El pasado sábado tuvimos la oportunidad de asistir a la segunda de las fechas que, hasta el momento, componen la gira 2025 de El Drogas, quien no contento con haber agotado todas las entradas del día anterior, agotó también éstas, haciendo presagiar que durante los próximos meses serán varias las salas que cuelguen el cartel de “Todo vendido”.

El lugar elegido fue la iglesia de San Vicente, ubicada en pleno centro histórico de la ciudad; que actualmente es sede del Círculo del Arte de Toledo y que, a primera vista se caracteriza por el ambiente acogedor que le otorga el ladrillo y la excepcional acústica propia de las construcciones destinadas a un uso litúrgico.

En torno a las 20:00 se abrieron las puertas y los varios centenares de personas que aguardaban pacientemente fueron completando todos los espacios disponibles dentro del recinto hasta conformar una suerte de mosaico multigeneracional de amantes del buen rock.

A las 20:30 una locución anunció el principio del espectáculo, invitando además a los asistentes a hacer el menor uso posible del móvil en beneficio del disfrute del concierto, pero a ver quién se resiste, dadas las condiciones, a intentar tirar alguna fotillo o grabar algún pequeño video…

A diferencia de otras ocasiones en las que el señor Villarreal había salido desde el principio al escenario como Tyson al ring en sus mejores tiempos, sí tuvimos un pequeño espacio de calentamiento compuesto por “Fue 24D… ¿y qué?” -de La Venganza de la Abuela- “Mientras arde tu país” -extraído del quíntuple álbum de 2019-  y “Come elefantes” -del disco Demasiado tonto en la corteza-.

Personalmente, he de decir que, después de haber cubierto varios conciertos de la gira conmemorativa del cuadragésimo aniversario de Barricada, echaba en falta escuchar canciones posteriores a esta época y, después de este arranque de concierto, no éramos pocos los que sin palabras expresamos cierta satisfacción por lo que estábamos presenciando, aunque sí es verdad que puede que al público en general le costara un poquito ponerse en marcha.

Bastaron los primeros acordes de “Problemas” para provocar un incendio que ya no se extinguiría hasta el final de la noche, pues los cuatro músicos que gobernaban el escenario se encargaban de alimentar permanentemente el fuego con canciones como “Peineta y mantilla”, “Víctima”, “Nada sin ti” o una interpretación de “Bahía de Pasaia” para la que El Drogas se sirvió de un megáfono.

Momento emocionalmente crítico fue el ecuador del concierto, compuesto por “Collar abandonado” y “Cordones de mimbre”, ambas pertenecientes a Demasiado tonto en la corteza y ambas con el Azlheimer como elemento central, tanto desde el punto de vista de la persona que lo padece como de las personas que cuidan a quien lo padece.

“La hora del carnaval”, “Ya podemos irnos” y “Debajo de aquel árbol” nos sirvieron para recomponernos y continuar el viaje que el de La Txantrea nos estaba ofreciendo por toda su trayectoria, siendo “Al salir la luz” la última de las composiciones de la etapa reciente que escucharíamos aquella noche, dejando paso a clásicos atemporales de Barricada, como “Por salir corriendo” y “Pon esa música de nuevo”; intercalando una versión del sempiterno “Frío”, de Alarma e incluyendo a modo de falsa despedida “Azulejo frío”, de Txarrena.

Pero si alguien pensaba que esto acababa aquí, debió llevarse una sorpresa enorme con el frenético bis conformado por “Sean bienvenidos”, “Lentejuelas” y una versión extendida de “En blanco y negro” durante la que no quedó quieto ni el apuntador; para continuar con “Esta es una noche de Rock and Roll”, “Todos mirando” y “Oveja negra”… y terminar a ritmo de “Esta noche no es para andar por estas calles”, tras la que se produjo una interminable ovación que parecía intentar evitar que aquello acabase.

En resumen, El Drogas, Txus, Flako y Nahia nos ofrecieron un delicioso menú degustación compuesto por 37 platos inmejorablemente escogidos y ordenados cuidadosamente para proporcionar una experiencia musical única, apoyados en un sonido y una escenografía en todo momento a la altura de las circunstancias y complementado por un público pasional y entregado que agradeció e implementó la energía transmitida por sus anfitriones.

Esperamos volver a verlos pronto y recomendamos asistir a cuantas fechas del cartel os sean posibles. No decepciona.