Comenzaba el mes de noviembre, en cuanto a conciertos, en el mismo lugar en que había concluido el de octubre, es decir, en el Escenario Santander, a donde volvía solamente cinco después de haber estado allí y es que este día tan especial iban a estar, por vez primera en Cantabria, los gaditanos Saurom, por lo que pocas cosas había que pensar y, una vez solventadas las obligaciones familiares, para allá que me fui.

Llevaba esperando poder ver en directo a esta banda desde hacía más de 20 años, cuando los empecé a seguir, teniendo todavía su inicial nombre de Saurom Lamderht, pero es que son una formación que cuesta que vengan a la cornisa cantábrica, pero, por fin, esta noche me iba a quitar una espina que tenía clavada desde entonces, en una sala que contó con una gran entrada y es que se veía que había ganas de disfrutar con el sexteto.

Se nota que son como una gran familia, ya que llevan con la misma formación desde hace 18 años, justamente cuando recortaron su nombre al actual, siendo ésta la compuesta por “Migue” Franco, voz y guitarra, Raúl Rueda, guitarra y laúd, Narci Lara, guitarra, coros, gaitas, flauta y violín, Santi Carrasco, teclados, flauta y coros, Josele Gallardo, bajo y coros, y Antonio Ruíz, batería.

Desde su fundación, haya por el año 1996, han editado los discos de estudio “El guardián de las melodías perdidas”, del 2001, “Sombras del Este”, del 2002, “Legado de juglares”, del 2004, “JuglarMetal”, del 2006, “Once romances desde al-Ándalus”, del 2008, “Maryam”, del 2010, “Vida”, del 2012, “Sueños”, del 2015, el acústico “La magia de la Luna”, del 2017, “Música”, del 2020, y su último trabajo, “El pájaro fantasma”, del pasado 2023, sin contar maquetas, Ep´s, directos y demás, teniendo, incluso, un cuádruple disco tributo, llamado “Mester de Juglaría”, del 2021.

Mientras esperábamos que aquello se iniciase, algo que haría con total puntualidad, sonaba de fondo música clásica, lo que le daba al recinto un ambiente peculiar, aprovechando para charlar con algunos de los presentes y curiosear por el impresionante puesto de merchán, que puede ser de los más grandes y variados que he visto en mi vida.

Y por fin se empezó a escuchar esa intro, acompañada de un video, en donde se veía al protagonista de su último disco, subiendo los músicos y siendo muy ovacionados, para comenzar su velada con el tema que da nombre e inicio a su más reciente trabajo, “El pájaro fantasma”, siendo un corte que empezó calmado y lento, con el sonido de los teclados cobrando protagonismo, cogiendo velocidad y fuerza, dejándonos una canción muy celebrada y contundente, además de pegadiza y con la gente disfrutando, como haríamos durante toda la noche, saltando y cantando.

Tras saludarnos, era el turno de “Amanecer”, el corte que daba inicio a su anterior trabajo de estudio, el cual empezó tranquilo y con ese sonido medieval, con la gente dando palmas, un tema que luego resultó muy potente, cantado y pegadizo, con Narci cambiando la guitarra por la flauta, mientras Raúl nos dejaba con un buen solo de guitarra, para seguir el orden de ese  mismo plástico con la genial “La hija de las estrellas”, que fue unida al anterior, comenzando con ese sonido calmado, para luego coger mucha fuerza, con Narci recuperando la guitarra, dejándonos con una pieza muy quedona y que fue muy cantada por la concurrencia.

Vuelta a su más reciente disco para tocar “No seré yo”, un tema que empezó movido y que fue acompañado por las palmas de la gente, ofreciéndonos un corte muy intenso, potente y quedón, además de con fuerza y que fue muy celebrado, tras el que nos comentaron que ya habíamos calentado y que era hora de echar aquello abajo, pasando a tocar “La leyenda de Gambrinus”, una canción recogida en su obra del 2012, la cual comenzó festiva y con el sonido de flauta muy presente, con Narci haciéndose cargo de ella, contando con una contundente batería en esta pieza que resulto animada y bailable y con la gente saltando y disfrutando, que era a lo que habíamos venido.

