El último día de festival lo afronté en un mejorable estado físico y es que después de haberme pegado unas pocas horas de descanso en la cama, las cuales sinceramente me hacían mucha falta, y un buen almuerzo, uno vuelve a ser casi persona, pero recupera por completo las ganas de disfrutar plenamente de esta vida, llevando a cabo, con un mayor entusiasmo, lo que realmente más le gusta hacer en su tiempo de ocio.
Esta vez, si que llegue a tiempo para presenciar la primera actuación, que discurrió en el escenario “Ron Asheton Stage”, con unos músicos que cumplieron bien su misión, despertar al escaso público asistente con unos ritmos roqueros y bluseros, muy aptos para desinhibirse por completo, pero los allí asistentes aún no estaban por dicha labor y es que los síntomas de cansancio eran patentes en sus rostros.
Estoy hablando de los gasteiztarras Reverendo Parker, que hacía unas pocas semanas habían publicado su cuarto trabajo discográfico y quizás la mejor forma de darlo a conocer era presentándolo en un festival de tales características, aunque fuese actuando a esas horas tan intempestivas. Descargaron temas tales como “Rioja 'n' Roll”, “Me Voy Al Infierno”…, composiciones repletas de guitarras distorsionadas, acompañadas de unas letras irónicas y canallas. ¡Un buen inicio de jornada!
Reverendo Parker
Sin cambiar de ubicación y tras un corto periodo destinado para el cambio de instrumentos, le llegó el turno a Jonny Kaplan & The Lazy Stars, que maravilló al personal de una manera sencilla y concisa, con mucha complicidad y transmitiendo sus sensaciones, mientras iba interpretando con verdadero acierto los temas.
Tal es su abanico de estilos e influencias que sus directos se hacen muy amenos pero imprevisibles y es que muy difícil saber con ciencia exacta por donde van a discurrir. ¡30 minutos que se pasaron volando!
Todo lo contrario fue la actuación de Dan Auerbach (líder de The Black Keys), que muermo al personal con unas melodías afligidas y unos sonidos muy reiterativos. Sonaron entre otras, “Whispered Words”, “I Want Some More”….
Jonny Kaplan & The Lazy Stars
Vuelta a la carpa para quitarnos ese agridulce sabor, con el folk rock de Wowen Hand, grupo que consiguió hacer una demostración de sobriedad mientras daba un repaso por lo más destacado de su discografía, dejando al público satisfecho con una actuación que brilló más por su elegancia que por la fuerza.
Llamó mucho la atención que su líder, David Eugene Edwards permaneciese durante toda la actuación sentado, pero tal extraña peculiaridad no limito en absoluto para que se llevaran un merecido triunfo. ¡Convencieron sin duda a los presentes!
Wowen Hand
La cosa comenzó a ponerse entretenida con la banda australiana The New Christs, que aunque estuvo muy correcta en casi todo, no consiguió motivar mucho más al público.
Su carismático cantante Rob Younger (Ex Radio Birdman) fue cautivándonos poco a poco con su pasión, subliminal forma de entender el rock y unas melodías muy alegres, de unos sonidos bastante familiares para muchos, algunas que escuchamos fueron “On Top Of Me”; “Bonsoir A Vous”, pero sin lograr una respuesta muy efusiva por parte del respetable.
Una pena porque le pusieron mucho empeño. ¡Buenas canciones con un público que no terminó de arrancar!
The New Christs
No fue hasta la llegada de Mike Farris & The Roseland Rhythm Revue en donde el personal realmente se animó. Después de la majestuosa actuación en la virgen blanca, Mike Farris, el ex – cantante de Screaming Cheetah Wheelies, volvió a sacar su casta para corroborar su sensacional estado de forma, derrochando energía a raudales hasta dejarnos definitivamente exhaustos, con la boca abierta. ¡Que Fuerza, Dios mío!
Arropado nuevamente con una sesión de vientos y dos sensacionales coristas ejecutó un show mucho más intenso, de mayor adrenalina y con una energía divina, dejándose la piel en cada movimiento.
Cada vez más, su rostro iba reflejando un estado evidente de felicidad, debido al contemplar que su vitalidad y derroche físico iban a buen recaudo. “Sit Down”, May Don’t You Weep” sonaron pletóricas y una espontánea versión de Steve Wonder, “Isn´t She Lovely” puso la guinda al pastel.
Mike Farris & The Roseland Rhythm Revue
Tras una actuación tan enérgica y emocional era difícil que los siguientes, en salir a escena, nos mantuvieran en ese estado de felicidad y excitación. Pues lo lograron, los de Florida, Molly Hatchet, supieron meterse al público en el bolsillo, gracias a una buena combinación de sonidos sureños, con excelentes riffs de guitarra y buenas melodías, un Hard Rock de alta calidad.
Se trata de una banda veterana, de gran reconocimiento y que cuenta en sus filas con Phillip Wallace McCormack, un músico de gran hiperactividad, quien esa tarde estuvo muy sonriente durante toda la actuación.
Un entusiasmo que poco a poco fue contagiando a los allí asistentes, mientras presentaba algunos de los clásicos que han hecho a su banda un referente en su estilo, “Flirtin’ With Disaster”, "Whiskey Man", “Son Of The South” y un tributo a una de las grandes bandas de todos los tiempos, Lynyrd Skynyrd, “Freebird”, sin duda, fueron los momentos de mayor intensidad y entrega.
