Uno de los conciertos que tenía apuntado desde hacía muchos meses en mi agenda era el de la visita de Barón Rojo al Escenario Santander, el sábado 14 de diciembre, a los que se unirían los cántabros Tempvs, una cita muy esperada por los seguidores del Heavy Rock de la tierruca y aunque surgieron muchos y muy interesantes planes para ese día, seguí adelante con mi primera idea, ya que no siempre se tienen a una banda de este calibre enfrente.
El día era lluvioso y desapacible, lo que me hacía dudar sobre la afluencia de gente, unido a las dudas sobre el estado de la banda, pero, ni la lluvia, ni los recuerdos de anteriores conciertos más discretos, impidieron que la gente se acercase a un Escenario Santander que registró una gran presencia de público y a donde regresaba un par de semanas después de haberlo hecho por última vez.
Los encargados de abrir la noche fueron Tempvs, una banda que ha estado muy activa este año y a la que había visto ya un par de veces en este 2024, la última en Sarón, la cual se funda en el año 2013 como Tempvs Fugit, siendo su formación Néstor Cortés, voz y bajo, Enrique Venero, guitarra y coros, Jorge Madrazo, guitarra y coros, y Marta González, batería y coros, los cuales han publicado el Ep “Zero”, del 2018, y el disco “Deseo y electricidad”, de finales del pasado año.
Tempvs
Ya había mucha gente en primera fila esperando al cuarteto, que subió al escenario con una intro sonando de fondo, tomando posiciones delante de la batería de los Barón Rojo y pidiéndonos que levantásemos nuestros cuernos, comenzando su andadura con “Otra vez”, de su único disco, un tema que empezó lento y calmado, pero en el que luego metieron bien de caña, dejándonos un corte intenso, con unas muy buenas combinaciones de sonido y que concluyó con un buen solo de guitarra a cargo de Jorge.
No tenían tiempo que perder y continuaron con “Deseo y electricidad”, el tema que da nombre a su disco, pero que ya recogían en su Ep, el cual contó con ese eléctrico sonido de guitarra inicial, dejándonos un corte muy pegadizo y quedón, en el que, de nuevo, Jorge se lució y con el que consiguieron meternos en ambiente, para pasar a saludarnos y presentarse, siendo el turno de “Gato negro”, una pieza todavía no editada y que tuvo un comienzo muy machacón, pero que luego tuvo un ritmo quedón y un estribillo pegadizo, mostrándonos una canción con fuerza y con un buen solo de Jorge.
Regresaron a su único disco de larga duración para tocar el que lo abría, “Contrapolar”, un muy buen tema, que cuenta con ese inicio tan juguetón y que fue un corte muy celebrado y cantado, para seguir en el mismo trabajo con “Fuera de órbita”, con esos coros iniciales, una pieza muy movida y animada, con un buen solo de Jorge y que tuvo ese momento en que baja el ritmo, para que Marta se luzca, antes de recuperar la canción la intensidad previa y ser arropados por los coros de buena parte de los presentes y un buen solo de Enrique.
Tempvs
El último tema que tocarían esta noche de ese disco fue el que lo cerraba, “Ver, oír, callar”, el cual empezó con fuerza, pero con una voz calmada, para luego coger el corte más energía y contar con esa parte más machacona, además de disfrutar de una potente sección rítmica y un buen solo de Enrique, siendo enlazado por la batería con “La sonrisa del lobo”, una de sus piezas más emblemáticas, para la que contaron con un colaborador, mascara de lobo incluida, con ese sonido pegadizo y quedón, aunque luego cogió más contundencia, despidiéndose de todos nosotros tras estar sobre las tablas 35 minutos.
La gente de Tempvs nos regaló un muy buen concierto, muy intenso y breve, con la banda dándolo todo y ofreciendo una gran actuación, demostrando, una vez más, que tienen un gran futuro por delante y que van a dar mucho que hablar, algo que muchos ya habíamos podido constatar desde hace años, pero que, algunos otros, descubrirán esta noche, gracias a la posibilidad de tocar ante un público más numeroso.
Tempvs
Sin duda esta era una fecha que la banda tenía apuntada con letras doradas y supieron aprovechar la circunstancia y presentar el crowdfunding que tienen abierto, para poder sacar adelante su nuevo trabajo, “Cuatro lunas”, demostrando ser una formación con un gran sonido, en donde las canciones están por encima de lucimientos técnicos, aunque también hay tiempo para ello, y que cuentan con una gran colección de temas, que ya son muy conocidos dentro de la escena cántabra.
Si esta 2024 ha sido un año importante para Tempvs, el 2025 pinta mucho mejor y ha de ser el de consagración de una banda que, esta noche, demostró, una vez más, su enorme calidad.
