Último viernes del mes de octubre y regresaba, más de dos meses después de mi anterior visita, a la sala Niágara de Santander, ya que dicha noche iban a actuar, en este recinto, Altos Cargos y Reimon y Garfunkel, dos bandas cántabras que están dando mucho que hablar en los últimos meses dentro de la escena local.
Llegué con antelación, para poder comprobar que no íbamos a ser muchos los que nos congregaríamos en dicho local, demorándose un poco el comienzo de la velada con la esperanza de que aquello se animase, pero lo cierto es que no iba a mejorar mucho, aunque se vio a mucha gente de otras bandas entre los presentes, algo que siempre es de agradecer.
Los primeros en subirse al escenario fueron Altos Cargos, a los que había visto en directo apenas un mes antes, en la presentación de su primer disco, “Que le vamos a hacer”, una banda que, aunque se originó ya hace tiempo, se empezó a asentar a finales del 2022 y que está compuesta por Fer Palencia, voz, Mikel Marina, guitarra y coros, Víctor Zorrilla, bajo y coros, y Simón San Emeterio, batería.
Con esa intro que sirve de presentación a la banda, comenzaron su andadura, para iniciar propiamente su actuación con “Iceberg”, el tema que abre ese disco que iban a repasar en su integridad, un corte con un sonido contundente, además de ser pegadizo y cañero, el cual fue unido con “Tiempo después”, una pieza muy intensa y guitarrera, ofreciéndonos una canción con mucha energía y quedona, y en la que el bajo sonó con fuerza.
Altos Cargos
Sin dejar los temas recogidos en ese disco que nos venían presentando, llegaba el momento de “Terrible situación”, que se inició con ese juguetón sonido de guitarra, contando con un ritmo quedón y siendo un corte muy pegadizo, tras el que nos saludaron, para pasar a tocar la pieza que utilizan en los ensayos para probar, “El mundo necesita hombres objeto”, su versión de Loquillo, la cual empezó con fuerza, dejándonos con una canción muy movida y contagiosa.
Después de preguntarnos como estábamos, con positiva respuesta de la concurrencia, continuaron con más temas propios como ese “Al otro lado”, un corte que empezó con fuerza y que fue intensificándose después, contando con un estribillo quedón, para pasar a dedicar a sus compañeros de cartel “Nadie besa al perdedor”, de José Ignacio Lapido, la cual se inició con un ritmo inquietante, una pieza que fue endureciéndose y que tuvo un estribillo pegadizo, sonando de manera muy potente la base rítmica, con un buen sonido guitarra y con Fer dándolo todo, notándose que todos disfrutan con lo que tocan.
Altos Cargos
Regresaron a los temas de propia cosecha con “Plomo, criptonita y miel”, que fue presentado como un corte de amor, el cual empezó lento y pesado, pero que fue intensificándose en ese pegadizo estribillo, contando con un buen solo de Mikel, que, precisamente, cambió de guitarra, antes de tocar “Su fantasma”, una pieza que se inició con un sonido juguetón, pero que luego cogió más fuerza y potencia, teniendo un contagioso y quedón estribillo.
Volvieron a hacer una versión, en este caso del “Niña de papá", de los Pereza, un tema que empezó con una machacona batería, siendo un corte muy pegadizo, de esos que te enganchan y en donde disfrutamos de un buen solo de Mikel, para recuperar sus propias creaciones con “Aviones”, una canción que iniciaron cantando de golpe, mostrándonos una canción muy movida y quedona y que es de mis preferidas.
Turno para el tema que da nombre a su único disco, “Qué le vamos a hacer”, el cual comenzó con un sonidos guitarrero, siendo muy intenso y con aire rockero, ofreciéndonos un corte muy movido y pegadizo, y que sirvió para presentar a los miembros de la banda, contando con un bajo muy marcado, para, casi sin parar, ofrecernos su versión de la clásica “Tan fácil”, de Barricada, una canción que, como era de esperar, fue muy celebrada y cantada.
Altos Cargos
Comenzaron a despedirse, siendo el momento del corte que cierra su disco, “Majestad”, un tema que empezó con fuerza y contundencia, siendo muy pegadizo y coreable, para pasar a agradecer a la sala su trato y a la presentes nuestra asistencia, avisándonos de que iban a ser los “Ídolos” de nuestros hijos, una canción que sonó poderosa y que tuvo un brillante final.
De esta manera y después de estar sobre las tablas una hora, concluía este concierto, muy intenso y contundente, de unos Altos Cargos que metieron bien de tiza y demostraron que son una banda con una gran calidad musical y que saben ganarse a los presentes, que, aunque no fuésemos muchos, disfrutamos con lo que el cuarteto nos brindó sobre el escenario.
Y es que el grupo cuenta con una gran colección de temas que tienen gancho y que en directo ganan mucho, sobre todo por ese plus que sus músicos le dan en vivo, debido a la experiencia que todos aportan y a ese saber hacer sobre las tablas, logrando que no te pierdas un instante nada de lo que está pasando sobre el escenario, sin olvidar la exquisitez de las versiones tocadas.
Sin duda, Altos Cargos son una banda que van a seguir estando en boca de todos en los próximos tiempos y conciertos como éste no hacen nada más que refrendarlo; no te los pierdas en directo.
