Regresaba al Escenario Santander por primera vez en este 2025 y tras, exactamente, 3 semanas sin hacerlo, y es que esta noche visitaban dicho local una de las bandas más grandes del rock estatal, como son los valencianos Los Zigarros, a los que había visto por última vez hacía algo más de un año y en ese mismo escenario, en la que, si mis cuentas no fallan, era su quinta visita a este espacio.
Para quien pudiera estar despistado, recordemos que la banda se crea a finales del 2011 y que está compuesta, desde entonces, por Ovidi Tormo, voz, guitarra y teclados, Álvaro Tormo, guitarra, Nacho Tamarit, bajo y coros, y Adrián Ribes, batería y coros, habiendo publicado ya los discos de estudio “Los Zigarros”, del 2013, “A todo que sí”, del 2016, “Apaga la radio”, del 2019, y “Acantilados”, del 2023, además de los directos “¿Qué demonios hago yo aquí?”, del 2020, y “Directo desde Estudio Uno”, del 2024.
Como era de esperar, habida cuenta del tirón que la banda tiene en todo el estado y también en Cantabria, la sala estaba llena hasta los topes, habiéndose vendido todas las entradas, con la gente ocupando las primeras posiciones nada más abrirse las puertas para no perderse ni un detalle de una actuación que empezaría apenas diez minutos después de la hora fijada.
La banda subió directamente al escenario sin intro ni nada y comenzaron su andadura con “Suena rock & roll”, de su segundo plástico, un tema muy guitarrero y veloz, sonando muy potentes y con un estribillo pegadizo, contando con ese momento en que el corte se relaja, pero que enseguida recupera la intensidad previa, siendo unido con “Mis amigos”, de su anterior disco, una pieza muy eléctrica y poderosa, en la que tocaron con fuerza, dejándonos una canción quedona y que fue muy coreada.
Los Zigarros
No querían perder tiempo, ni que se esfumase la intensidad de su velada, y continuaron con “Con sólo un movimiento”, también de su trabajo de hace 6 años, un tema muy potente y machacón, que tuvo un sonido juguetón y esos cambios de ritmo, para empezar el repaso a su actual obra con la pieza que le daba nombre, “Acantilados”, que se inició con ese sonido de batería y la voz de Ovidi, una canción muy pegadiza y movida, de las que se te quedan grabadas y te hacen bailar, aunque no quieras.
Tras saludarnos, continuaron con su actual disco y ese “Rock rápido”, un tema que tuvo un comienzo muy potente y cañero, mostrándonos un corte muy pegadizo y movido, que contó, además, con un gran solo de guitarra, para, sin parar, recordar su ópera prima con la pieza que la abría, es decir, “Cayendo por el agujero”, que tiene ese inicio tan conocido, una canción muy quedona y que tuvo un buen solo de guitarra, además de un sonido muy contagioso.
Unido con la anterior, llegaba “Odiar me gusta”, de su segundo trabajo, un tema que cuenta con un ritmo movido y animado, aunque también se relaja brevemente, antes de recuperar ese estribillo quedón, reiterando sus agradecimientos, para, después de preguntarnos qué tal estábamos y afirmar que ellos estaban genial, continuar con la pegadiza “Resaca”, del mismo álbum, una pieza que fue iniciada a capela, para luego meter toda la fuerza que la misma tiene, dejándonos una canción muy intensa, bailable y coreada.
Sin pausa alguna, continuaron con otro tema muy conocido como es “Voy a bailar encima de ti”, de su ópera prima, un corte muy intenso, potente y pegadizo, que sonó movido y con mucho ritmo, para, tras cambiar de guitarra Álvaro, continuar con “No pain, no gain”, de su actual obra, una pieza que comenzó con un sonido animado y contagioso, dejándonos con una canción muy quedona y bailable.
Ahora fue Ovidi el que cambió de guitarra antes de lanzarse a tocar ese “Aullando en el desierto”, que abría su presente lanzamiento de estudio, un tema que se inició con fuerza y que sonó poderosa, dejándonos un corte muy movido y que fue cantado por todos, tras el cual Ovidi abandonó la guitarra para sentarse a los teclados e interpretar “100.000 bolas de cristal”, compañera del anterior en ese mismo disco, que comenzó de manera juguetona y bailable, mostrándonos una canción con potencia y ritmo y en la que nos hicieron cantar.
Los Zigarros
Nos confesaron que ese día habían disfrutado de una gran jornada en Cantabria y en donde les habían hablado de una planta de biogás que quieren ubicar en Hazas de Cesto y que cuenta con una amplia oposición, mostrando la banda su apoyo para que ésta no se construya, siendo el momento de tocar “Cómo quisiera”, también de su actual trabajo, un tema que empezó calmado, pero con energía, dejándonos un corte muy pegadizo y movido, que fue muy coreado por la gente.