Molly Hatchet
Tanto los suecos The Soundtrack Of Our Lives y los estadounidenses Fun Lovin´Criminals pasaron bastante desapercibidos por gran parte del público. Además los últimos decepcionaron con creces, siendo en mi opinión el peor grupo de los tres días, debido a que se mostraron con muy poca motivación e indeferencia, además de llevar a cabo un repertorio bastante inadecuado y con numerosos parones entre tema y tema.
Destacar también la actitud un poco chulesca de su cantante, Huey, que no supo en ningún momento como encarrilar la actuación, y el sonido algo pésimo con el que contaron.
Lo mejor las versiones finales del “Foxy Lady” (Jimi Hendrix) y “Rock & Roll” (Led Zeppelin).
Antes de llevarnos este gran chasco, The Soundtrack Of Our Lives irrumpió en la carpa con unos sonidos mucho más clásicos, un rock setentero con algún que otro toque psicodélico y con claras influencias de grupos tales como “The Who”, “The Rolling Stones”….
The Soundtrack Of Our Lives
El plato fuerte de esta última jornada era Alice Cooper, el rey del shock rock, un músico indestructible, quien ha sobrevivido todas estas décadas en gran parte por ofrecer sorprendentes shows, llenos de teatralidad y dramatismo, logrando la mayoría de veces conmover y aterrorizar al público.
Se trata, sin duda alguna, de un genio creador de un espectáculo único, sabiendo fusionar con maestría el rock con el teatro. Tan brillante fue tal novedosa ocurrencia, que ha acabado siendo una gran influencia y referente para otras bandas, por citar Marilyn Manson, Wasp, Rob Zombie…
En Gasteiz se presento con su nuevo espectáculo “Alice Cooper's Theatre Of Death” y con una formación nueva, Damon Johnson y Keri Kelli, a las guitarras; Chuck Garric, el único superviviente, al bajo y Jimmy DeGrasso, en la batería, que dejaron también muestras de su gran talento y profesionalidad. Fueron dos horas memorables en las que el artista hizo un alarde de exhibición alucinante, dejando claro que es el número uno haciendo este tipo de espectáculos
Tras una demora de 30 minutos arranco la función de una manera faustuosa, unas sombras detrás de un gigantesco telón naranja iban adentrándonos y relatando el comienzo de la historia, como Alice Cooper luchaba con su piadoso hermano gemelo, el cual iba vestido de blanco, acabando la disputa con la muerte compasiva de éste por parte de la alma perversa de Alicia, quien después de dejarlo en el suelo, bajó por unas escaleras mientras iba interpretando el primer tema de la noche “It´s Hot Tonite”, para dar paso posteriormente a una serie de viejos clásicos, entre ellos "Under My Wheels" y "I'm Eighteen", ejecutados con una increíble fuerza y entrega, y siendo acompañados de unas grandiosas dotes interpretativas por parte del inconfundible maestro del terror.
Alice Cooper
Algunas de las canciones fueron representadas con sus habituales numeritos macabros, cumpliendo con lo que todo el mundo esperaba. En "Only Woman Bleed" irrumpía sobre el escenario una bailarina ensangrentada que acabaría siendo abofeteada y estrangulada por el mismo, para proseguir con “Dead Babies” en el que hace acto de presencia una madre con un carricoche bastante tétrico, que le desató a un más a la locura, matando primero al bebe e intentando lo mismo con ella, pero que no lo consiguió puesto que logró escapar de sus garras, con mucha valentía y acierto, en el último momento, para llamar rápidamente a unos enfermeros, quienes le colocaron una camisa de fuerza, mientras comenzaba a interpretar el "The Ballad Of Dwight Frye".
Pero el gran momentazo se vivió cuando las autoridades le condujeron a una gigantesca horca, en sus anteriores giras solía ser una guillotina pero para esta a preferido introducir tal novedad, y en donde se llevó a cabo la dura pena capital, tratándose de un realismo absoluto.
En los bises, más concretamente en “Elected” nuevo estilismo de Alice, ésta vez con una chistera, un traje blanco y un bastón, con el que fue explotando unos globos gigantescos, al son de la música.
Una potente “School’s out” y su clásico “Poison” fueron los últimos compases de una actuación que será recordaba como una de las mejores de esta edición. Al termino las opiniones eran bien distintas, unos les había parecido bastante floja y a otros magistral en todos los sentidos. Yo comparto la última y es que a pesar de que digan algunos de que esta acabado, ya me gustaría verles a ellos con esos tacos, dando el callo encima de un escenario, con esa entrega y nobleza.
Alice Cooper
Como el desmontaje escénico de Alice Cooper iba a ser bastante largo, los organizadores se vieron obligados a cambiar de ubicación la actuación de los británicos, Toy Dolls, que cerraron a lo grande esta novena edición, en el escenario Ron Asheton Stage, con su divertido punk rock y presentaciones la mar de graciosas.
Como siempre salieron a escena ataviados con sus típicos trajes de fiesta y sus estrafalarias gafas para hacernos bailar al ritmo de clásicos tales como "Doogie", "Nellie the elephant"…¡Un buen fin de fiesta!
Así se terminó mi paso por esta primera cita festivalera de este año. El balance ha sido positivo, una vez más me llevó un buen sabor de boca y ahora solo me queda los estupendos recuerdos de las actuaciones y vivencias vividas en el mismo, y esperar un añito para volver estar presente en tal insuperable ambiente. ¡Comienza la cuenta atrás!