A lo largo de los años hemos asistido a conciertos en lugares y contextos de lo más variado pero, al menos quien os escribe, nunca había asistido a un recital que formara parte de la programación de una convención temática sobre manga, anime y videojuegos. Así que cuando nos enteramos de la actuación de Markfeel en la primera edición del Weekend Freak, organizado por Events Freak en el centro deportivo de Moratalaz (Madrid) no tardamos en marcar la fecha en rojo.

Pasadas las 17:30 Mark y Alba salían a un pequeño escenario acompañados por Rubo, quien ha tomado recientemente el relevo a la batería. El plan era relativamente sencillo: presentar en Madrid su último trabajo de larga duración que fue publicado este año con el nombre de “Dimensional” y que supone una continuación perfecta de su anterior álbum “Monstruos”.

Tras una pequeña intro, pudimos escuchar “Sólo busco una estrella”, segundo corte del nuevo disco, que sirve perfectamente para hacerse una idea muy aproximada de lo que estábamos a punto de escuchar. Una música a medio camino entre el rock y el indie en el que destaca fundamentalmente una voz grave a la par que suave que canta unas letras sinceras con un visible tinte autobiográfico en las que el autor expresa sus miedos, anhelos y metas.

Hay que señalar que, desde hace algún tiempo, Alba no está pudiendo tocar el bajo; pero eso no impide que su dulce y melodiosa voz, que combina perfectamente con la de Mark, aporte un carácter muy particular a unas canciones ya de por sí muy sentidas, ofreciendo una emocionante experiencia a quien las escucha.

Durante algo más de una hora fueron combinando canciones del último disco como “Oppenheimer”, “Planetas” o “No pediré perdón” con canciones de su anterior trabajo que funcionan muy bien en directo como “Cosas que decirte”, “Monstruos” o “Canción de utopía” (que fue originalmente grabada con la colaboración de Marcos Molina, de Gritando en Silencio).

La nota un poco menos positiva la puso el hecho de que, al tratarse de un domingo por la tarde, y además dentro del puente del Pilar, la asistencia de público no fue todo lo numerosa que podría haber sido si las circunstancias hubieran sido distintas. Con todo y con eso, los tres músicos zamoranos nos ofrecieron la mejor de sus versiones sin importar si estaban tocando para treinta o para tres mil, actitud muy de agradecer por parte de un público fiel en el que destacaba la presencia de niños, que parecían disfrutar, aún más si cabe, que los adultos que los acompañaban.

Visto que no se daban las condiciones más adecuadas (se estaba reproduciendo música en un stand al otro lado del pabellón), Mark decidió prescindir de las canciones acústicas que formaban parte del repertorio y el concierto finalmente terminó con una muy visceral interpretación de “Basura por Madrid” y “Que el mundo arda”, tras la cual, la formación se despidió entre aplausos de su público local.

SI me lo permitís, me gustaría aprovechar la ocasión para romper una lanza a favor de esos artistas que se embarcan en largos viajes por carretera sin saber (y sin importarles demasiado) si van a tener mucha o poca afluencia de público; priorizando el compartir su música por encima del éxito de convocatoria o del retorno económico. Evidentemente, a todos nos gusta hacer caja, pero creo que tanto músicos como medios tenemos que contestarnos honestamente a la pregunta de por qué hacemos esto, puesto que si no hay amor por lo que se hace, esto no tiene demasiado sentido. Y a Mark, Alba y Rubo les sale ese amor por los poros.