El gaztetxe de Kukutza (organizador del concierto) ofrece una comida a los grupos y allí nos encontramos por primera vez los que vamos a tocar. Todo va bien. Son casi las seis y ya ha oscurecido. La gente ha estado llegando durante todo el día. Vienen de todos los puntos del Estado y de Euskadi. También han llegado autobuses de distintos países europeos. ¡Es increíble! Los bares de las calles adyacentes a la plaza rebosan de gente.
Todo el mundo está contento. Empiezan a caer las primeras gotas de un sirimiri que no dará tregua durante casi todo el concierto, pero nadie parece notarlo.
Las crestas se mantienen en alto. El ambiente empieza a animarse con los primeros acordes de O Jarbanzo Negro. A ellos, por ser los primeros, les ha tocado probar sonido para todos. Controlamos el reloj porque el tiempo nos tiene controlados a nosotros. El permiso del ayuntamiento es hasta las once, luego se cortará la luz. Tenemos quince minutos por grupo. Hay que respetar esto para que podamos tocar todos. Todo empieza bien.