Si elijo ir a un concierto entre semana, sin festivos, vacaciones, o cosas del estilo, tiene que ser por una buena razón. Kamelot son esa buena razón, y encima por suerte no fue la única.

En cualquiera de los casos, allí estaba puntual a la cita en La Riviera con ellos, y con Frozen Crown, Blackbriar y Ad Infinitum. Tan puntual como la salida al escenario de los mencionados Frozen Crown. Ellos aparecieron dispuestos a tomar la sala, con su formación con tres guitarras y su power metal, no dejando apenas descanso entre canción y canción durante toda su descarga.

Su música se reflejaba, más o menos, en lo que veíamos en su actuación: a sus componentes transmitiendo la potencia de sus composiciones, pero que, sin embargo, a mí por lo menos, me daba la impresión de haber visto/escuchado decenas y decenas de veces antes, sólo cambiando las personas, no existiendo ningún elemento diferencial.

Por sorpresa su relevo fueron Ad Infinitum, en vez de los anunciados previamente, Blackbriar. Que tiene cierto sentido por como se desarrollan las dinámicas de esta gira, pero de primeras no era lo esperado.

Qué decir… Tengo la impresión de que Ad Infinitum van a ser una de las grandes bandas del metal de aquí a no demasiados años, siendo ellos los que llenen recintos como La Riviera, y quizá más grandes, y cuando los ves en directo entiendes el porqué. Para empezar, aunque eso puede que fuera por otros factores, fueron quienes mejor sonaron en toda la velada. Pero aparte de eso, el talento de su vocalista, Melissa Bonny, es descomunal. Se mueve en una gran cantidad de registros y derrocha un carisma que casi abruma.

Los aplausos no sucedían sólo entre canción y canción, sino también durante la misma, alabando las capacidades vocales de Melissa. Y es que podría extenderme en esto todo lo que quisiera.

Un gran sabor de boca para continuar con Blackbriar, unos completos desconocidos para mí. Entendía que su música iría por los mismos derroteros, con sus teclados, sinfónico, power… en consonancia con el resto de formaciones. Pero no. Su sonido, muchísimo más oscuro que el del resto, con la preciosa voz de Zora Cock, me enamoró a la primera canción.

Con sonidos así es muy habitual que la vocalista acapare un protagonismo especial, y de hecho así fue, quedándose sola en el escenario, llenándolo mientras cantaba. Pero no fue así todo el tiempo, y ni mucho menos fue una actuación sosegada, en especial por su bajista Siebe Sol Sijpkens, tremendamente activo, muchísimo, pero sin desentonar.

El aura que desprendieron Blackbriar me llegó muy dentro. Grupos que no conozco y me gustan en directo hay muchos, pero con ellos fue diferente, tocando fibra.

Y pasadas las nueve y media fueron Kamelot quienes irrumpieron en La Riviera, empezando a lo grande con “Veil of Elysium”, acompañados con Melissa Bonny como segunda voz, algo que se repetiría en varias piezas más, sustituyendo a aquellas o aquellos que grabaron colaboraciones en su momento. Y sí, a lo grande no sólo por el tema escogido, sino por la saturación de su sonido, algo que les acompañó demasiado tiempo.

Si intento obviar el problema arriba mencionado, hay que reconocer que Kamelot desde luego saben lo que se hacen, con una puesta en escena vistosa, añadiendo niveles al escenario, una plataforma extra en el foso, y sabiéndolo usar, ya que no sólo Tommy Karevik, su vocalista se paseó por todos lados, sino también Thomas Youngblood y Sean Tibbetts, guitarra y bajo respectivamente, y por supuesto Melissa, sin parar de interactuar con el público.

No fue ella la única que participó de una tercera banda. También contaron, a modo de figurantes encapuchadas, con Fabiola Bellomo y Alessia Lanzone, las guitarristas de Frozen Crown, durante “New Babylon”.

Alex Palotai y, especialmente, Alex Landenburg, teclados y batería, más estáticos por razones obvias, también tuvieron su momento de protagonismo, sobre todo por el solo de este último.

Así qué más decir. Podría nombrar que Tommy tocó los teclados al inicio de “One More Flag in the Ground”, o regodearme en sí tocaron esta o la otra, pero me parece absurdo. Además, Kamelot es uno de estos grupos que conozco tanto que siempre me van a faltar canciones, tantas como para un setlist completamente diferente: “The Black Halo”, “Song for Jolee”, “Elizabeth” (sí, ya sé que esto es una locura) o “Love You to Death”.

No he querido hacer más hincapié en el sonido de Kamelot, pero me es imposible no volverlo a sacarlo en las conclusiones. Lo que pudo haber sido un concierto épico se quedo en algo bueno, sin más, quedando por encima Ad Infinitum y Blackbriar.