Hacer una crítica de un disco de Barricada no es nada fácil. Es como decirle a Tarantino que no te gusta una escena porque debería haber colocado la cámara en otra posición o coger un libro de Neruda y empezar a quejarte de que esto o aquello hubiera quedado mejor así o asá... Y a ver quien es el "majete" que le dice a Rosendo que el "Loco por incordiar" es un disco flojito o que debería haber quitado tal o cual canción...
 
Pues eso, que para un servidor se antoja harto difícil pillar a Dios por banda y plantarle en la cara las opiniones que uno tiene sobre la creación del mundo, por ponerlo más claro con una metáfora bíblica. Aún así, vamos a intentar destripar "Hombre mate hombre", por si algún despistado seguidor del grupo navarro aún no se ha hecho con el disco.
 
Lo primero que nos encontramos es una portada muy guapa, basada en el "Duelo a garrotazos" de Goya, cuadro que ya usaron Los Berrones y El Ultimo Ke Zierre como inspiración para el "Da-y fuerte" y el "Bulla", respectivamente. Dentro de la edición en digipack nos encontramos un libreto sencillo, con un diseño bastante currado a cargo de KB. Las fotos son de Lucía de Andrés; poca gente es capaz de reflejar el mundo con una cámara de fotos como ella lo hace.
 
Especialmente llamativo es un montaje de dos fotos superpuestas en las que salen los 4 componentes del grupo. También está muy bien el DVD, con más fotos y con el documental "Barrillava" (gran nombre para un DVD jeje), grabado el 13 de Diciembre de 2003 en el homenaje realizado a la banda en la localidad navarra de Villava. A más de uno se nos ha saltado alguna lagrimilla al verlo y recordar aquel mágico día...
 
Bueno, mejor vamos con lo musical, que no es bueno tampoco pasearse mucho por los cerros de Úbeda.
 
La primera impresión es que "Hombre mate hombre" es un disco que sigue la estela trazada por "Bésame" y que continúa una evolución que se empezó a esbozar en la época de "La araña"(1994) y que llegó a su máxima expresión con "Insolencia"(1996), sin duda el disco más incomprendido de Barricada. También se noto esa evolución en los proyectos paralelos de Alfredo ("In vitro") y el Drogas ("La venganza de la abuela").
 
Pero más allá de estos análisis superficiales nos enfrentamos a un disco que ya poco tiene que ver con "Insolencia", que es mucho más digerible que "Acción directa"(2000) y que suena más directo que "Bésame"(2002).
 
A pesar de seguir la línea de este último (y gran) trabajo, "HMH" no necesita tantas escuchas para apreciar su valor y para ser asimilado. Con una gran producción, un sonido más "sucio" y muchos menos arreglos que "Bésame", el disco parece transportarnos por momentos a la época de "Por instinto"(1991) o "Balas blancas"(1992), aunque se antoja complicado poder sacar un "En blanco y negro", un "Deja que esto no acabe nunca" o una "Oveja negra" de este disco.
 
Quizá esta homogeneidad es una de las grandes virtudes de este "HMH" y lo que lo hace un poco distinto al resto. No tiene la estructura de otros discos, con 3 o 4 grandes "singles" y 6 o 7 canciones que los acompañan. En este álbum encontramos un puñado de 8 o 9 buenas canciones (de 12 en total) donde no parece que sobre nada. Si acaso se puede echar en falta algún medio tiempo o alguna baladita de esas que se agradecen de vez en cuando. Este es quizá uno de los detalles que más claro dejan cuál es el carácter de este disco. Todas las canciones son directas y cañeras desde el principio hasta el final, excepto "Llévame de aquí", que tiene una "intro" más relajada y un matiz bastante distinto al resto de los temas.
 
Aunque estos juicios sólo puede (y debe) hacerlos el tiempo, es posible que pocos (o quizá ninguno) de los temas de "HMH" pasen a la historia entre las grandes y míticas "No hay tregua", "Rojo", "Okupación", "Animal caliente"... pero está claro que "Sean bienvenidos", "El sapo del cuento", "Tú con puñales", "Donde se rompe" o "Sofokao" sonaran durante mucho tiempo tanto en los conciertos del grupo navarro como en las cabezas de sus seguidores.
 