El cambio entre grupo y grupo se me hizo más largo de lo habitual, pero al final llegó la actuación de una banda mitica y legendaria como es Barón Rojo, una formación que abrió el camino para que otras pudieran triunfar dentro y fuera del estado y cuyas visitas por nuestra tierruca han sido frecuentes en los últimos tiempos, aunque la anterior vez que los vi ya hacía 6 años.
Este grupo, que cumple 44 años de actividad ininterrumpida, repetía la misma formación de la anterior vez los vi, es decir, la compuesta por Carlos de Castro, voz y guitarra, Armando de Castro, guitarra y voz, José Luis Morán, bajo, y Rafa Díaz, batería, contando con una amplia discografía en estudio, integrada por los discos “Larga vida al rock and roll”, de 1981, “Volumen brutal”, de 1982, “Metalmorfosis”, de 1983, “En un lugar de la marcha”, de 1985, “Tierra de nadie”, de 1987, “No va más”, de 1988, “Obstinato”, de 1989, “Desafío”, de 1992, “Arma secreta”, de 1997, “20+”, del 2001, “Perversiones”, del 2003, “Ultimasmentes”, del 2006, y “Tommy Barón”, del 2012, discos en directos, recopilatorios y demás aparte.
Se apagaron las luces y pudimos ver, a modo de intro, un video en el que apreciábamos las andanzas del Barón Rojo en el campo de batalla, mientras iban subiendo los músicos y comenzaban su andadura con “Los desertores del rock”, tema que recogían en su ópera prima y que empezó con fuerza, ofreciéndonos un corte contundente y enérgico, que fue muy cantado y que contó con unas partes más aceleradas.
Barón Rojo
Tras saludarnos brevemente, saltaron hasta su disco de 1992, un trabajo, por cierto, que me parece muy infravalorado y que contenía aquel tema llamado “Noches de rock 'n' roll”, que era, precisamente, lo que allí íbamos a vivir, un corte que contó con ese ritmo tan contagioso, sonando muy potente y que lo disfrutamos mucho, ya que es poco habitual escucharlo en sus conciertos, para volver a su ópera prima con “El presidente”, cantada por Armando y confesando la lata que nos dan los susodichos gobernantes, una pieza con un sonido muy característico y un estribillo pegadizo, concluyendo la pieza con un machacón final.
Momento de viajar a 1983, cuando editaron su tercer trabajo, en donde estaba recogido “Tierra de vándalos”, con ese inicio tan contundente y cañero, notándose muchos problemas en la voz de Carlos, que no se oía, dejándonos un corte muy pegadizo y poderoso y que fue muy celebrado, pese a los problemas mencionados, para tocar aquel “Cueste lo que cueste”, que era uno de las composiciones inéditas que estaban recogidos en el recopilatorio de igual nombre y que editaron en 1999, una pieza que fue unida al anterior, la cual empezó guitarrera, siendo muy potente, coreada y celebrada, sonando con fuerza y haciéndonos corear y palmear en esta gran canción, que tuvo un gran solo de Armando y prolongando ese explosivo final.
Con un solo de guitarra a cargo de Armando, se inició “Caso perdido”, de su obra de 1985, un tema que empezó calmado, volviéndose luego muy eléctrico y potente, con el propio Armando a la voz y Carlos haciéndose cargo de la misma más adelante, antes de relajarse éste, pero sin perder la fuerza previa, dejándonos un gran corte, para no abandonar ese mismo trabajo, ya que llegaba “El baile de los malditos”, una pieza que comenzó de manera muy guitarrera y con fuerza, dejándonos con una canción muy contundente y enérgica.
Barón Rojo
Todavía más clásico es “Incomunicación”, el tema que abría su obra maestra de 1982, con ese juguetón inicio a cargo de Armando, un corte que fue muy celebrado y que sonó con mucha potencia, prolongando mucho su final, pero sonando genial, para continuar en ese mismo disco con “Hermano del rock & roll”, que tuvo un arranque guitarrero, con Armando a la voz, una canción muy pegadiza y haciéndonos cantar, dejándonos con una pieza muy disfrutada.
Continuamos en 1982 con “Las flores del mal”, que fue unido a la anterior con el sonido de la guitarra, un muy buen tema y muy esperado, que contó con un gran solo de Carlos, para retroceder a su ópera prima con la pieza que lo daba inicio, “Con botas sucias”, con la guitarra de Armando como nexo de unión, la cual tuvo ese comienzo tan conocido y que fue muy celebrada, parándose y contando con ese momento en que el bajo está en primer plano momentáneamente, para dar paso a ese duelo entre las dos guitarras y añadiéndole un fragmento de la mítica “Born to be wild”, de Steppenwolf, antes de recuperar dicha canción.
