No es un concierto al uso, pero tampoco es un monólogo, tampoco una charla inspiradora, pero sí que lleva altos porcentajes de cada una, que hace de este show algo digno de ver y disfrutar.
Un domingo tan soleado después de varias semanas sin verlo, que por lo menos por el sur no estamos acostumbrados, invitaba a pasear más que a meterse en un teatro, pero una propuesta tan tentadora como la de Riki hizo que la sala se llenara bastante más de la mitad.
Las 7 de la tarde era la hora fijada en cartel, y así se cumplió, solo 9 minutos se hizo esperar Riki Rivera. La propuesta venía en formato de trío: batería, teclado y voz/guitarra.
Riki Rivera
La primera en sonar fue "toda mi gente viene conmigo" seguida de "Lo bien vivido", temas de su último disco: "Las que van al paraiso". La tercera canción "los niños de mi casa", que escribió para Siempre Así, sirvió para introducir como empezó en esto de la música, el siempre escribía canciones para otros artistas hasta que un día decidió, subirse y cantarlas el mismo. Tras esta siguieron "una vida entera" tema de su primer disco, "que nadie se queda sentao" y "por cada mirada" temas más recientes, lanzados en el último año.
Aunque entre canción y canción de todos los temas siempre hay mucha interacción con el público, tras esta primera parte, llego la parte de un monólogo más extenso, donde hace reflexionar al público sobre desprenderse de esos miedos que todos tenemos. Pide colaboración de varios asistentes para que le cuenten al menos un miedo cada uno, con la promesa de que al que se lo cuente, le hace una canción en directo. Dicho y hecho, 3 fueron los valientes que expresaron sus miedos y a los cuales Riki les improvisó un tema. Una auténtica virtud
Prosiguió con el propio tema "un miedo menos" terminando esta bonita interacción con el público. Siguieron "las que van al paraiso" que da nombre a su último disco, y "mis cuatro gatos" para la que se sirvió de una anécdota para presentarla: un día uno le escribió un tuit en el que le “espetaba” que para que seguía cantando si a sus conciertos iban cuatro gatos, a lo que el lejos de venirse abajo, decidió componerle este tema.
Riki Rivera
Ya encarando la recta final, "Aylé", Rumba de verano", "me perdí en Ikea" y la coreada "la lengua", que defiende orgullosamente nuestro acento andaluz.
Ya para poner el broche " un pequeño detalle" con la que la gente, a pesar de ser un concierto sentado, terminaron de soltarse y disfrutar dándolo todo. La verdad que pocos conciertos he visto con tanta conexión entre artista y público. Como el mismo denominó cada público son como familia, por esa unión que se crea tan especial. Síganlo, hace bailar, cantar, pero también pensar y reír en grandes dosis.