Con Migue mostrándose en todo momento muy dialogante con los presentes, pasaron a tocar “Músico de calle”, de su obra del 2015 y que tuvo un comienzo festivo y rápido, con Narci haciéndose cargo ahora del violín y luego de la flauta, un tema muy pegadizo y movido, haciendo que aquello fuese una verdadera fiesta, tras el que alabaron el buen tiempo que teníamos y las cualidades de la ciudad en donde estaba teniendo lugar el evento, para pasar a preguntarnos donde estaban los guerreros, antes de tocar “El queso rodante”, de su anterior álbum, una pieza que empezó tranquila y con un aire juglar, antes de volverse muy coreable y potente, además de muy festiva, y en la que, incluso, les tiraron un queso, sobre lo que bromearían al final de la misma.

Tocaba retroceder 18 años atrás, ya que, en el disco que publicaron en esa fecha, estaba recogido “La batalla con los cueros de vino”, un tema en donde Narci se puso a tocar la gaita, ofreciéndonos un corte muy movido y animado, propicio para disfrutar y saltar, siendo muy coreado y quedón, acompañado por diferentes imágenes desde la pantalla que había en el escenario, como ocurriría durante toda la noche, tras el que su batería regalo una baqueta a una niña que estaba en primera fila, cogiendo Migue la guitarra y Narci la flauta, para interpretar “Salta”, de su anterior obra, que tuvo un comienzo guitarrero y en la que nos hicieron gritar en el segundo estribillo, dejándonos una pieza muy celebrada.

Desprendiéndose Migue de su guitarra, era el momento de “Mejor sin ti”, de su actual obra y que quisieron dedicar a las gente que nos toca las narices en nuestra vida, un tema muy animado, con mucho ritmo y bailable, dejándonos un corte con un tono positivo, para volver a su plástico de hace 4 años con la canción que la daba nombre, “Música”, que contó con una importante presencia de los teclados, mostrándonos una pieza con mucha fuerza y contundente, además de  muy movida y quedona, y que tuvo una machacón sección rítmica, acabando esta canción de manera calmada.

Más tranquilo fue el comienzo de “Soñando contigo”, de su disco de hace 9 años, en el que Migue se puso la guitarra acústica, mientras Narci tocaba la flauta y Raúl intercalaba guitarra y laúd, un tema que después se volvió más potente y cañero, mientras Santi tocaba también la flauta, intensificándose en el estribillo y dejándonos un corte pegadizo, tras el que la gente empezó a jalear a la banda, para, tras mostrar la ilusión por esta primera vez en Cantabria, volver a su obra del 2020 con “Cuando nadie nos ve”, una pieza que se iniciaba de manera calmada y pausada, con los teclados y la voz y luego entrando el resto de instrumentos, ofreciéndonos una preciosa balada, que fue más intensa en la segunda parte y que tuvo un bonito sonido de guitarra final.

Uno de los temas que más ganas tenía de escuchar, al margen de los del segundo disco de la banda, que ya sabía que no iban a tocar, era “El monte de las ánimas”, un corte que ya aparecía en su primera maqueta, “La cripta del duende”, de 1996, pero que recuperaron para su obra del 2008, el cual comenzó con una larga introducción en la que fueron proyectando imágenes, siendo una composición que empezó calmada, pero que fue cogiendo fuerza progresivamente, dejándonos una canción muy pegadiza e intensa y con la que nos hicieron cantar y saltar.

De nuevo Migue se enfundó la guitarra acústica antes de tocar “La Llorona”, ese corte popular mexicano y que ellos han recogido en su último album, el cual empezó calmado, pero que luego fue cogiendo fuerza e intensidad, relajándose después del estribillo, aunque recuperó esa fuerza, dejándonos un corte pegadizo y con un potente final, tras el que la gente comenzó a corear el nombre del grupo, para remontarse 18 años y tocar “La musa y el espíritu”, la pieza que recogían en el disco de ese año, la cual se inició con mucha energía y rapidez, pero pausándose antes de ese estribillo quedón y que contó con un animado y juguetón sonido de guitarra.