Tras un cambio rápido, teníamos sobre las tablas a Reimon y Garfunkel, un cuarteto al que había visto en directo al principio del verano y cuyo origen se remonta al 2023, estando compuesto por Ramón Caballero, guitarra y voz, Ricardo Mialdea, guitarra, Gustavo A. Gutiérrez, bajo, y Jorge Pandal, batería, los cuales han subido a redes unos cuantos temas, aunque no contemplan, al menos de momento, editarlos en formato físico.
También subieron al escenario con una intro, antes de comenzar su velada con “Circulen”, uno de los temas que tienen en redes y que cuenta con un sonido inicial guitarreo y potente, dejándonos con un corte muy quedón, para pasar a saludarnos y agradecer lo bien acompañados que estaban, continuando con “Somos” y es que somos los de abajo, aunque deberíamos ser los que nos comeríamos todo, una pieza que empezó con un buen sonido de guitarra, ofreciéndonos una canción muy pegadiza y constante.
Ramón, el líder del grupo, no quiso olvidar alguno de sus antiguos grupos, como fue el caso de Las Orejas del Lobo, de los que recuperaron “Asfalto”, como él mismo dijo, de cuando éramos más jóvenes, un clásico, que contó con un sonido juguetón, pasando a recordar que son una banda de canciones propias, aunque alguna versión caería, siendo el turno de “Gente”, una pieza que anunciaron como participativa, la cual comenzó con un buen sonido de guitarra y una potente batería, siendo muy movida y quedona.
Reimon y Garfunkel
Tras un cambio de guitarra, llegaba la primera versión de la noche, la del popular “Whisky en el bar”, que fue iniciado por una entrada grabada, un corte muy buen tocado y que sonó muy cañero, contando con un buen solo de Ricardo, para volver a las canciones propias con “Mala suerte”, de cuando piensas que nada puedo ir peor, la cual empezó con mucha fuerza, siendo una pieza muy intensa y potente.
Llegaba el momento de uno de los temas que ya habían subido a redes, “Lo que merecemos”, de esas personas que nos encontramos en la vida, ya sea para bien o para mal, el cual empezó con un sonido calmado y tranquilo, pero que luego fue cogiendo fuerza al llegar al estribillo, jugando con esos contrastes y dejándonos un gran solo de Ramón, para pasar a tocar “La misma canción”, sobre esa gente que siempre pone excusas para no apoyar, una pieza muy potente y movida, además de pegadiza y contundente.
Vacilaron sobre que iban a tocar un tema de un artista que estaba empezando, siendo la ocasión de “Viejos capos”, de Quique González, el cual comenzó de manera relajada, pero con intensidad, ofreciéndonos un corte pegadizo y que tuvo un buen sonido de guitarra final, pasando a recordarnos que no tenían discos y que las canciones estaban en las redes, como es el caso de “La espiral”, que era, por entonces, la más escuchada, una pieza con fuerza y potencia, que contó con unas guitarras contundentes y un buen solo de Ricardo.
Reimon y Garfunkel
Un tema que no habían tocado la otra vez que los vi era “Solo tú”, el cual comenzó con fuerza y potencia, un corte pegadizo, pero que tuvo ese momento en que se relaja y toma presencia la batería, antes de dar paso a un buen solo de guitarra de Ricardo, siendo el turno de la primera canción que subieron a redes, “La solución”, animándonos a cantarla, una pieza con una contundente batería, con mucha energía y que resultó quedona.
Nos anunciaron que les quedaban solamente dos y que no iban a hacer el paripé de irse y volver, brindando con nosotros, siendo el siguiente tema en sonar el clásico “Voy a mil”, de Olé Olé, no sin antes presentar a los miembros de la banda, agradeciendo la labor de los técnicos y a los miembros de los otros grupos presentes, un corte con fuerza e intensidad, además de muy pegadizo y coreado, volviendo a agradecernos nuestra acogida y despidiéndose con “El ojo del huracán”, una pieza que acababan de subir a redes, dejándonos una canción con energía y potencia, además de ser muy quedona.
Reimon y Garfunkel
De esta manera y tras estar sobre las tablas una hora y cuarto, concluía este muy buen concierto de Reimon y Garfunkel, una banda que sigue dando un soplo de aire fresco a la escena cántabra, con su sonido muy alejado de lo que suele ser habitual por estos lares, pero ejecutado por un conjunto de músicos de mucha calidad, algo que pudimos comprobar de nuevo esta noche.
Han sabido encontrar un sonido con muchos registros y sin ponerse límites, pero que, al mismo tiempo, tenga un estilo propio, creando temas que se quedan rápidamente y en donde combinan momentos intensos con otros más movidos, pero todo ello de manera coherente y que logra calar en quienes están escuchándolo, consiguiendo brillar todavía más en directo que en estudio.
No perdáis la ocasión de ver a Reimon y Garfunkel, una banda que está haciendo cosas muy interesantes y que has de disfrutar en directo.
Después de despedirme de los músicos de ambas formaciones y de algunos de los presentes, me fui de la Sala Niágara, tras haber pasado una gran velada, con las actuaciones de Altos Cargos y Reimon y Garfunkel, dos grupos que se han dado a conocer hace poco, pero que están integradas por músicos muy experimentados y con las ideas muy claras de cómo quieren sonar y haciéndolo, además, muy bien, como pudimos comprobar esta noche. Gracias a la sala y a las bandas por esta noche de buena música en vivo.