El metal nacional es un olla que empieza a hervir. El fuego que suministraba Hamlet, Soziedad Alkoholika, Narco o Ktulu ha sido reforzado estos últimos años por bandas de toda la península que están metiendo mucha más leña al mismo con el vivo designio de revitalizar notablemente la escena, eso sí, esquivando las mismas piedras en el camino que en su día sus predecesores tuvieron que sortear. La banda catalana Blaze Out se perfila como una de las propuestas más interesantes de cuantas tenemos actualmente en el panorama español, a la vez que abre el camino para todas las que puedan venir después. En su primer disco de larga duración hacen gala de toda una adrenalínica exhibición de recursos y declaración de intenciones en situar el metal de vanguardia nacional a la altura de otras producciones foráneas. Una obra que evoluciona a medida que van avanzando los temas, sin estar sujeto a ninguna etiqueta, concibiéndose como un pastiche progresivo especialmente diseñado para la sobrenatural técnica de los músicos, bases rítmicas que rompen con la obviedad y unos arreglos musicales ajustados y precisos que se amalgaman inexorablemente para dar corpulencia a los intricados cambios en su cadencia, inspirados algunos de ellos en las últimas tendencias del thrash así como en aquellos de construcción melódica.
Si bien, las canciones están algo pobladas de clichés y un número no menos elevado de citas a determinados pesos pesados del sector (Metallica, Killswitch Engage o Avenged Sevenfold), quien crea que por eso este disco de debut va a tratarse de un mal trabajo va a estar muy equivocado, pues pese al empleo de un vocabulario plenamente identificado con los cánones mandatarios del rock duro y regirse por esquemas del art metal y el heavy metal americano, hallamos un disco de canciones cien por cien disfrutables. Y es que con todo ese potencial, concentrado básicamente en la fuerza melódica, no hay objeción posible al definir al cuarteto como unos correctos artesanos de hacer metálico, bajo la convicción del que pisa un terreno de sobras conocido. De la distorsión, estilo Megadeth, en "Red Silence", mediante la ayuda sensacional de Edgar Beltri (Guitarrista de The Eyes), al ritmo guitarrero deslavazado y demoledor de "Bustin´Out", pasando por el cóctel matador de "Beast Against", de un sonido mucho más groove, la coriácea "S.I.N.S" y la casi camaleónica "Elixir", fieles compañeras contra la fatiga y el decaimiento diario, e incluso arriesgándose con un armazón distorsionado de parámetros clásicos, a cargo de un dueto vocal entre el propio Gerard Rigau y Armand Valeta, vocalista de ´77.
Un extraordinario nivel de detalle sonoro logrando que sus referencias no parezcan salidas de un molde y cuyo rebuscado acabado tampoco de facilidades al oyente almibarado, más bien, todo lo contrario, horas de deleite descubriendo las mil y una dimensiones que oculta este interesante "Headshot". Una gran riqueza argumental repleta de tonalidades distintas. ¡Un gran acierto!
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