Más cercano en el tiempo es “El lazarillo de Tormes”, un tema que recogían en su anterior disco y que empezó muy rápido, siendo un tema pegadizo y celebrado, dejándonos con un muy buen corte, muy movido y con un gran sonido, tras el que nos preguntaron si habíamos sido buenos o malos y es que llegaba “El carnaval del diablo”, de su obra del 20015, una pieza que se inició con el sonido de la flauta, mostrándonos una canción animada y festiva, que contó con un muy explosivo estribillo, además de ser muy quedona y coreada, y en la que su teclista se puso una máscara de diablo.

Sin dejar ese mismo disco, nos animaron a hacer un gran circulo y es que llegaba “El círculo juglar”, logrando que la gente hiciese uno grande al comienzo, un tema para disfrutar y que es muy alegre, en el que Narci tocó el violín y Santi la flauta, dejándonos un corte muy celebrado y en el que hubo tiempo para un nuevo circulo, entre la algarabía de los presentes, tras el que nos avisaron de que aquello ya iba enfilando la recta final y llegaba el momento de darle “Fuego”, de su actual trabajo, una pieza que se inició de manera movida y animada, ofreciéndonos una canción festiva, a la vez que pegadiza y machacona y en la que su bajista se subió a los altavoces que les separaba del público, contando, además, con buen solo de guitarra.

Solamente un día se habían retrasado para tocar la “Noche de Halloween”, de su obra de hace 12 años, mostrándose encantados de haber estado allí y animándonos a cantarlo, con Narci de nuevo con la flauta, un tema muy movido y festivo que nos dejó un pegadizo y quedón estribillo, el cual fue cantado por todos los presentes y con la flauta teniendo mucho protagonismo, para, después, señalar a algunos de los niños que había en el recinto y animarlos a subir con sus padres para cantar “La taberna”, recogida en su Ep “Sinfonía de los bosques” y en el disco del año siguiente, nos sin antes agradecernos nuestra acogida en esta primera vez en la tierruca, una pieza muy intensa y potente, a la vez que alegre y bailable, y en la que se vio un gran ambiente en el escenario entre los músicos y los invitados.

Y de esta manera, mientras sonaba de fondo “Duermedela”, el tema que cerraba su anterior disco, a modo de outro, y entre los muchos aplausos de los allí congregados, concluía, tras dos horas sobre las tablas, este concierto muy festivo y divertido de unos Saurom que, además de regalarnos una buena colección de canciones míticas y muy bien interpretadas, nos trasmitieron muy buen rollo, haciendo que lográsemos olvidar los problemas de nuestro día a día y que disfrutásemos con su música.

Sin duda alguna, estamos antes una de esas bandas que debería tener mucha más popularidad de la que tienen, ya que son unos grandes músicos, que cuentan con una enorme colección de temas, la cual no hace nada más que crecer, logrando que en cada disco se queden un buen puñado de ellos entre los preferidos de sus seguidores, algo que pudimos observar esta noche, donde, sobre todo, se centraron en sus últimos trabajos y lograron que todos lo pasásemos muy bien.

Una gran velada, la que nos ofrecieron esta noche Saurom, logrando que, los que no los habíamos visto, lo disfrutásemos como algo muy especial, y, quienes ya lo habían hecho, rememorasen aquellas ocasiones, pero ahora en Cantabria; sin duda, una gran banda que no te debes perder ni en estudio ni, sobre todo, en directo.

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Con el último Cd en estudio de la banda en el bolsillo y tras despedirme de algunos de los presentes, me fui del Escenario Santander, cuya dirección sigue apostando por traer grupos difíciles de ver por estos lares, algo que les debemos agradecer, tras disfrutar de una velada realmente mágica y especial, en donde pudimos ver a gente de diferentes edades pasárselo muy bien, llevándome un gran recuerdo y esperando que Saurom vuelvan en poco tiempo por estas tierras.