Al grito de “¿estáis ahí?”, todos sabíamos que llegaba el popular tema “Los rockeros van al infierno”, de su plástico de 1982, que contó con ese inicio tan mítico, un corte muy celebrado y cantado, que tuvo esos parones y momentos para el lucimiento de los músicos, además de interactuar con la gente, para dar paso a un gran solo de Armando y alargando el final del mismo, siendo unido con “Concierto para ellos”, compañera del anterior en dicho álbum, con dedicatoria incluida, una pieza con ese precioso arranque y en la que luego metieron bien de caña, dejándonos una gran canción, con fuerza y con muchas fotos de fallecidos rockeros en la pantalla que tenían detrás de la batería y que estuvo proyectando imágenes referidas a cada composición que tocaban.
Barón Rojo
Siempre he tenido predilección por el tema que daba nombre a su segundo disco, “Satánico plan (Volumen Brutal)”, que comenzaron con Armando luciéndose, tras haber cambiado de guitarra solo para éste y dando paso a un ritmo blues bailable, antes de toparnos con ese sonido inicial del conocido corte, cantado por todos los presentes y que tuvo un estribillo muy pegadizo, con Armando alargando el final del mismo y ser unido, por el sonido de la batería, con el comienzo de la maravillosa “Cuerdas de acero”, de su obra de 1985, una pieza que fue muy cantada y en la que nos dejaron corear el estribillo en solitario, dando paso a esas guitarras dobladas, que tanto lucen en dicha canción.
Unido a la anterior, comenzaba “Hijos de Caín”, el corte que cerraba ese mismo disco, el cual comenzó tranquilo, un tema que es muy conocido y coreado, parándose e incitándonos a cantar, antes de ese solo de Armando, una preciosa composición y que tuvo un prolongado final, para, sin casi parar, llevarnos a su segundo trabajo con la histórica “Resistiré”, que empezaron a toda velocidad, una pieza, lógicamente, muy cantada y celebrada, con esa parte en que nos dejaron corear en solitario, previamente a ese gran solo de Armando.
Tras la anterior se fueron brevemente del escenario, para regresar y tocar “Barón Rojo”, ese tema que cerraba su primer disco, con ese precioso y conocido inicio y con toda la gente dándolo todo, dejándonos un grandísimo corte, al que le prolongaron el final, para unirlo con “Son como hormigas”, de su segunda obra, una pieza muy bien tocada y que contó con un sonido potente.
Barón Rojo
Y aquello llegaba a su final y la anterior fue unida a “Siempre estás allí”, de su tercer disco, que comenzó con ese bello inicio, un tema que fue muy cantado y que tuvo un gran solo de Armando, dejándonos un emotivo y gran corte, que tuvo ese parón para recuperar la fuerza previa y es que no habrá final, como dice la canción, aunque, por esta noche, con esta pieza concluía su actuación, tras estar sobre las tablas algo más de dos horas.
Barón Rojo dieron un muy buen concierto y es que esta banda mítica nos deleitó repasando parte de esa gran colección de clásicos que poseen, además de otros temas no tan habituales, pero igual de conocidos, sonando de manera aplastante y dejando fuera cualquier atisbo de dudas, ya que el que tuvo retuvo, demostrando que musicalmente son una verdadera maravilla y la alternancia en las voces entre Carlos y Armando funciona muy bien para dar descanso a la voz del primero, que, por cierto, sonó bastante bien.
Quizás lo único que se les puede achacar es cierto estatismo sobre el escenario, salvo su bajista, que no paró quieto, pero también hay que tener en cuenta que estábamos a finales de año y son muchos conciertos encima, y, además, es una cosa sin importancia cuando escuchas clásico tras clásico y de manera más que brillante, como hicieron esta noche, centrándose en sus dos primeros discos, aunque sin descartar temas de otros trabajos.
Esperemos que no sea la última vez que veamos a los Barón Rojo por estas tierras y que nos brinden más noches inolvidables como esta.
De esta manera y tras despedirme de alguno de los presentes, me fui del Escenario Santander, donde pudimos vibrar con Tempvs, que dieron un gran concierto, en una noche muy especial para ellos, y de una leyenda como es Barón Rojo, que demostró que clase y calidad tiene para dar y tomar, le pese a quien les pesé, y con los que rejuvenecí 37 años, que fue cuando los empecé a seguir, y todo gracias, una vez más, a la dirección de esta sala que sigue apostando por el Hard Rock y el Heavy Metal.