Observando la carrocería exterior, al menos hay varias señales avisándonos que merece la pena descubrir las canciones de este cuarteto bilbaino, el título "Era", ya nos manda una bendición advirtiéndonos de un crucial paso en su camino trazado a campo abierto, un viable cambio estilístico importante que queda casi al descubierto al leer los créditos; empleo de programaciones y teclados, merced a la inestimable ayuda de Aritz Aranburu e Izkandar Rementeria, la parte electrónica de Split 77 y Raúl Lomas de Doctor Deseo, reforzando ese positivismo, fe y esperanza de vida que se desprenden en sus letras, sentimientos sanos que permitirán que nuestros sentimientos y pensamientos se encuentren en una misma sintonía, un perfecto funcionamiento del pensamiento como fuerza vital, dando como resultado un estado anímico feliz y placentero. En este disco asistimos a una cada vez mayor definición de los temas, llegándose a superar aquella sensación de tránsito sin peajes que se producía con la escucha de su primer trabajo "Zea Mays" (1998).
Sus ansias experimentales se mantienen siempre a raya y a juzgar por las acertadas melodías de "Ihes" o "Negua Joan Da Ta" no solo hay que darles crédito como buenos compositores, también como músicos poseedores de una aureola especial.
Cada tema está cuidadosamente adornado de matices y connotaciones emocionales o afectivas, desembocando en pasajes enérgicos y estribillos intensos que expresan un deseo de ser escuchados y el sentir sentimientos similares, incluso puede ser el caso que a alguien en particular se le parta el corazón por culpa de esa fascinante creatividad letristica, nacida prácticamente de una introspección en soledad.
Aunque su mayor debe son esos exquisitos y pulcros detalles musicales, que hacen que no pierdas su encanto ni te aburras a la primera de cambio, favoreciendo la escucha completa cada vez que sientas el deseo de profundizar en él, lo mejor es la frescura obtenida de las hermosas armonías vocales por parte de la explosiva Aiora Renteria y esa capacidad conjunta del cuarteto, de crear arreglos musicales más refinados y diversos en un tratamiento armónico especial, canciones que perduran, que convencen y enamoran; y que dotan a cualquier disco de una vida eterna de la que muy pocos pueden presumir.
La calidad de casi todos ellos es alta, incluso en algunos casos notable y sino que alguien me discuta que temas como "Era", llena de espléndidos pasajes stoner, la calidez melancólica omnipresente en "Bullareko Itogina", el emotivo homenaje al centro cultural de su barrio, Kukutza, con "Kukutza III" en el que colaboran diferentes artistas como Gorka de Berri Txarrak, Naroa de Amaiur y el grupo de rap Los Fenómenos De La Naturaleza y las salidas de tono más eléctricas en "Isolatutako Uhartean" no son grandes piezas del mejor para despertar los sentidos. Y es que su radio de acción alcanza un espectro que va desde el rock setentero (Grunge y Stoner) al post-rock, pasando por lagunas medio acústicas y guiños electrónicos teniendo como punto vital la voz que es sin duda en donde se encuentra uno de los elementos relevantes y representativos a la hora de encarar los temas.
Y es que por mucho que las formas cambien, esta vez interesantemente accesibles y con mucho fondo, alusiones a cosas de la vida cotidiana ; el paso de los años no es suficiente para desorientar el carácter imponente de Zea Mays, quienes siguen liberando tanta clase y elegancia como en otra época, verdaderos dueños de la realidad. Un discazo que les abre más las puertas a un esplendoroso futuro en una escena vasca que ya empieza a estar cargada de grandes nombres a tener en cuenta. Eso si, veremos si sus sueños se hacen realidad de una vez por todas.
P.D: En el videoclip "Negua Joan Da Eta" han integrado el lenguaje de signos con la ayuda de la psico-pedagoga y profesora Ainhoa Moiua que va cantando la canción mediante signos, con el fin de que las personas que no pueden oír tengan la oportunidad , por lo menos, de entender lo que dice la canción.