Precisamente esta última, "Sofokao", es el tema que abre el disco. Con un comienzo muy potente que a puede recordar a los OffSpring de la época del "Smash" y con un Drogas en estado puro, es un alegato en el que el bueno de Enrique nos habla de los efectos del paso del tiempo en el cuerpo y la mente. Aunque a más de uno le pueda sorprender, con esta canción los Barri nos piden un tiempo muerto. Curioso y cuanto menos paradójico oír esto de la boca de alguien que después de un concierto de dos horas y cuarto largas baja del escenario diciendo que se ha quedado con ganas de más y que justo se tiene que acabar el concierto "ahora estaba entrando en calor"... ¡a gusssssto la ostia, a gusto! ;)
 
El disco continúa con la antítesis de lo que nos cuenta esta canción: unos Barri con más ganas que nunca y con la frescura, la juventud y la ilusión de hace 20 años. Algunas canciones nos devuelven a una de las épocas más rabiosas y agresivas de la banda, la que va desde el "No hay tregua"(1986) al "Rojo"(1988). "Tú con puñales" recuerda a temas como "Abrir y cerrar", "Contra la pared" o "A toda velocidad". También ocurre algo parecido con "Menos que nada", una auténtica patada en la boca a todos aquellos que promueven o apoyan esos genocidios y esas guerras imperialistas a las que tristemente nos estamos acostumbrando mucho últimamente.
 
Una gran noticia que nos trae el disco es la vuelta de las melodías y el retorno de los solos de guitarra que tanto se habían echado en falta últimamente. Los ritmos de las nuevas canciones hacen muy difícil mantener el pie clavado en el suelo y los estribillos son muy pegadizos. Las letras van un poco más allá y dan una vuelta de tuerca, es posible que esa recientemente declarada pasión del Drogas por la poesía tenga algo que ver en ello.
 
Un aspecto de los que siempre llama la atención en los discos de Barricada es el de las voces. El Drogas sigue en su línea, es decir, comiéndose el mundo a cada frase que suelta. Su voz y la de Boni se acarician y se golpean con la misma facilidad, se aman y se desprecian en igual medida, el tono profundo y macarra de uno y la voz rabiosa y desgarrada del otro se funden en una conjunción perfecta. Los coros recuperan la fuerza y la agresividad de antaño.
 
En la modesta opinión de quien les escribe, lo mejor del disco son las segundas voces del Boni en los temas en los que el Drogas lleva la voz principal. Fragmentos como ese que dice "y salimos a buscar cobijo en la madrugada" de "Sean bienvenidos" son sencillamente bestiales y le ponen a uno el vello de punta. En este disco el Boni parece haber hecho resucitar esa rabia y esa fuerza con la que hace unos años era capaz de hacernos arrancar nuestra piel a tiras. Su voz obviamente no es la misma, pero él está mejor que nunca.
 
De Alfredo poco se puede decir, su labor con las guitarras, una vez más, roza la perfección. En "HMH" han vuelto los solos, los ritmos agresivos y esas guitarras afiladas que hacen de cada acorde una puñalada en el pecho.
 
Otro de los detalles a destacar es la grata sorpresa de Ibi a la batería. Aunque no sea tal la sorpresa puesto que ya lo habíamos comprobado en directo en la segunda mitad de la gira del "Bésame", el de Hernani ha dejado claro en el estudio que la formación navarra no echará de menos a Fernando y que el cambio ha sido para bien. Ibi es un batería más moderno, mete mucha más tralla en directo y, visto lo visto, también en el estudio. Si bien es cierto que Fernando cumplía bien su labor en el grupo, Ibi ha dado un pasito más y ha pasado de ser un mero acompañante a conseguir que se hable de él. Y eso en un grupo con tres puntas de lanza tan visibles como Boni, Alfredo y el Drogas no es una tarea nada fácil.
 
En fin, que parece ser que después de un "Bésame" que aupó de nuevo a los Barricada al sitio del que nunca debieron caerse, este "Hombre mate hombre" va a ser la confirmación de que los de la Txantrea siguen en lo más alto... El espíritu Barricada continúa a flor de piel y la pasión por el ruido está más viva que nunca, y que dure muchos años más.
 
Dejad que esto no acabe nunca...