El concierto de Alberttinny en la Sala But de Madrid el 21 de diciembre de 2024 fue una experiencia memorable, marcada por un aire de intimidad y conexión con el público. La despedida de Izal, un grupo en la cima de su popularidad dejó una sensación de vacío, pero también dio paso a nuevos caminos musicales. Mikel Izal, el líder, se proyectaba hacia el éxito individual, mientras que Alberttinny, con su propuesta más personal, buscaba recuperar esa esencia perdida en la fama.
Con “Kintsukuroi”, Alberttinny se lanzaba a la carretera para defender unos temas muy alejados de los que el extremeño hacía en Izal. Resulta complicado afrontar la cronica sin hacer comparaciones, tanto con Izal como con el proyecto de Mikel pero es que, realmente, cualquier parecido con otros tiempos es mera coincidencia, y es que incluso sobre el escenario la cercanía de Alberto hacía que pareciera como si todos los que estábamos en la Sala But asistiendo al concierto fuéramos sus amigos de toda la vida, algo que a buen seguro Alberto no sentía hace muchos años.
Alberttinny
Tenia claro que no iba a dejar de escuchar ni un tema de su álbum pero, iluso de mí, sí que esperaba un puñado de versiones para completar el setlist, y por qué no decirlo, alguna de su banda, pero no, Alberto tiene muy claro que no quiere ninguna comparación con el pasado, y, que queréis que os diga, me parece algo de mucho mérito, no querer aprovechar ese tirón dice mucho de la propuesta musical que nos ofrece Alberttinny, y es que además de “Kintsukuroi” lo único que pudimos escuchar fue “Pólvora en mis brazos”, un tema compuesto por él hace unos cuatro años que se ha quedado fuera del disco, y una versión, si, solo una, pero no una cualquiera, como nos comentó “quería hacer un tema que significara algo, que fuera especial” y el escogido fue “Abrazado a la tristeza” del proyecto Extrechinato y Tu, la tierra tira mucho.
Alberttinny
Alberto no estuvo solo en esta ultima cita del año, Maria, vocalista de la banda Mäbu, subió al escenario para hacer dúo en “Dulce memoria”, el otro cincuenta por cierto de Mäbu no se bajó del escenario ya que Txarlie Solano es el bajista de este proyecto, compartiendo tablas con David al teclado y las guitarras, y Alejandro Jordá a las baquetas.
Pero esa no fue la única colaboración especial de la noche, y es que cuando el concierto tocaba retirada, “Causas perdidas” volvía a reunir en el escenario a prácticamente la totalidad de Izal, Gato se hacia cargo de las cuatro cuerdas e Ivan se sentaba al teclado con el que para mí, puede que sea mi mente de salseo, lanzaban un mensaje de “el que quiera entender que entienda”, pero, ya os digo, seguramente sea que soy muy mal pensado.
Alberttinny
Todo esta muy medido, y aunque como fotógrafo me fastidiara mucho esos fogonazos lumínicos y la intimidad creada para cada tema, he de reconocer que el ambiente creado era mágico. La producción del espectáculo fue intencionadamente sobria, con un uso limitado de proyecciones que permitieron que la música y la lírica brillaran en su cruda sinceridad. A quien tenga dudas de la destreza vocal de Alberto les diría que se deje de prejuicios, la composición esta hecha a la medida de su tonalidad, suave y calidad.
En cualquier caso, lo peor del concierto fue su duración, y lo mejor fue que la duración del show hizo que nos quedáramos con ganas de mucho más, lo que significa que el tiempo pasa demasiado deprisa cuando te lo estas pasando bien. Alberttinny, con su estilo único, no busca complacer a todos, pero su música se puede definir como “La belleza de lo simple”, una frase que encapsula la esencia de su nuevo proyecto.