Tras un nuevo cambio de guitarra por parte de Álvaro, llegaba el momento de tocar “Por fin”, compañero del anterior en ese mismo trabajo y que se inició con el sonido de los teclados en solitario, para luego entrar el resto de los instrumentos para meter más fuerza a este tema, que sonó muy pegadizo y que fue muy celebrado, antes de retroceder a su anterior disco con “No sé lo que me pasa”, antes de la cual presentaron a los miembros de la banda y nos agradecieron el haber venido, una pieza muy quedona y con un ritmo constante y que fue prolongado para que los músicos demostrasen sus grandes cualidades, por si quedaba alguna duda.
Y el sonido de los teclados nos llevó a uno de los temas que siempre es muy esperado entre sus seguidores, “Desde que ya no eres mía”, de su ópera prima, el cual empezó más calmado de los que suele ser habitual, hasta que entraron el resto de instrumentos y tomaron la fuerza que el corte posee, siendo muy celebrado, como era previsto, tras el que Ovidi recuperó su guitarra y dejó el teclado y se lanzaron a tocar “A todo que sí”, la canción que abría y daba nombre a su segunda obra, avisándonos de que ya les quedaba poco de concierto, la cual contó con ese comienzo tan conocido y disfrutado, dejándonos una pieza con energía y un ritmo constante y que fue muy cantada.
Los Zigarros
Sin casi parar llegaba el turno de “Malas decisiones”, de su tercer disco, que contó con ese inicio guitarrero, un tema muy pegadizo y movido, que tuvo ese parón que sirvió para que la gente diese palmas, siendo unido por ese eléctrico comienzo de “Dispárame”, de su ópera prima, una canción muy celebrada y quedona y que contó con un estribillo contagioso y luego calmándose, aprovechando de nuevo los presentes para dar palmas, intercalando un fragmento del “My Sharona”, de The Knack, pasando a ese momento en que se lució Nacho, antes de recuperar la intensidad y que la pieza fuese teniendo cada vez más fuerza y haciéndonos mover la cabeza con la misma.
Tras ésta se fueron del escenario brevemente, ya que enseguida regresaron y lo hicieron para tocar el tema que daba nombre a su tercer trabajo, “Apaga la radio”, el cual comenzaron con fuerza y potencia, siendo un gran corte, que fue muy cantado y que sonó muy potente y machacón, para seguir con otra clásica, “Hablar, hablar, hablar...”, de su ópera prima, una pieza muy rápida y guitarrera, que fue muy coreada y que motivó la locura total entre los presentes, contando, además, con ese momento en que nos hicieron cantar el estribillo.
Muy directo fue el comienzo de otro tema emblemático de la banda, “Dentro de la ley”, de su segundo lanzamiento, siendo un corte que, lógicamente, fue muy coreado, contando con ese parte en que Ovidi se puso a tocar el teclado, relajando esta pegadiza composición, aunque enseguida recuperaron la intensidad, para despedirse, sin pausa alguna, con la compañera de la anterior en ese segundo disco, es decir, “¿Qué demonios hago yo aquí?”, que arrancó con un muy machacón inicio, una pieza muy celebrada y cantada y que tuvo un ritmo bailable y potente.
Los Zigarros
De esta manera y tras algo más de una hora y media sobre las tablas, concluía este gran concierto, muy intenso, de Los Zigarros, que demostraron que son una grandísima banda, que cuenta con una amplia legión de seguidores, los cuales se saben sus temas y los cantan con devoción, y es que no es para menos, a tenor de lo que, esta noche y prácticamente todas las veces que los he visto en vivo, que ya son unas cuantas, hemos vivido con la formación.
La calidad de sus músicos es algo que nadie puede cuestionar, ya que no hay nada más que descubrirla poniendo un poco la oreja, pero es que han sabido crear una amplísima colección de temas, algunos de los cuales sonaron esta noche, que son verdaderos himnos, incluso los de este último disco que, aunque costó algo más que fuera digerido por sus más incondicionales, al final ha calado y es que también saben arriesgar y hacerlo bien.
Esta noche pasó por el Escenario Santander la que, para muchos, es la mejor banda de rock and roll del estado y es que, con actuaciones como está, poco queda más que estar de acuerdo.
Tras despedirme de algunos de los presentes, me fui de la sala santanderina con la satisfacción de haber vivido y disfrutado de una gran noche de rock and roll, con este cuarteto valenciano, que sigue haciendo que su nombre sea cada más grande y que parece que no tienen límites, ya que su poder de convocatoria cada día es mayor y supongo que ya tendremos que ir a verlos aquí en Cantabria a espacios más grandes, pero, de momento, este viernes los disfrutamos en el Escenario Santander, que no para de traer grandes conciertos a nuestra tierruca.