A veces la música alcanza tal nivel de expresividad que sumerge al oyente en una sensación que llega a ponerle la carne de gallina, seguro que sabéis a lo que me refiero. Los riojanos Zenobia se han sacado de la chistera una obra de arte a apreciar, sonidos que erizan la epidermis y unas letras eminentemente existencialistas que nos empujan a buscar el horizonte de la libertad, en tomar conciencia de las atrocidades que se están cometiendo, ser capitanes de nuestra alma, dejando que nuestra luz interior brille en todo su esplendor, desterrando a aquellas personas contaminantes y evitando caer en la tentación de la avaricia o el narcisismo de sentirse superior a los demás.
Si por algo se ha caracterizado sus trabajos es por venir esculpidos por una vitola calidad y "Supernova" no está exento de ello. Virtuosismo y conceptualidad caminan de la mano de la compenetración, formando una nube alrededor de nuestras neuronas que nos conduce a un amplísima gama de sentimientos. Una amalgama sonora mucho más solida al haber añadido nuevos matices a sus cadencias características, inclinándose, algo más, hacia el heavy metal melódico. Las diferentes modulaciones que abarca el registro vocal de Jorge Berceo calman de textura una obra, que si bien ha decrecido en elementos orquestales, no ha perdido un ápice de su índole, apreciándose de inmediato como han trabajado esos pequeños detalles sonoros que dan categoría y peso a un disco destinado a clásico desde su salida. Un gusto sencillamente exquisito a la hora de construir canciones, modulaciones increíbles, estribillos coreables y una instrumentación muy elaborada, con apasionados solos de guitarra, junto a una fuerza que probablemente en directo las haga convertirse en cañonazos.
En lo musical puedes llevarte la impresión cuando empiezas a escuchar el disco de que se trata de la continuación lógica de la senda que venían siguiendo, en "Borraré Tu Nombre", "La Última Vez" , cortes de power metal melódico, en toda regla, con su consiguiente dosis de existencialismo y un gran estribillo para ser cantado por todo el mundo, siguiendo una línea perfectamente definida y homogénea, no sólo en lo que confiere a lo instrumental, sino también a las líneas vocales, sin embargo, algunas de ellas esconden una increíble riqueza musical en las bases y delicadeza musical que proporcionan un punto de versatilidad cautivadora, otorgándole también vida propia. Una riada de arreglos que te mantienen atento a cada escucha, elegancia a cargo de reminiscencias ochenteras, "Concédeme Un Vida" y "Recuérdame", cadencias lentas en las que Jorge explota sus grandes recursos vocales, melodías muy sentimentales no propensas para que las escuchen personas con una personalidad débil porque alguno puede acabar destrozado; y la confrontación entre la vapuleadoras baterías de un sublime Javi y los espectaculares acordes de quinta de Victor De Andrés, sin renunciar a su escuela clásica, "La Fiebre Del Oro", "El Sueño De Un Loco", "Una De Piratas", en esta última aportando su granito de arena Oscar de Lujuria, en las voces.
Un disco muy completo en el que al lado de esa personalidad ya consolidada hay infinidad de matices y elementos que revelan a unos Zenobia abiertos a seguir creciendo musicalmente, todo ello destinado a satisfacer a un público cada vez más amplio y que tendrá en el paso del tiempo a un gran aliado.