el debido cuidado de no molestar), lo que posibilitó capturar las expresiones y las emociones transmitidas por un público al que parecía que le hubiese concedido un último deseo.
Después de un minucioso recorrido por la trayectoria de la banda, las notas de “Palabras mágicas” iniciaron un último tramo en el que sonaron también “Sakeo”, “Aquí huele como que han fumao” y “Bienvenidos a Degüelto” (en el que colaboró Kutxi Romero) para terminar con “Mi jefe” y dejarnos a todos con la sensación de ansiar un asalto más, aun habiéndonos llevado tremenda paliza.
Koma
Llegó entonces el momento de recibir a Lendakaris Muertos, formación iruindarra que se caracteriza por hacer un rock de melodías muy pegadizas y unas letras cargadas de sátira y humor… y también porque es imposible cansarse de verlos; puedes haber ido a cien conciertos, que con toda seguridad, querrás ir a otros cien.
Durante algo más de hora y media hicieron saltar y cantar al público mientras nos explicaban que están en esto por las drogas (y por El Drogas también, un poquito); que añoraban la barriga y el mostacho del último txakurra; que fueron ikastoleros, o que esto no va para nada de política.
Resulta extremadamente difícil desviar la atención del escenario un solo instante, pues se trata de una banda muy visual con una gran puesta en escena, de la que forman parte varias caracterizaciones de Jokin, los saltos de Iván, o la forma en la que Aitor vive y siente cada tema que canta. Otras bandas tendrán fuego y espectáculos pirotécnicos, pero Lendakaris tienen una camiseta de la selección y un oso panda que parece llevar varios días sin dormir; llevan años de ventaja.
Para terminar diremos que la banda no defraudó y que nos hizo disfrutar desde el primer acorde hasta el último baquetazo, que esperamos verlos de nuevo muy pronto y que recomendamos encarecidamente a quien no los haya visto que deje lo que esté haciendo y saque entradas para su próximo concierto.
Lendakaris Muertos
Y como todo lo que empieza debe, inexorablemente, tener un final, fueron los navarros Psyque los encargados de asumir la responsabilidad de que nos llevásemos un buen recuerdo del festival… y vaya si lo consiguieron.
La banda, que se formó en 2015 a partir de músicos de dilatada trayectoria en proyectos como Agora o Bram Stoker pero que hasta 2023 no dieron el salto definitivo a los escenarios, nos ofreció un menú degustación compuesto de catorce temas de un total de dieciocho que tienen actualmente compuestos y que previsiblemente verán la luz en la primavera de 2025 cuando concluya el proceso de gestación del que será su primer álbum.
El primero de los platos que pudimos probar fue “Dale voz”, con un sonido en el que se perciben influencias de bandas consagradas como Deftones o Sober, pero manteniendo una entidad propia.
Poco a poco y con las ganas y la expectación de un niño que abre regalos en la mañana de Navidad, fuimos descubriendo aquello que Psyque tenía para ofrecernos: “Nacional 232”, “Atmósfera gris”, “Viento a favor” o “Luces de neón” nos sirvieron para descubrir el directo de una formación que tiene mucho que aportar al panorama rockero y que se despidió con “Y te callas”, dejándonos a todos con una inmejorable impresión y, sobre todo, con ganas de una segunda cita.
Si se me permite, me gustaría cerrar esta crónica transmitiendo mis impresiones sobre el festival, destacando en primer lugar la gran calidad de las bandas que han participado en él, la comodidad de llegada y acceso al recinto, el hecho de que el escenario tenía la altura y las dimensiones perfectas para poder disfrutar de los conciertos desde cualquier punto del pabellón, el espectacular sonido y el manejo de la iluminación y, por supuesto, todas las facilidades que nos pusieron para cubrir el evento. ¿Aspectos a mejorar? Seguro que los hay, pero también estamos seguros de que la propia organización se encargará de ir puliendo esos pequeños detallitos. Nosotros, desde luego, estamos ya contando los días para la edición 2025.