Las giras son como los amores pasajeros, van y vienen con demasiada prisa y en la mayoría de las veces se acaban cuando comienza a primar una cierta rutina y monotonía. El viernes pasado 3 de septiembre en las fiestas de Trapagarán fuimos testigos de la finalización de una de ellas, la de los madrileños Hamlet, una gira intensa y fructífera, proporcionándoles un mayor reconocimiento de su grandeza y honestidad.
Supongo que les será difícil de olvidar por las grandes satisfacciones y sorpresas que les ha deparado, como fue el caso de ser invitados por los brasileños Sepultura en parte de su gira europea.
Su nuevo trabajo “La Puta y El Diablo”, era sin duda una auténtica prueba de fuego para el combo, se trataba del debut con el sello Roadrunner Records y la primera piedra por conquistar nuevos territorios, países en donde, ni por asomo, habían oído hablar de ellos. Firmes a sus planteamientos, volvían a sorprender a sus seguidores, en base a otra vuelta de tuerca, en esta ocasión un endurecimiento de su sonido, estratosférico e impensable, composiciones extremas y adictivas en las que han derrochado una mayor imaginación, talento e ilusión por continuar regentando la escena metalera nacional.
Una superior ostentación, de contundencia, con respecto a sus dos discos anteriores (Syberia y Pura Vida), lo suficiente como para saldar ese duro reto con una nota bien alta. Un público generacionalmente homogéneo y amante de los sonidos metaleros era el que se daba cita esa noche, la mayoría enterado de que era el último concierto de la banda durante un largo periodo.
Ciertos problemillas surgidos a lo largo de la actuación de los teloneros, Esne Beltza, provocaba una demora bastante importante en el arranque de la actuación de los madrileños, acrecentada posteriormente por la tardanza en el cambio de backline y correspondiente prueba de sonido, enfriando en exceso el ambiente, circunstancia muy determinante que impidió un mejor resultado en el cómputo global.
La buena descarga de intenciones y tremendo derroche físico exhibidas no lograban involucrar, por completo, a la audiencia, solamente a cierto sector del público, el más joven y fiel devoto de su música. ¡No siempre se puede brillar como uno quiere!
Hamlet
El primer tramo de la actuación fue como la seda, fueron entremezclando temas de sus anteriores trabajos “El Mejor Amigo De Nadie”, “Vivir Es Una Ilusión”, “Tu Medicina” , en algunos casos sacándolas incluso más provecho que en sus versiones de estudio. Molly arrebatador, como es habitual en él, recorriendo el escenario una y otra vez, y siempre al límite de sus posibilidades. Poco le duraba puesta su chaqueta, ya para la primera remisión a “La Puta y El Diablo” se había desecho de ella.
Me Llamó mucho la atención las escasas intervenciones por parte de éste hacia el público, algo inusual, aunque las que hubo fueron cordiales y elocuentes. “Como siempre un placer para Hamlet estar otra vez por aquí, bueno lo que significa el concierto de hoy, se puede decir que es el último concierto de la gira, Es un placer para nosotros terminar aquí en Euskadi. Gracias por todo este tiempo, toda esta gira ha sido para nosotros divertida, que es lo que debe ser y para vosotros también, para eso estamos aquí para pasarlo de puta madre”, éstas fueron las palabras que precedieron al “El Hábil Reino Del Desconcierto”, un tema de alta compenetración, en el que dieron rienda suelta a su rabia contenida.
Alberto Marín iba deleitándonos con espectaculares remolinos, mientras Molly pedía incesantemente la colaboración, levantando los brazos cuando llegaba el turno de uno de sus estribillos “Brazos En Alto y Rendición”.
“Denuncio A Dios” nos mostró la parte mas elaborada dentro de un repertorio demoledor, en su ejecución. Por supuesto que hay temas que jamas pueden ser movidos del directo y uno de ellos “Egoísmo” en donde dieron muestras de todo su poderío. Un clásico dentro de su repertorio, que volvió a calar hondo y profundo a todos los que les seguimos desde prácticamente sus inicios. El espectáculo de estos madrileños es la demostración pura de la fuerza y la contundencia, las primeras notas del “Irracional” volvía completamente loco a los de las primeras filas, que esa noche estaban a sus anchas, sin los típicos agobios y sin la necesidad de buscar algo de libertad para presenciar como dios manda un concierto de tales características.
Hamlet
La banda en la actualidad sigue en sus trece, parece como si los años no hubieran pasado, continúan manifestando una energía desatada sobre el escenario. Luis Tárraga supremo, con mucha vitalidad, su rostro denotaba que se lo estaba pasando realmente bien.
Como era de esperar su lema irreverente, claro y conciso “Jodido Facha” volvía a estremecer
a la multitud , con la misma sensación de cuando recibes un golpe en las partes nobles.
Como el tiempo se les echaba encima tuvieron que prescindir de ciertos clásicos como "Al Lado", "Para Toda Una Vida"..., optando por los cortes que siempre consiguen una reacción candente, “Dementes Cobardes”, “Antes y Después”, “En Mi Nombre”, “Imaginé”.
Aunque donde el sonido iba adquiriendo unas dimensiones perfectas era en la interpretación de sus nuevas composiciones, “Siete Historias Diferentes” y “Sacrificio”, en ésta última el hecho de que Alberto rompiese cuerda, no les limitó en absoluto para que pudieran vaciarse por completo. Incluso dicho guitarrista dio un ejemplo de profesionalidad, tocando todo el tema con la cuerda al aire, otros hubieran llamado a su técnico para que le cambiarán de guitarra.
Ambos temas sonaron de maravilla, no mostrando ningún tipo de decadencia. Se trataron de bofetadas directas a la cara. Ritmos absolutamente convincentes, de una dureza y energía inhumana.
Se retiraron con la sensación de que habían ofrecido su mejor cara aunque algo insatisfechos por la poca entrega del público pero la insistencia del mismo los hizo regresar de nuevo, para meter toda su fuerza por un tubo, con la aplastante “Limítate”, con la que cerraron su portentosa demostración,
de que no hay ninguna banda en nuestro país a la que se les pueda comparar.
Hamlet son únicos en su especie y mi deseo es que pueda volver a disfrutar de su talento en un concierto lo antes posible.