Se va a leer mucho, demasiado, que este fue el primer concierto de Falling in Reverse en Madrid. Y eso, que veladamente critico, también lo estoy haciendo. Es tan obvio que no puede faltar. A mí me da igual. Sólo sé que desde 2017, desde que escuché “Coming Home”, tenía que vivir su directo. Porque muchas cosas en mi vida han cambiado en siete años, muchas pasiones se han apagado, pero este no, incluso ha aumentado tras esa barbaridad hecha disco llamada “Popular Monster”. Ahora, aunque las expectativas son un factor muy difícil de controlar, tal vez debería intentarlo.
Puntualidad soberbia de la de Sleep Theory, formación que arrancó las descargas. Aunque el público no era el suyo, este se mostró participativo ante las peticiones de la banda de brazos en alto y movimiento, pero tampoco se volcó mucho más.
Sleep Theory ofreció un show correcto, teniendo un sonido aceptable, con sus buenas dosis de energía, pero sin nada que pueda realmente destacar. Y no porque tuvieran el escenario recortado, porque en Vistalegre eso supone bastante más espacio que en muchísimas otras salas, simplemente no encontré nada que no haya visto decenas y decenas de veces antes. Además percibí cada parte de su actuación impostada.
Sleep Theory
Hollywood Undead tuvieron un sonido considerablemente peor. Sin embargo fue un show con muchísima más gracia. Vale que conjugar, al menos, tres vocalistas al mismo tiempo, que además van cambiando, te puede dar cierta ventaja, pero si a eso le sumas palmeras iluminadas... Claro, no hay nada que gane a una palmera. Salvo la de La Riviera. Y nunca es mal momento para quejarse la palmera de La Riviera.
Siendo totalmente estricto, Hollywood Undead tampoco es que hayan inventado nada en sus directos. Ni nada de lo anteriormente mencionado, ni las pelotas de playa lanzadas en “Everywhere I Go”, o subir un fan a tocar la guitarra con ellos en “Comin' In Hot”, pero todo se veía menos manido, más fresco.
Su gran ventaja fue su estilo, mucho más divertido, bailable… Era muy difícil no sumarse a la fiesta, no entregarse a saltar. ¿Que de repente metían un “Du Hast” de Rammstein sin venir a cuento? Se celebraba. ¿Que imitaban una escena de la infame Rock Star haciendo participar al público gritando “Stand up and shout”? Pues también. Aunque a mí sacar una bandera de España me parece hortera. No tiene nada que ver con tendencias políticas. Es un tema de que ya sé dónde estoy. Es como ese peloteo a una ciudad o comparar con la que han tocado el día anterior. Recurso extremadamente fácil.
Tocaba ahora cómo podía afectar el ambiente creado por Hollywood Undead a Falling in Reverse, con unos últimos discos, en su mayoría, muy serios, y el cambio podría ser excesivo.
Hollywood Undead
Lo que sí fue excesivo fue el tiempo de espera entre uno y otro, con más de media hora. Seguro que justificadísimo, a pesar de una puesta en escena de FIR que no pasará a los anales de la historia. Salida a las tablas con “Highway to hell” tras mostrarles viendo el gol de Iniesta tras bastidores (quizá es que no me gusta el fútbol, pero han pasado 14 años, podemos pasar página) y… Serios empezaron con “Prequel”, y daba igual lo poco movida que sea esa pieza, Vistalegre estaba a sus pies. Y si no, fuego y subida de revoluciones con “Zombified” para la siguiente.
Y qué decir del público. Un nivel de entrega que no bajaba en ningún momento. Moviendo brazos, saltando y por supuesto dejándose las gargantas cantando cada una de las canciones, nuevas o no.
Pero a decir verdad, a mí me dejó frío. Por más que no pudiera dejar de emocionarme con piezas como “Popular Monster” (creo que puede ser una canción muy especial para cualquier persona que ha pasado por episodios de depresión), Ronnie Radke se mantuvo en piloto automático todo el concierto. Andaba de un lado a otro del escenario con parsimonia. Lanzaba el micro al aire. Y repetía. Todo esto aderezado por los videoclips de las canciones que interpretaban proyectados detrás de ellos.
Las intervenciones entre canciones, vacías, sin nada interesante. Poco que destacar: la “Asshole cam” de “Just Like You”, rompiendo el esquema de los videoclips, o que se pusieran sombreros de vaquero en “All my Life” bailando un poco, poco, emulando ligeramente el videoclip. Y es que Ronnie apenas se desató, por decir algo, un poquito en los dos temas finales, “Ronald” y “Watch the World Burn”.
Lo que podía escuchar tras 14 canciones en aproximadamente hora y cuarto, eran comentarios de un público encantado, por lo que mis palabras, en realidad como siempre, son sólo un reflejo de lo que yo sentí, nada generalizado. Yo me quedo, con mucho, con la actuación de Hollywood Undead, y, tristemente, me pensaré dos veces volver a ver a Falling in Reverse.